
Acá cumplimos los seis años de viaje. Osaka, Japón.
Si seis años atrás alguien nos hubiese preguntado si era posible vivir viajando, le hubiésemos dicho que no. De hecho nunca nos imaginamos que esas dos palabras podían estar en una misma oración. No conocíamos a nadie que lo hubiera hecho, pero tampoco nos planteábamos lograrlo. Para nosotros, un viaje debía tener un principio y un final.
Cuando el miércoles 31 de Diciembre el reloj marcó las 12, brindamos por otra vuelta al sol. Sí, de la Tierra, pero también nuestra. Cumplimos seis años viajando, seis años viviendo, seis años soñando. Comprobando que esas dos palabras no podían estar en la misma oración porque éramos nosotros quienes no sabíamos conjugarlas.
Cuando lo contamos, la mayoría cree que es la vida ideal: sin problemas, sin preocupaciones y con plena libertad. Pero no pasa mucho tiempo hasta que los parámetros de una «vida normal» ponen sus barreras. No tener una casa significa ser un vagabundo, estar lejos de tus afectos sólo lo puede soportar un ermitaño, las enfermedades están por todos lados y la plata, que nunca alcanza, más debe apretar si te la pasás viajando. ¿Y el futuro? ¡Ahí los quiero ver!
Como si fuera una fórmula mágica para bajar de peso o recuperar el pelo, nos preguntan cómo es que lo logramos. Detrás de una vida de viaje hay muchísimos puntos invisibles que se van conectando hasta formar un camino. Con curvas, pozos, desvíos, peajes y accidentes, tan real como la vida misma. De lo que hay que superar para llegar a este momento es de lo que hablamos en este posteo. Sobre el itinerario, presupuesto, momentos difíciles, idiomas, visas, afectos, posesiones y el tan temido futuro. Cualquiera puede logralo, sólo hay que estar lo suficientemente convencido.
Sobre el itinerario

Sí, Google Maps está buenísimo, pero no hay nada como ir marcando el recorrido en un mapa de papel.
A veces pensamos qué mágico hubiese sido si en las aburridas clases de geografía que tuvimos en el secundario nos hubiesen hecho planear viajes. Es más, podrían haber aprovechado el boom de «Elige tu propia aventura» para hacernos armar nuestra ruta por este maravilloso mundo. En equipos, tal vez, cada uno con un continente, y que todos tuviéramos que coincidir en un punto para el final del viaje. ¿No sería genial? Si desde chicos nos hubiesen enseñado que el mundo no es un lugar tan inalcanzable, quizás no le temeríamos tanto a quien vive en la otra punta del globo.
Pero no, por lo general cuando uno toma la decisión de salir de viaje se encuentra con un sinfín de países pidiendo ser visitados, sin saber por dónde empezar. Muy seguido nos llegan mails pidiendo ayuda en el armado de itinerarios, y se nos complica muchísimo responder, porque cada viaje es tan único como las huellas digitales. En nuestra experiencia, los lugares de los que menos expectativas teníamos, fueron los que nos regalaron experiencias más gratificantes.
Nos encanta leer sobre los lugares que queremos conocer y planear nuestros viajes, pero no nos ponemos un itineario a seguir día por día y lugar por lugar, porque eso lo único que hace es sacarnos libertad. Puede que haya lugares que te los vendan como el paraíso, y cuando llegues no tengas más que decepciones, como también te dirán que en tal lugar no hay nada… y probablemente sea donde lo encuentres todo.
En el blog vamos compartiendo nuestro itinerario de cada país que visitamos para que te sirva como orientación, pero sólo vos sos el dueño de tu destino. Elegir qué camino seguir es más o menos como decidirse por una carrera universitaria: hay veces que vas a necesitar llegar hasta ahí para darte cuenta que no era donde querías ir. No te preocupes por eso, transitar esas sendas también es una necesaria parte del viaje.
«En los extravios nos esperan hallazgos,
porque es preciso perderse para volver a encontrarse»
– Eduardo Galeano
Sobre el presupuesto

Kyat, la moneda birmana.
Ya lo dijimos miles de veces, pero todavía es muchísima la gente que cree que para viajar hay que tener mucha plata. Es verdad que necesitás una base para salir, y una reserva para emergencias, pero la traba más grande no está en tu billetera, sino en tu mente. Una vez que entiendas eso, te darás cuenta que no hay ningún viaje inalcanzable. Nosotros partimos con USD 2000 cada uno, pero conocemos gente que lo hizo con mucho menos. Si realmente tenés ganas de viajar, la plata la conseguís.
Para motivarte, te compartimos este video inédito de lo que nos permitió financiar el viaje por Irán y más allá… ¡No te lo pierdas!
(Lo grabamos en el 2010 con una cámara en coma que no viviría mucho más)
Más sobre este tema en «Cómo mantenerse viajando (y seguir dando la vuelta al mundo)» y «Las diez preguntas que más nos hacen (y ya nos cansamos un poquito de responder)«.
Sobre los momentos difíciles
«El viajar sólo es glamoroso cuando se lo mira en retrospectiva» – Paul Theroux

En China, después de un día durísimo de autostop, con mucho frio.
Circula ese mito urbano que cuando uno se va de viaje, automáticamente desaparecen todos los problemas. «El pasto no siempre es más verde del otro lado», nos dijeron varias veces… y cuánta verdad. Un viaje está cargado de momentos difíciles, pero llamémoslos desafíos, porque al fin y al cabo eso es lo que son: una posiblidad de superarnos. A veces te van a tocar pruebas fáciles y otras no tanto, pero si te ponés en mente que todo es temporal, inclusive los problemas, ya los encarás de otra manera.
Ese preciso momento en el que la cuenta bancaria parece estar pinchada
Nos pasó en Nueva Zelanda al volver del viaje por Samoa. Nunca pensamos que íbamos a estar un mes y medio sin encontrar trabajo. Ya teníamos el pasaje para nuestro primer viaje al Sudeste comprado, pero lo que habíamos ahorrado no nos alcanzaba ni para llegar a esa fecha. Estábamos en Christchurch, y no paraba de llover. Llovió dos semanas seguidas, y el punto más cercano de internet era en la biblioteca, a 4 km de nuestra casa temporal. Todos los días hacíamos la peregrinación cargando nuestra computadora de 4 kg adentro de una bolsa para que no se mojara, llevándonos la vianda de comida que hacíamos para que durara varios días, porque el presupuesto no permitía más.
Una mañana suena el bendito teléfono, y una voz me dice que tenía media hora para llegar a un hospital geriátrico, mi nuevo lugar de trabajo. Dos colectivos y una caminata me llevaron a donde sería ayudante de cocina, pero al encontrarme con mi jefe de turno, me dicen que esos puestos ya estaban cubiertos, y que me tocaba limpiar los baños de todas las habitaciones. Ya perdí la cuenta de cuántos baños limpié en todo el viaje, y no tengo ningún problema de hacerlo, pero esto iba más allá: la mayoría de los abuelitos tenían poca movilidad, y bueno… embocaban donde podían. Lo primero no sería tan grave, pero ya cuando son restos sólidos… se vuelve bastante asqueroso.
Volví a casa y, como por arte de magia, suena el teléfono otra vez: teníamos otro trabajo, en una packhouse de zanahorias. La letra chica sería que teníamos que ir hasta la Isla Norte, a un pueblo llamado Ohakune que estaba a 720 kilómetros, pero eso no importaba. Preparamos el auto, y salimos, sin saber que lo peor todavía estaba por venir.

No, no viene con manual de instrucciones.
Cuando pensás que las cosas no pueden salir peor…
Esta fue una racha de desafíos que el destino nos tenía preparadas. Cuando estábamos yendo hacia la Isla Norte, para poder llegar a tiempo al trabajo de las zanahorias, nuestro auto se frena en medio de una curva, en una ruta de montaña, al lado del precipicio. No, no pudo haber esperado hasta llegar al pueblo o quedarse en un lugar más seguro, estas cosas siempre tienen que pasar en situaciones extremas. Intentamos arrancar, pero nada. Hasta acá llegamos. Cuando todo parecía haberse solucionado en cuanto al trabajo, tenía que pasarnos ésta.
Estábamos con Seba y Belén en el auto, la pareja de amigos con la que empezamos el viaje, así que ellos se quedaron, uno de cada lado, haciéndoles señas a los autos que venían para que no se llevaran puesto a nuestro cachivache, y nosotros hicimos dedo hasta el pueblo, donde encontramos un mecánico. Era sábado (claro), y empezó la conversación diciendo «miren que los fines de semana cobro más caro». No nos quedaba otra, así que fuimos hasta la ruta, y trajimos el auto hasta su taller en remolque.
Lo mira un poco, y dice que es un problema del motor, y que el arreglo sale más caro que el auto (lo habíamos pagado unos USD 1000, son muy baratos los autos en Nueva Zelanda), pero que justo él tiene un auto que nos puede vender. Claro, tiene un negocio y se está aprovechando de la situación, pero nosotros tenemos un problema y hay que resolverlo de alguna manera.
Los problemas tienen la importancia que uno les da. Podíamos quedarnos lamentándonos, o buscar la solución lo antes posible para poder seguir.
Nos alejamos del taller para evaluar alternativas, y hacer cuentas. De irnos en transporte público, perderíamos dos días de trabajo. Entre los pasajes y lo que cobraríamos los cuatro esos días, ya gastábamos más de lo que costaba el auto que el mecánico nos ofrecía. Intentamos regatear sin éxito, hasta que como quien compra un kilo de pan, pasamos nuestras mochilas al otro auto, le dimos los USD 1.200 al mecánico, firmamos un papel, lo llevamos al correo del pueblo, y partimos… cosas que pasan en Nueva Zelanda. Ese día, el atardecer fue más brillante que de costumbre. Ese día, aprendimos que la ruta estaría llena de trabas. Ese día, comprendimos que todo pasa por una razón.
Ese instante en el que querés teletransportate a casa
No nos pasó muchas veces, pero hubo dos momentos en estos seis años en que hubiésemos querido teletransportarnos a casa en cuestión de segundos, para sentirnos que estábamos donde debíamos estar. Los dos fueron en Australia. ¿Australia?, pensarán muchos. Sí, éste es el país en el que más nos costó encontrar nuestro lugar, donde más tuvimos que crecer -a la fuerza-.
Llegar a un país donde no conocés a nadie, no encontrar trabajo, no saber para dónde encarar la búsqueda, no entender lo que te están diciendo en el teléfono, dejarte explotar durante dos semanas en un trabajo durísimo porque no hay otro, y que encima cuando pidas una situación más justa te digan «si no querés trabajar, volvé a tu país», te puedo asegurar que duele, y mucho.
Cuando el destino te tiene preparada otra ruta
En los viajes, como en la vida, hay veces que uno se preocupa tanto por hacer planes, sólo para que una mínima cosa haga un efecto dominó en nuestra agenda y tengamos que cambiar todo. En nuestro caso, fue una basurita que estaba volando por los cielos filipinos que quiso aterrizar en mi ojo, y ese mínimo detalle nos hizo pasar unos días en el hospital. Algo tan mínimo como eso, a veces, es lo necesario para agradecer lo más valioso que todos tenemos: la salud.

En el hospital de Filipinas
Y éstas son sólo algunas de todas las cosas que tuvimos que superar para estar donde estamos. Pero como dice el tan sabio poema:
Si para recobrar lo recobrado,
fue necesario perder lo perdido.
Si para conseguir lo conseguido,
tuve que soportar lo soportado.
Si para estar ahora enamorado,
fue menester haber estado herido.
Tengo por bien sufrido lo sufrido,
tengo por bien llorado lo llorado
Porque después de todo he comprobado,
que no se goza bien de lo gozado,
sino después de haberlo padecido.
Porque después de todo he comprendido,
que lo que el árbol tiene de florido,
vive de lo que tiene sepultado.
– Francisco Luis Bernárdez –
Sobre los idiomas
Español, inglés, italiano, tailandés, chino, malayo, japonés, bengalí, mongol, camboyano, tagalog, hindi, fiyiano, nepalí… ¿en serio pensás que hablamos el idioma de todos los países por donde viajamos?
Esta es una barrera que muchos creen es insuperable, y por eso piensan que los que viajamos tenemos habilidades súper-especiales, que nos permiten movernos por países de nombre raro como si estuviésemos dando la vuelta al perro. ¡Qué no! We only parliamo tré idiomas; inglés, italiano y español. Tratamos de aprender lo básico del idioma de cada país por el que viajamos, al menos para saludar y agradecer; pero saber decir «hola», «gracias» o «cuánto cuesta», y encima tartamudeando, no es lo mismo que ir a un mercado mongol, tirarle un chiste al que vende monturas de caballo contrabandeadas de Rusia y sentarse a jugar a las cartas con los muchachos que venden leche de yegua fermentada mientras nos reímos de los chismes del pueblo. La realidad es que nos terminamos arreglando con inglés, inglés básico, inglés muy muy básico, sonidos que intentan representar lo que queremos decir, gestos más expresivos que los de Jim Carrey, palabras escritas por locales para mostrarle a otros locales, algún traductor que bajamos para el celular y muuuuucho lenguaje de señas. Tal vez no seamos las personas más interesantes con las que pasar una tarde para el de las monturas de caballo contrabandeadas, pero al menos nos hacemos entender… bueno, no siempre.

Uno siempre termina entendiendo…
De lo que sí somos conscientes es que al viajar por países donde uno habla el idioma se puede tener un entendimiento mucho mayor de la cultura y de las situaciones que nos rodean, pero si la comunicación fuera una gran traba, entonces seguiríamos creyendo que la Tierra es plana y que más allá de los límites conocidos hay demonios, dragones y George Bush.
Sobre las visas
¡Las odiamos! Las visas son la excusa legal para recaudar plata, y nada más. Cada país tiene sus propias reglas, que varían para cada nacionalidad, así que es algo que tenemos que averiguar un tiempo antes de viajar. Pero como si cobrarte no fuera suficiente, además te piden documentos innecesarios para hacerte perder tiempo. Por ejemplo, para la visa de China tenés que presentar tu itinerario, reserva de hotel para las primeras noches, vuelo de salida del país, resumen de cuenta bancaria… ¿realmente esto prueba algo? No, pero como te quieren hacer sentir que en su país no entra cualquiera, te lo piden igual. Otros países te piden una «carta de invitación», que lo más gracioso es que la hacen las agencias de viaje del país, obviamente cobrándote. Absurdo.
Pero por más molesto que sea, o complicado que suene, tampoco son un gran problema para viajar. Para muchos países no hace falta nada de esta pavada legal y te dejan pasar si podés probar que no sos traficante de caviar Almas, miembro de la yakuza, que no le disparaste a ningún sheriff, o cosas por el estilo. Para los molestos que sí piden una visa, es cuestión de presentar eso que te piden, pagar, esperar y listo.
Pero hay otras visas que nos traen mejores recuerdos, porque son las que nos hicieron poner un pie en ese avión de Aerolíneas Argentinas con Guido Suller como Comisario de Abordo (sí, en serio, Guido Su viajó con nosotros ese día). Bueno, ya dijimos demasiadas veces que estos seis años viajando empezaron en Nueva Zelanda con una visa Working Holiday, gran motivadora que nos abrió el horizonte hacia tierras orientales que antes veíamos tan lejanas.
Sobre los afectos
Pasamos seis navidades y seis años nuevos lejos de casa. Cumpleaños, nacimientos, casamientos, enfermedades, muertes, recibidas, reencuentros, despedidas… son todas situaciones que nos recuerdan cuán lejos estamos. Podés estar rodeado de gente, y sentirte extremadamente solo. O podés estar solo, y sentirte inmensamente acompañado.
Este es uno de los temas más difíciles que un viajero tiene que afrontar, por eso lo tratamos en profundidad en «Un Viaje Interior«, así que decidimos compartirte un fragmento:
«Siempre creímos que la distancia separaba. Pero cuando el corazón sobrepasó la razón, nos dimos cuenta que cuanto más nos alejábamos físicamente de nuestros seres queridos, más cerca nos sentíamos emocionalmente. Irnos, para acercarnos.
Cuando uno vive una vida sedentaria, el círculo de amigos y familiares que lo rodean está establecido –y limitado– por la situación geográfica de cada uno. Seguramente tus amigos sean quienes compartieron el colegio con vos, tus vecinos, compañeros de trabajo o del club. Algunos puede que los elijas vos, y otros que estén en tu vida porque transitan un mismo camino y tienen suficientes cosas en común como para mantener un lazo, como pasa muchas veces con los compañeros de trabajo. Sí, está bien, se pueden juntar y pasarla bien criticando al jefe o al nuevo que hace todo mal, pero en cuanto se deja de compartir un mismo espacio geográfico, ese lazo se rompe.
Viajando no vas a perder a tus familiares ni a tus amigos, te vas a dar cuenta quiénes lo eran realmente. Puede que al principio duela, sobre todo en el momento en que te das cuenta que ya no queda nada en común con esa persona con la que creías que compartías todo, pero es parte del proceso. Algunas personas se cruzan en nuestro camino para acompañarnos por una parte de este viaje de la vida, hasta que llega un punto en el que cada uno tiene que seguir hacia su destino y los caminos se dividen. No está mal, sólo hay que aprender a aceptarlo y hacer lugar para aquellos compañeros que la vida nos preparó para esta etapa.»
La distancia es un desafío constante, y el precio que todo viajero tiene que pagar por salir de su zona de confort hacia lo desconocido. ¿Vale la pena? Eso lo vas a descubrir una vez que estés viajando.
Sobre las posesiones
Todo se resume en una mochila. Todo lo que podemos transportar con nosotros tiene que caber en esa compañera de viaje que llevamos pegada al cuerpo. Fue así como aprendimos a priorizar, y a entender de una buena vez la enorme diferencia entre un gusto y una necesidad.
Cada vez que cargamos y descargamos todas nuestras posesiones de nuestra espalda, miramos para atrás y vemos ese placard lleno de ropa que teníamos hace seis años. Pasar de vestirnos para la ocasión y tener una pieza decorada, a salir en todas las fotos con la misma ropa y no saber dónde vamos a dormir cada noche, puede ser un retroceso para algunos, pero una elección de vida para nosotros. Como dice el dicho viajero: podés vivir siempre en la misma ciudad y usar todos los días ropa distinta, o cambiar siempre de ciudad y usar todos los días la misma ropa.
Hoy llevamos una mochila de alrededor de 10 kilos cada uno en la espalda y otra chica adelante de unos 4 kilos, incluyendo carpa y bolsas de dormir. Nos gustaría tener menos, claro, pero al trabajar online también tenemos que cargar con nuestras herramientas laborales.
El materialismo y despilfarro que vimos en Seúl, como en ningún lugar que hayamos estado, nos hizo reflexionar sobre lo que tenemos, lo que queremos y lo que nos hacen creer que necesitamos. Hace poquito escribimos este posteo al respecto: Las mejores cosas de la vida son gratis, ¿y las segundas?
Sobre el futuro

Una pared en Seúl que nos dejó pensando…
No pasó mucho tiempo de viaje antes de que empezáramos a preocuparnos por lo que haríamos al volver a Argentina. La estábamos pasando tan bien que éramos conscientes de que mucho más no podría durar. En poco tiempo estaríamos de vuelta como antes de irnos, o peor todavía, porque no tendríamos trabajo. Nos ponía mal pensarlo, porque no queríamos que el sueño que estábamos viviendo terminara, pero así se suponía que es la vida.
Un día, una viajera inglesa nos comentó sobre la Working Holiday Australia, y fue ahí cuando nuestras cabezas hicieron click, porque viajando uno esta abierto a una infinidad de ideas que no se tienen cuando estamos rodeados siempre por la misma gente.
El viaje siguió, y esa felicidad se convirtió en nuestro día a día. En el futuro vemos más viajes, que se traducen en más momentos felices. Nos vemos escribiendo más libros y trabajando en proyectos que nos ilusionan. Ya no pensamos en la vuelta como la triste realidad a la que en algún momento hay que afrontarse, sino como un tiempo de reencuentro con la gente que siempre nos acompañó. No como el fin, sino como una etapa más de este gran viaje.
¿Dónde estuvimos?
2009: NUEVA ZELANDA – SAMOA – TAILANDIA – LAOS – VIETNAM – CAMBOYA – MALASIA – SINGAPUR
2010: AUSTRALIA – IRÁN
2011: SRI LANKA – INDIA – BANGLADESH – NEPAL – HONG KONG – MACAO – CHINA – MONGOLIA – INDONESIA – MALASIA – BRUNÉI
2012: AUSTRALIA – FIYI – ITALIA -SUIZA – FRANCIA – CIUDAD DEL VATICANO
2013: FILIPINAS – INDONESIA – SINGAPUR – MALASIA – MYANMAR – TAILANDIA – LAOS
2014: CAMBOYA – VIETNAM – CHINA – TAIWÁN – JAPÓN – COREA DEL SUR
2015: JAPÓN
Sé que lo que voy a comentar aquí no tiene mucho que ver con el post (que es excelente, lo apoyo al 100%) pero me he quedado asombradísima por un detalle…¿Estuvisteis trabajando en Kim Young Sons? Porque yo estuve tres meses en una packhouse de zanahorias en Ohakune!!! Me sorprendió mucho leer ese detalle en común. Y lo curioso es que ahora mismo ando trabajando en una roadhouse «cerquita» de Derby, y me vine a encontrar que ustedes también lo hicieron… ¡Increíble, cuántas casualidades! 😀 ¡Un saludo enorme!
jajajaja siiiii!! Qué casualidad!!!
El mundo es más pequeño de lo que creemos.
¡Muchos éxitos!
Y nosotros que nos consideramos «viajeros»… después de leer este post.. Gracias por expresar tus experiecnias
Chicos que lindo lo que leo, soy una viajera también y ver las cosas lindas que lograron en 6 años me hace viajar de nuevo, una de las cosas que más me harían feliz es encontrar un compañero de vida, y de viaje claro. Soy de viajar sola, de encontrarme sola por el mundo, o con alguna amiga, pero seguramente habrá algún compañero por ahí esperando. hoy por donde andan? Gracias por compartir sus experiencias.
Ame este blog desde que lei las primeras letras, los admiro demasiado, debe ser una delicia platicar con ustedes, me parece hermoso que viajen juntos, no saben que ilusion me hacen, saludos cuando vayan a Mexico si ando por alla no duden en lo que pueda ayudarlos, bye.
Hola Andrea! Gracias por la buena onda 🙂
En pleno proceso de escaparnos éste verano a Filipinas, Malaysia, Thailandia…aún por perfilar el mes del que disponemos, aunque encantados hariamos lo mismo que vosotros!! jeje..Un placer poder leer parte de vuestra historia chicos!
Encantado y Saludos desde España!
Gracias Luis… buen viaje!!
a no frenar !!!!!!
Hola
me ha encantado vuestra página y me parecen 100% fiables vuestros consejos y experiencias, por eso os quería preguntar si ¿es dificil conseguir una visa para trabajar en NZ o Australia?. Ya que sería a mitad de mi viaje y me vendria bien conseguir dinero .
Gracias y felicidades por hacer realidad vuestro sueño.
Hola Coco! Los requisitos para la Working Holiday los podés ver en estos posteos:
Australia: https://marcandoelpolo.com/working-holiday-australia-argentina-chile-italia/
Nueva Zelanda: https://marcandoelpolo.com/working-holiday-nueva-zelanda-tu-primer-gran-paso/
Muchos éxitos!
Que entretenido blog. Es facil leerlos y distraer la mente de la rutina diaria de la oficina. Me gustaría leer todas sus malas experiencias para seguir convenciendome de la seguridad del caparazon que la sociedad nos ofrece. Dejenme les cuento que llevo trabajando ya una decada con horario de 5 a 7 pm (mas o menos) de lunes a viernes, haciendo la misma cosa frente a la computadora casi todos los dias. Con fines de semana libres, 2 semanas de días libres (vacaciones) al año. Una casa, carro, mucha ropa, calzado, herramienta, articulos de hogar, televisión, internet, aire acondicionado y una costra de aburrimiento que crece cada año. Les cambio la vida por 1 mes, ustedes se vienen aqui a hacer mi trabajo y yo me voy por allá a donde ustedes, que tan malo puede ser?
Hola Paulo! Cómo andás? Nos alegra mucho que te guste el blog, pero también queremos que no te quedes con nuestra experiencia, sino que sea una inspiración para plantearte si esta es la vida que querés llevar. Quizás ya la leíste, pero si no es así, te recomiendo este posteo que escribimos hace un tiempo: https://marcandoelpolo.com/y-vos-estas-viviendo-o-sobreviviendo/
Esperamos que lo disfrutes mucho, abrazo desde Uzbekistán!
Vivir viajando es uno de los sueños más comunes.
Chicos, a mi me tenéis alucinada. Yo tras menos de año y medio en carreteras ando ya pensando en una jubilación (aunque sea temporal). Una cosa es vivir fuera (de eso no me canso tanto) pero otra distinta es vivir en movimiento como vosotros. Alucino. Con suerte, lo mismo para cuando lleguéis a Europa ya andamos nosotros también de vuelta por Bulgaria y tendréis un huequito donde reponer fuerzas.
¡Feliz viaje! ¡Un abrazo que vuela desde Myanmar!
Hola Marta!! Sí, coincidimos en que viajar cansa, sobre todo si se hace a dedo. Lo que hacemos cuando necesitamos recuperar energías es frenar… ahora ya estamos listos para seguir, pero el invierno nos mantiene en Japón hasta marzo… con muchas ganas de andar por las rutas de Asia Central!! Mientras, viajamos con sus posteos que los estamos consultando mucho!! Abrazo grande y ya nos encontraremos!!! 🙂
Lo lograron porque son personas increíbles y llenas de coraje (no, no acepto ninguna respuesta de los autores de este blog que contradiga lo que estoy afirmando, lo siento)
Y bueno, ustedes están unas cuantas horas adelantados, así que de hecho, están viviendo en el futuro, y se los ve bastante bien.
jajaja Lu, gracias por los piropos! jaja Beso grande!!!
De qué les preocupa el futuro? Si el futuro no existe, es algo que tal vez suceda. Andrés (Comentario de arriba) Cómo preocuparte dentro de 60 años si nadie sabe si ha de vivir 1 años más, 2 meses más, 3 semanas? Los mayas decían que el futuro no habia llegado, no había nada de que preocuparse, nada había sucedido, fijate, un día llegó Colón sin previo aviso y se acabó al estadía en TULUM all inclusive para ellos!! ja ja. A la vuelta se fijan, si vienen, si llegan a viejos, se fijan, si llegan. 6 años viajando, ya hicieron la cuenta según la escala Phillipe? Si me permiten les pego éste link,( https://wp.me/P3N7AO-1AL) hagan los cálculos, si ya tienen más de 80 años no hay que preocuparse por ser viejos ya que SON VIEJOS, recontra viejos y tienen toda la fuerza de pendejos de 30 y la inteligencia cosechada de tantos viajes. Yo ya lo dije muchas veces, si me muero mañana mismo ya viví lo suficiente, menos de lo que quiero, más de lo que soñaba de chico. ABRAZOS y FUERZA ANDRES leete un poco más éste blog y listo
Grande, Capitán! Ojalá todos pudieran, como vos, decir que vivieron lo suficiente.
Tan sabios los mayas, tenían la posta.
El otro día justo leímos tu posteo sobre la escala Phillipe porque una chica lo compartió, pero no habíamos hecho la cuenta. Ahora la hicimos y tenemos 146 años. Pucha que nunca pensamos que íbamos a vivir tanto!
Abrazo grande, Toba, es un placer tenerte por acá!
Hola chicos! Vuestro blog se ha convertido en una gran inspiración. El 2013 tomamos con mi novia la decisión de salir a recorrer el mundo apenas terminemos nuestros compromisos previos, por lo cual el leerlos en este tiempo alimenta cada día nuestra sedienta alma viajera. Sin embargo, algunas veces pensamos en el futuro lejano, el retiro, la vejez, la enfermedad. Sin ahorros, la cosa se complica. En su caso ¿Como piensan enfrentar eso? ¿Cómo se ven a los 60 años? Un abrazo!
Hola Andrés! Felicitaciones por haber tomado la decisión de salir de tu zona de confort!
El futuro? Sí, nos ocupamos, pero no nos pre-ocupamos, y espero que se entienda la aclaración. Vivir toda una vida pendientes de lo que vamos a hacer después de los 60 años, no es para nada sano. Es como que está establecido que uno recién puede empezar a disfrutar después de esa edad. Antes? Trabajar duro para prepararse para esa etapa. Se nos pasan los años en los cuales gozamos de mejor salud. Nadie te garantiza llegar a los 60 años, ni mucho menos llegar con buena salud. Con todo eso no te queremos decir que no haya que ocuparse, sino de darle a cada año de tu vida el valor que merece. Llegar a los 60 diciendo: si me voy mañana, no tengo nada de qué arrepentirme. ¿Qué mejor?
Muchos creen que el que decide vivir viajando es un hippie que no le importa nada, que vive con lo puesto y come lo que encuentra. No es nuestro caso, aunque quien decide tomar ese camino lo respetamos. Tenemos un plan a futuro, no es que estamos boyando por el mundo. Para nosotros, viajar es la mejor forma que tenemos de educarnos, de abrir la cabeza, de generar ideas, de conocer otras realidades.
Entendemos tus miedos, porque nosotros también los tuvimos, pero no dejes que por nada del mundo te impidan disfrutar tu juventud. De hecho cuando salimos nunca pensamos que íbamos a estar acá en este momento, y acá estamos. El camino lo va armando uno.
Te mandamos un abrazo grande y mucha fuerza para superar ese gran miedo!
Soys unos cracks chicos!!! Seguid siempre así!!
Saludos 😉
Felicidades chicos! Sepan que son una gran inspiración. Los conocí a través de Maru de Bitácora Viajera, y de ahí en más no paré de leerlos.
En abril parto rumbo a Australia, a salir de la zona de confort y vivir la vida que quiero.
Estoy arrancando el blog, pero como cuesta! Mil cosas nuevas para aprender, pero es parte del viaje.
Sigan con este sueño que pronto nos vamos a cruzar en la ruta!
Felicidades de nuevo! y a festejar!!!
Cariños,
Tati
Hola Tati! Muchas gracias por la buea onda y felicitaciones por haber tomado la decisión de dejar tu zona de confort!
Arrancar un blog cuesta… y mantenerlo mucho más, pero estamos seguros que lo vas a superar y tu espacio cibernético va a estar listo pronto!
En este posteo nos sinceramos con muchos de los sentimientos encontrados que tenemos con el blog, seguramente ya te sientas identificada:
https://marcandoelpolo.com/lo-bueno-malo-de-viajar-con-blog-de-viajes/ Besos!!!!
Chicos, me encantó lo que escribieron! Imagino que siendo dos, y pareja, algunas cosas se hacen más fáciles y otras más difíciles. A una semana de haber empezado mi viaje, solo, ya estoy experimentando muchas cosas relacionadas a sentirse solo y acompañado.
Está bueno leer la experiencia de otros.
Una cosa sobre el final: «No pasó mucho tiempo de viaje antes de que empezáramos a preocuparnos por qué haríamos al volver a Argentina.» Se les escapó «por» 🙂
Abrazos a ambos!
Hola Martín!!!! Esperamos que te esté yendo genial en tu gran viaje 🙂
Tal cual vos decís… siendo dos, hay cosas que se hacen más fáciles y otras más difíciles.
Te mandamos un abrazo viajero desde Osaka hasta El Cairo!!!