Bali puede ser la isla más fácil para viajar por Indonesia, tan fácil que ni siquiera parecería ser parte de este país, pero también es una de las más difíciles para “eliminar fronteras”. Como te dijimos en el posteo anterior, estuvimos a punto de esquivarla a causa de todos los preconceptos que teníamos, pero decidimos darle una oportunidad (de eso se trata el proyecto, ¿no?). Entonces, qué mejor que empezar por la cara maquillada de Bali, esa que está lista para complacer a todos los turistas: el Sur –y Ubud-. Sí, geográficamente Ubud no está en el Sur, pero turísticamente podríamos incluirlo en la misma bolsa. Pero de eso vamos a hablar en el próximo posteo. Un poco cansados de ver a esa Bali que tiene que arreglarse antes de salir a recibir a las visitas, agarramos un mapa y decidimos ir más allá, a donde pudiésemos engancharla en pijama y con medias agujereadas. Buscamos en Couchsurfing y encontramos un chico que nos quería alojar en su pueblo al pie del volcán Agung, y rodeado por terrazas de arroz. Por supuesto que aceptamos, pero como era muy lejos para hacer el tramo desde Ubud a Desa Macang (el pueblito de nuestro nuevo amigo) en un solo día de autostop, tuvimos la brillante idea de frenar unos días en Kedisan, desde donde podríamos ascender al Volcán Batur. O bueno al menos eso pensábamos…
Kedisan es uno de esos pueblos a los pies de un volcán todavía activo que te hace preguntar por qué hay gente viviendo acá. Un día al volcán se le ocurre erupcionar y el pueblo completo queda bajo lava y cenizas como ya pasó miles de veces a lo largo de la historia, y en especial en la historia de Indonesia, pero a ninguno de sus habitantes se les ocurre pensar en eso. Buscamos alojamiento, nos bañamos y ya es la hora de cenar, o ya es hora para nuestros nuevos hábitos de cenar a las 6 pm. Caminamos por la calle que está separada del lago Batur por plantaciones de choclo, repollo y lechuga y nos sentamos a comer un nasi goreng telur (arroz frito con huevo), qué raro.
Al día siguiente volvería la peor cara de Indonesia, la que hizo que no quisiéramos volver después de irnos la primera vez, la de los chantas y mafiosos del turismo. No la de los timos menores, sino la de la agresión.
No hay regla escrita que diga que no se puede escalar el volcán Batur sin guía, pero el clan de los guías lo hicieron regla a fuerza de violencia. Cualquier turista que quiera hacer el simple ascenso por su cuenta tendrá que enfrentarse con estos e, inevitable, saldrá perdiendo. No sabíamos que era tan extremo, por eso fuimos a hacer la caminata de todos modos sin intención alguna de ir acompañados de alguno de estos “guías oficiales”. Cuando llegamos nos indican la dirección en la que teníamos que ir, pero parece que alguno se dio cuenta de lo que estábamos por hacer. “Hey, you have to register!”. Bueno –pensamos-, tal vez sí sea necesario registrarse. Vamos a la “oficina” de guías, donde nos miran con cara de qué quieren acá. “Do you want a guide?” nos dice el gordo que estaba reclinado plácidamente en su silla. Le dijimos que no y nos fuimos. Parecía que podríamos hacerlo sin guía y que los comentarios que habíamos leído de otros viajeros tal vez hayan sido exagerados, viejos o justo hubo alguno que hoy no estaba y se volvió agresivo. Caminamos en dirección al volcán, hasta que uno de los guías se cruza desesperadamente en nuestro camino y nos empuja para atrás antes de empezar a gritar “HEY, WHERE ARE YOU GOIN’… ARE YOU TERRORIST?”. Nunca pensamos que teníamos cara de terroristas, pero si muchos tienen el prejuicio de que todo musulmán es terrorista, ellos tranquilamente pueden tener el prejuicio de que cualquier extranjero en Indonesia atenta contra la seguridad nacional. “YOU NEED A GUIDE, YOU CANNOT GO WITHOUT A GUIDE!!!”. Le dijimos que ya habíamos estado acá años atrás y que no hay obligación de un guía. Algunos más nos rodean y el que intenta atemorizarnos sigue gritando. Un nene de unos 10 años llega poniendo cara de mafioso y riendo, ya es uno más del sistema desde temprana edad. “RESPECT THE RULES, I WILL CALL THE POLICE… YOU GO BACK… YOU CAN GO THERE, THERE, BUT NOT HERE –señalando al cónico Batur-… YOU CAN TALK TO OUR BOSS”. El jefe era el gordo de la “oficina” quien anteriormente nos había dicho que teníamos que registrarnos sólo si queríamos un guía. No esperábamos que se pusiera de nuestro lado, obviamente, pero fuimos a escuchar qué historia tenía para inventarnos. “I think you understand English, what they are trying to explain you is…” lo interrumpimos para dejarle en claro que nadie intentó explicarnos nada, fueron gritos todo el tiempo. Con tono de chanta pero intentando aparentar profesional y comprensivo continúa “nobody can climb the volcano, only locals… and not even locals, only sometimes, because this is a holy place, and you need a guide”. Aaaah, claaaro, “lugar sagrado”… tal vez se habían dado cuenta de que Dani está indispuesta y una mujer en período es considerada impura en el hinduismo. Mmmm, no, lo de holy place sonó demasiado trucho como excusa, pero indispuesta o no ya no había forma de pasar esa barrera de 5 o 6 mafiosos y un proyecto de mafioso, simplemente no nos iban a dejar.
Así nos fuimos, habiéndonos despertado 4:30 am con la ilusa esperanza de que yendo un poco más tarde del horario que la mayoría comienza esquivaríamos a los guías. Teníamos todo el día por delante, y no íbamos a dejar que esto nos amargase. Es más, ni siquiera estábamos seguros de que queríamos subir, en definitiva no es el primer volcán que vemos o que hubiésemos subido, y tampoco es que hablamos de un fenómeno único como el volcán Yasur de Vanuatu. Era uno más, si lo subíamos bien, y si no, teníamos otras cosas para hacer. Como por ejemplo volver al hotel y pedir si nos podían preparar un té porque en nuestro desayuno take away (se suponía que estaríamos sentados en la cima hasta pasada la hora del desayuno) nos perdimos la infusión. Otro gran plan fue el de caminar por la calle que circunda el lago Batur. Acá también somos carne de cañón, no podemos hacer cinco metros seguidos sin escuchar un “do you need transport? Eh, where you goin’!? Cold driiiiinks? What do you want!? Food???”, y lo que se les ocurra que nos pueda hacer gastar plata. Un turista caminando es como una fuente de oro para ellos, y no pueden resistirse a la desesperante tentación de atacarlo con algún producto o servicio. Y cuando el turista no quiere gastar en un sarong o en comerse un nasi goreng simplemente porque en ese momento no tiene hambre, les sube la bilirrubina a la cabeza y gritan hasta que el turista se va fuera de su rango y entra en el rango del próximo vendedor, quien continuará con la cadena. Así es la caminata, sin bruscos ofrecimientos solamente cuando no hay nadie alrededor. Si alguien te saluda en lugares como éste es porque después del hello le va a seguir un do you need transport?
Dani se queda sentada por el camino, yo sigo por un par de kilómetros más. Una moto se frena a mi lado y me hace la pregunta de rigor “where do you go?”. Una pregunta que para los indonesios es de lo más común, que tiene el mismo efecto que el cómo estás para nosotros cuando encontrás a alguien por la calle. Pero claro que tratándose de esta pregunta a un turista no tiene la misma connotación amistosa. “Jalan jalan” (caminando sin rumbo) le digo, una respuesta que casi todos dan a esa pregunta. Me da la mano y me pregunta mi nombre. Se presenta como Eddy, un nombre no muy indonesio que digamos, y empieza con el interrogatorio mientras yo camino para adelante. De dónde sos, dónde te estás quedando, hace cuánto que estás en Bali, cuántos días vas a estar en Kedisan, qué gusto tiene la sal… cada tanto me vuelve a dar la mano llamándome my friend. Con esto intentan hacer sentir al turista inocente que ya crearon una relación con él y deberían contratar el servicio de su nuevo amigo. Mi nuevo amigo tenía un plan para mí… “Ok -empieza, como que lo que estaba por decir no tenía derecho a réplica– you sit here and we go to the temple, because it is far and you cannot walk” . Le agradezco pero le digo que prefiero caminar para sacar fotos, y que no importa que ese templo que él menciona sea lejos porque ni siquiera sabía que existía. Mejor yo sigo caminando porque me gusta y el sigue su camino. “No, no podés caminar al templo, es muy lejos. Subí en la moto y te llevo… frenamos, sacás fotos, seguimos, frenamos…” . En el país ideal éste sería un amistoso local que tuve la suerte de cruzarme y lo que busca es ofrecerse a mostrarme su cultura y los sitios de su pueblo que lo llenan de orgullo, pero eso sería en el caso ideal, no en Indonesia y mucho menos en Kedisan. Me sigo moviendo y mi insoportable nuevo amigo viene atrás insistiendo en la imperiosa necesidad que yo tenía de dejar de caminar y subirme a su moto. Finalmente se termina yendo y a mi vuelta me entero que también se frenó a hacerle las mismas preguntas y ofrecerle los mismos servicios a Dani. Tal vez Eddy sufría de una profunda soledad y sólo buscaba nuevos amigos, si ese era el caso nosotros no queríamos ser sus laderos.
Este es un típico pueblo de Indonesia que genera gran parte de sus ingresos gracias al turismo pero que no tiene la educación para darse cuenta que con sus actitudes lo único que logran es malestar e incomodidad a sus visitantes. Intentamos explicarle al jefe de los “guías” que de esta manera los turistas dejarían de venir y nos respondió que cada año son más los turistas que vienen, que lo que decimos no tenía sentido. Lo mismo pasó con dos suizas que conocimos esa noche en un warung (puesto de comida) del mercado, comiendo los nasi gorengs más fomes –como dirían nuestros amigos chilenos- desde hace tiempo. Intentaron subir el volcán sin guía pero las echaron violentamente. No importa si son dos chicas solas, una pareja o ancianos, la violencia aplica para todos sin discriminación de edad, sexo o religión. Si en algún momento estas chicas hubiesen pensado en contratar un guía, después de estos ataques no había forma de que tuviesen ganas. Encima de todo les pidieron 600.000 por el ascenso de cinco horas (¡¡unos USD 55!!)… ah, pero llevan un huevo para cocinarlo en el suelo del hirviente volcán. Esta falta de educación la notamos con la señora que atiende el warung del nasi goreng aburrido. Al pasar un rato en su negocio descubrimos una persona muy simpática y amable, hasta nos regaló una naranja a cada uno de postre. Pero cuando un micro de turistas llega es una de las que va corriendo a presionar para que le compren lo que sea que vende, que básicamente es lo mismo que todas las demás están vendiendo en la misma canasta de plástico. Los turistas, mayoritariamente locales, al bajar del micro se ven atacados por cinco o seis vendedoras que les hacen marca personal y los persiguen en lo que debía ser su paseo, y esto no es por unos minutos, sino que se van a pegar a ellos hasta que les compren o se vayan. Hablando con la señora de la canasta de plástico nos cuenta que el warung y los suvenires, sumado a la pesca diaria de su marido, comprenden todos sus ingresos y que depende de lo que pueda venderle a los turistas para sobrevivir. Le dimos nuestro punto de vista, explicándole que ningún visitante se sentía cómodo con tanta presión, pero no pareció estar de acuerdo.
Estas agresiones a turistas generaron la mala reputación de otro de los pueblos del lago Batur, Trunyan. En este pueblo hay un cementerio donde los cuerpos no son enterrados en ataúdes, ni cremados, ni momificados, ni crucificados. Así como los zoroástricos, dejan los cuerpos al aire libre para que sean consumidos por la naturaleza. Esta práctica atrajo la curiosidad (o morbo) de muchos extranjeros y de a poco el turismo se convirtió en una importante fuente de ingreso para Trunyan. Un día, a algunos genios del pueblo se les ocurrió la idea de que podrían sacar más plata de los millonarios turistas si no los dejaban llegar más por la ruta a su pueblo, sino que los obligarían a pagar por un bote desde Kedisan y además pagar una entrada al cementerio si querían ver este fenómeno. Cada turista que llegaba por la lógica ruta era mandado de vuelta, así como los “guías” mandan de vuelta a todo el que quiera subir el volcán Batur de manera independiente. En otro momento de inspiración, a los boteros se les ocurrió que podían acordar un precio con sus clientes, pero a mitad de camino reclamar más plata, de caso contrario se negarían a llevarlos y el turista perdería lo ya pagado. Pero hubo un día que los turistas dejaron de visitar Trunyan, la mala fama de este pueblo se dispersó y ya nadie más se interesa en su cementerio. Los genios locales que pensaron tener la fórmula para obtener el máximo beneficio de los extranjeros se dieron cuenta de que algo estaba fallando, pero ¿qué podría ser? El cementerio sigue estando, los cuerpos descomponiéndose también y seguimos en la misma inspiradora ubicación frente a un volcán activo que siempre estuvimos. “Che…-pensó uno- ¿no se habrán enojado por eso de pedirles más plata a mitad de camino?”. “¿Te parece, Mario?”, dijo otro. “Pero no se pueden enojar todos los turistas, si tienen plata, para ellos no es nada”, continuó. “No sé, yo mejor dejaría de hacerlo” dijo el primero. Así es que Trunyan está tratando de cambiar su vil reputación, pero parece demasiado tarde, como dicen por ahí “hazte la fama y échate a dormir”. Pero no lo hagas abajo de un volcán, porque te podés quemar.
Este ejemplo que sucedió a pocos kilómetros no parece servirles como lección a los habitantes de Kedisan. “Cada año vienen más y más turistas, lo que ustedes dicen no tiene sentido”. Pero en las guías de viaje y en internet ya son varios los que advierten sobre la agresividad de esta gente. Un día, varias experiencias como la nuestra y la de las suizas harán que los turistas simplemente saquen Batur de sus itinerarios, como pasó con otros lugares en Bali (el templo Besakih por nombrar un ejemplo más). Los hoteles quedarán vacíos, la simpática dueña del warung no tendrá a quién perseguir con su canasta de plástico y la mafia de los guías se quedará de brazos cruzados (y con el huevo en la mano) preguntándose qué pasó.
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Hola.
Este verano hemos estado mi marido y yo de viaje a Bali. Todo el mundo habla de lo maravillosa que es esta isla pero nadie te explica que existen algunas gentes un tanto mafiasos alrededor de algunas zonas turísticas…
Uno de los días que nos alojamos en ubud decidimos pagar a un chofer privado (nada barato) para que nos acercará a los templos Besakih, Tirta gangga y Lempuyang.
Al llegar al parquing de Besakih una chica de un puesto ambulante nos ofreció un sarong diciéndonos «you need a sarong to enter The temple». Habiamos leído algunos blogs sobre viajes a Bali, en ellos advertían que los vendedores ambulantes que hay antes de entrar en algunos de ellos te ofrecen comprar sarongs pero que no son necesarios porque en la mayoria te prestan uno al entrar. Por este motivo no lo compramos y efectivamente nos dejaron uno desdespués de pagar la entrada.
Al llegar a Lempuyang el chofer nos dejo en un parquing. Nos dijo que el no podía continuar el camino (no emtendiamos por qué…) y que teníamos que subir en una furgoneta (pagando 20.000 IDR por persona y traycto claro…) que nos llevaría a la entrada del templo. Ya nos pareció algo raro porque personas locales que llevaban ofrendas subían con sus vehículos sin parar en el parquing ni subirse en camionetas…
Pensamos que pagando la camioneta quizás nos darían algún tiquet oficial de entrada al templo.
Nos subimos en la parte posterior de una camioneta donde los asientos eran bancos de madera (que perfectamente podían ser el mobiliario de un jardín). Los bancos estaban atados con cuerdas a la camioneta… muy oficiales no parecen.
Después de una pronunciada subida con curvas por la montaña llegamos a un pequeño terraplén. Nos pararon en frente de una taquilla. Volvimos a pensar que ahí nos venderían la entradas… Que ingenuos. Preguntamos por las entradas y la mujer de la taquilla puso cara rara. Un hombre vestido de blanco que había detrás nuestro comenzó a decir «you have to Pay the sarong». Parecía entonces una taquilla para pagar un sarong. Como nos habia pasado en el templo previo, pensábamos quese trataba de una artimaña más para vendernos un sarong, por lo que nos fuimos dirección al templo sin hacerles caso, pensando que en el templo ya nos dejarían uno al pagar la entrada.
Empezamos a subir andando la cuesta que lleva al templo de Lempuyang. Cuando llegamos llegamos a la entrada y vimos que no había taquillas ni sarongs nos extrañó. Nos quedamos quietos frente a la entrada buscando si podíamos comprar a alguien un sarong (o si por el contrario tendriamos que bajar a la taquilla del terraplén y finalmente pagarles el sarong a ellos).
En ese momento el señor de blanco apareció en moto y en un tono poco amistoso nos invitó a bajar la cuesta.
Bajamos fibalmente con la idea de pagarle a él el sarong (no teníamos alternativa).
Al llegar abajo el mismo señor nos dijo que habíamos sido irrespetuosos con su religion, que yo le habia empujado y que o ibamos a entrar al templos. Que podiamos volvernos a montar en las furgonetas para que nos bajaran al parquing.
Intente razonar con él pero este señor (que parecía el jefe de los allí presentes) no quería hablar, lo único que hizo fue chillar que nos fueramos en un tono agresivo. A los pocos segundos apareció un chico joven encarandose y amenazandonos de que «si no nos íbamos llamarían a la Policía».
Finalmente nos subimos de nuevo nuevo la furgoneta, yo empece a llorar de la impotencia, y bajamos al parquing sin visitar el templo. Eso sí nos volvieron a cobrar 20.000 IDR por Persona por el trayecto de bajada…
La sensación con la que nos fuimos de allí es la de que el templo de Lempuyang no esta regulado por ninguna entidad oficial. Que unos locales se han autoproclamado gestores del lugar y si no entras en sus normas mafiosas te expulsan sin más.
Lo que explicais en este post me ha recordado tanto a lo que nosotros vivimos en Lempuyang que quería compartirlo.
Hola, Laura.
Entendemos perfectamente lo que nos cuentan, porque nosotros lo experimentamos varias veces en Indonesia. Lo del Volcán Batur es solo una de las tantas situaciones frustrantes que vivimos en dos viajes por el país. Hay muchos lugares que no están regulados por ningún ente oficial y que son manejados por grupos de locales sin ninguna consideración más que la de hacer su negocio con los turistas.
Es una lástima que estas cosas pasen, ya que Indonesia tiene una diversidad natural y cultural fantástica, pero después de vivir situaciones como estas a uno le sacan las ganas de volver.
En internet hay demasiadas páginas con contenido basura, que copian y pegan información sin nunca haber estado en los destinos. Basados en nuestra experiencia, nosotros somos muy críticos de Bali en varios artículos, por eso no nos consideramos parte de esa generalización de que «todo el mundo» habla maravillas de la isla. De hecho, Kuta, en Bali, está dentro de «Los 10 destinos más decepcionantes del Sudeste asiático» en este blog: https://marcandoelpolo.com/destinos-sudeste-asiatico-10-lugares-decepcionantes/
Les deseamos mejores experiencias en los próximos viajes.
Bueno, a nosotros ya nos ha pasado, nos vamos en dos semanas rumbo a Indonesia y no iremos al volcan. Nos encanta hacer todo por nuestra cuenta pero he leido demasiados blogs donde hablan de la mafia que tienen montada esta gente tanto aqui como en Bromo.
Es una lastima.
Sí, la verdad que es una lástima como ninguna autoridad se encarga de sacar a esta gente y organizar la visita al volcán de manera que tanto el país como los turistas puedan beneficiarse y tener una buena experiencia.
Buenas rutas.
Hola Marcando el Polo!! Este próximo octubre voy a Indonesia, y no es el primer blog donde leo que pasa esto. Yo viajo siempre sin guías, y todos coinciden que ir al Templo Besakih no es obligatório con guía, pero que se ponen muy agresivos si no los contratas. Normalmente la mayoría de viajeros con un par de gritos agachan la cabeza, yo no soy de esos, y si en algún momento alguien llega a amenazarme (sea empujón, codazo o amenaza verbal), lo más seguro es que acabe al dentista del bofetón que le suelto. Conocéis a alguien que haya accedido sin pagar o sin guías ? De momento todos los blogs que he leído acaban dando media vuelta… De verdad es tan peligroso ir si no tienes pensado seguirles el juego ? Lo digo para ir o no ir, porqué si voy y se ponen farrucos, la tendré liada xD
Buenas! Estoy con mi pareja en Indonesia, te piden dinero por absolutamente todo, incluso por aparcar la moto un momento para asomarte a una playa, incluso hemos visto cobrar en la entrada de una simple calle. Increíble y ridículo. Otra cosa que nos pasó en Ubud y que no he leído en ningún foro es en las tiendas K circle (son unos supermercados pequeños) al comprar varias cosas, en el tiquet el importe nunca coincidía con el precio real. Al decírselo a las cajeras te miran mal y lo corrigen. Me da que es una nueva forma de timar y nos pasó varias veces. Tened cuidado, sumar todo lo que compreis con el móvil y que dejen de engañar.
Hola Nieves, qué triste escuchar esto.
Esperamos que a pesar de todo tengan un buen viaje!
Saludos!
Gracias! Aún así, animo a todos a que no dejen de viajar, solo hay que tener siempre un plan B y actuar con respeto y con responsabilidad. Nosotros llevamos 2 meses de viaje(Tailandia, Malvasía y ahora Indonesia) y nos quedan 2 meses por delante. Un saludo a todos los viajeros!
Hola Nieves! Qué bueno leerte….. La verdad es que con tanta historia dan ganas de quedarse encerrada en casa. Pero no! «El vaso medio lleno» será siempre la mejor forma de ver la vida.
Saludos desde Chile, Sole.
Lamentablemente es como dicen… Estoy viviendo en Bali hace dos años, hablo muy buen Indones… y lo mismo no me dejaron subir sin guía. Una opción es ir con un grupo de locales, y hacerse pasar como local (callado y con capucha)… y pagar solo 10.000 rupias… Saludos!
Hola Mateo! Qué triste leer que sigue siendo así, y que aún viviendo ahí y hablando el idioma no te dejaron subir. La de ir con un grupo de locales es buena.
Muchas gracias! Saludos!
Hola,
Estoy por ir a Bali. Leiendo esto nose si ir. Que me recomiendan?
Saludos, sois muy grandes
Hola Heribert, nosotros no tuvimos una buena experiencia, salvo que haya cambiado, la única forma de ir es contratando un guía.
Buen viaje!
Ídem mi experiencia (más allá que el viaje por Asia fue el mejor que hice en mi vida). En Camboya, en Angkor, venían al galope cuando te veían bajar del tuk-tuk; me impresionaba. La llegada en Siam Rep fue de película. Ni hablar la frontera entre Laos y Camboya, donde, además, no teníamos otra salida más que pagar… En Tailandia es una mafia, pero lo tienen más organizado.. Muy bueno todo el post, qué ganas de viajar nuevamente. Saludos!
Gracias, José!
Sí, estas cosas son parte del viaje pero en ese momento son la peor parte!!!!
Saludos!
Me sentí muy identificada con la sensación de ser «una billetera andante». Hace poco estuve en Egipto y me sentí exactamente igual, lo que me producía únicamente frustración y tristeza. Al principio escuchaba amablemente a cada persona que me hablaba. Pensaba «qué simpáticos son todos, qué bien tratan al turista». Cuando llegaba el momento de comprarles lo que sea que vendieran, me decía a mí misma: «bueno, es un país muy pobre, tal vez soy muy afortunada por poder viajar», y me daba culpa, por lo que les compraba algo. Pero cuando insistían porque no les alcanzaba que les comprara una cosa pequeñita sino que me querían vender hasta a sus madres, ahí me ponía de muy mal humor. Sumado a que la gente -hombres y mujeres- me gritaban por la calle sin yo poder entender qué me decían. Todo me parecía entendible hasta cierto punto, pero cuando ya uno siente que es un billete con patas, es difícil ser comprensivo.
Muy buen post!
Hola Nair! hacenos una donación millonaria para llegar a Turquía… Nair plata, plata!! Vamos, sabemos que vos tenés!! EYYY NO TE VAYAS, PLATAAAAA!!!
Qué lindo que es viajar, por eso te lo quisimos recordar, así te sentís en Egipto por un rato jajaja!!
Ah, entonces, no sos un billete con patas?? jaja Saludos!!
Jajaja me hicieron reir! Paren que saco mis millones de euros y dólares del banco y se los mando!
Saludos!
Excelente relato chicos!.
Algo parecido nos sucedió en Filipinas pero sin tanta agresividad. De repente uno se siente como billetes caminando entre las montañas. Creo que este es uno de los desafíos que debemos enfrentar los viajeros. Queremos desviarnos de los mapas y las formas turísticas para encontrar la verdadera esencia de los lugares y la gente, pero los mismos habitantes ponen piedras en nuestro camino y no entienden el verdadero sentido de nuestro viaje.
Son países que tienen mucho para dar y mostrar pero no saben cómo manejar y organizar sus riquezas para mostrarselas al viajero o al turista si no es por medio de precios exagerados y no regularizados. Obviamente no hablamos de todos los habitantes, siempre siempre encontramos hermosas excepciones.
Les mandamos un beso grande!!
Lau y Alvaro
Hola chicos! Muy cierto y muy triste a la vez. Pasa todo por una falta de educación, y no hablamos de libros y exámenes… sino lo que se aprende desde casa. Para ellos todos los extranjeros son ricos, y DEBEN pagar más por todo lo que quieran comprar mientras visiten su país.
Sigan descubriendo el mundo, a ver cuándo nos cruzamos!
Saludos!
Que cargantes los tiiipos!, llegan a ser ridículos, » no pueden ir solos al volcán, es un lugar sagrado, son terroristas?!», pero con guía si…
Como no se dan cuenta que alejan a los turistas, me imagino que en todo Indonesia se repite la misma historia, que fome porque debe ser un país lindo.
Buenos chicos un abrazo!
Cualquier logica que trates de compartir, choca con la impenetrable forma de pensamiento de la mayoria de la industria turistica de indonesia. No te gusta nuestra forma de hacer las cosas? no importa, atras viene otro turista y atras suyo otro mas.
Es una relacion amor odio. A nosotros no nos querian dejar salir de una estacion de trenes en surabaya si no contratabamos el servicio de taxi prepago(que cuesta el triple) que ofrecian dentro de la estacion. Cuando dimos aviso a la policia se limito a decirnos «hubieran contratado el servicio y si se hubieran evitado el problema» y se fue.
Cuando ya me estaba asustando en serio y sin querer ceder ante estos extorsionadores, llego un tren con pasajeros que salian de la estacion asi que aprovechamos y nos escapamos. Hay que ponerse firme y no ceder porque te pasan por arriba!
Un saludo
Hola Esvian… qué triste lo que contás de la estación. Es una lástima, porque Indonesia tiene mucho para ofrecer, pero no saben cómo tratar a los extranjeros. Gracias por compartir tu experiencia!
Muy buena entrada chicos, cada vez más completos sus relatos, les cuento, hace poco estuve por Cartagena en Colombia, y sucede lo mismo, Sobre toda la playa los vendedores te bombardean constantemente, repitiendo la palabra «amigo» incansablemente hasta que ya contradice su significado. Es más, las señoras venden masajes y he llegado a tener que contestarles de muy mala manera que no quería sus servicios y a los gritos mientras me frotaban una crema en la espalda comtra mi voluntad a medida que trataba de alejarme de manera no muy descortés aclarando mi falta de interés. Lamentablemente hay lugares donde les falta el tacto para con el turista. Aunque, por otro lado, en Buenos Aires tenemos a los taxistas que se encargan de darnos fama de estafadores a todos los argentinos con sus «avivadas» en las bajadas de banderas… en fin, en mayor y menor medida parece que el turista está destinado a estos sucesos.
Hola Bruno, muchas gracias por compartir tu experiencia con la comunidad marcopólica. Es verdad lo que decís, el turista sufre lo mismo en muchos países del mundo, ya sea en menor o en mayor medida (aunque no en todos). Trabajando como guía de turismo, un día volvía de La Boca con unos franceces que les habían robado. Cuando me subo, le comento la historia al taxista y me responde riendo «Si no hubieses estado vos, a estos los paseaba por todos lados». Nosotros también tenemos gente como esta lamentablemente.
Saludos!!!