¿Cómo es viajar a dedo por Camboya?

Última actualización: 19/08/18

Veníamos de Laos, donde habíamos tenido la experiencia más dura desde que empezamos con Eliminando Fronteras. Bueno, no seamos tan trágicos, no fue “dura” pero si fue mucho más difícil que en Filipinas, Indonesia, Tailandia, Myanmar y Malasia. Mientras esperábamos a que nos devolvieran el pasaporte con nuestra visa on arrival para entrar a Camboya, mirábamos a la ruta, tan solitaria y silenciosa, y nos preguntábamos con qué nos iríamos a encontrar. Pasar una frontera no sólo implica un cambio de idioma, cultura, gente, comida y moneda… sino también en sus reacciones frente a estos dos mochileros que están uniendo Asia a dedo.

Viajar a dedo Camboya - frontera con Laos

La ruta que nos esperaba apenas cruzamos la frontera

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Salir de la frontera fue difícil. Primero, porque estaba lleno de vehículos, pero todos eran de la mafia del transporte de pasajeros que no nos dejaban en paz. Una vez que logramos alejarnos, decidimos caminar unos 6 km hasta un supuesto pueblo que aparecía en los carteles. Con el sol que no quería pasar desapercibido, y mis zapatillas sin plantillas por un olvido en Don Det (que después las recuperé), llegó ese momento en que todo mochilero rompe su relación de amor a su mochila y tiene ganas de tirarla debajo de un camión y no verla nunca más. Bueno, por suerte no fue para tanto, y después de acomodarnos un poco seguimos caminando, pero el “pueblo” cada vez parecía alejarse más. En total caminamos unos 10 km, cuando de repente escuchamos que a lo lejos venía alguien. ¡Viene alguieeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeen! Nuestra felicidad era tan grande como si ya nos hubiesen llevado. ¿Pero cómo no va a frenar, si no pasa nadie por acá? Después de un amague, se detuvo a unos 20 metros y nos dice que va a Stung Treng, nuestro destino!!!!!!!!!!!!!

Jota hace un cantito de “Eee oeee, salchichas con puré, hey!” y subimos felices sabiendo que no tenemos que seguir caminando bajo el sol (y encima se nos había terminado el agua). Welcome to Cambodia!!!!!!!!!!

Viajar a dedo Camboya - autostop en Camboya

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Grado de dificultad: medio

Distancia máxima en un día: 250 km

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¿Quién nos frenó?

Viajar a dedo Camboya - quiénes nos levantaron

Viajar a dedo Camboya - militares también nos levantaron

Viajar a dedo Camboya - quiénes nos levantaron 2

Viajar a dedo Camboya - quiénes nos levantaron 3

Viajar a dedo Camboya - quiénes nos levantaron 4

A diferencia de otros países, en Camboya casi todos los que nos frenaron hablaban algo de inglés. Los camboyanos que tuvieron que exiliarse en otros países, generalmente en Estados Unidos, y están de visita en la tierra que los vió nacer (sufrir e irse), estaban más que contentos de llevarnos. Gracias a ellos tuvimos una de las mejores experiencias desde que empezamos a viajar a dedo: cuando la ruta nos lleva por los callejones más oscuros de la historia.
Por otro lado, los militares estuvieron siempre dispuestos a llevarnos. Ya desde lejos podés reconocer sus autos, que tienen patente roja y azul. Los camiones también frenan, pero a veces es mejor evitarlos (ampliaremos en instantes).

Cosas que te pueden pasar viajando a dedo por Camboya

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Con esto queremos hacerlos pasar al backstage de Marcando el Polo, transportarlos a Camboya y mostrarles nuestros manuscritos manchados con la tierra de la ruta donde vamos contando, in-situ, todo lo que nos pasa por la cabeza. Queremos que le sientan el gustito a la ruta, sin maquillaje ni agregados.

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Corre el segundo día de autostop en Camboya, y la ruta que tenemos hoy no es para nada fácil. O al menos los primeros 45 km, donde no pasa casi nadie. A lo lejos vemos venir una camioneta toda destartalada levantando polvo. La íbamos a dejar pasar, porque recién empezábamos a caminar y no parecía que nos fuera a parar y, de pararnos, tampoco iría muy lejos en ese estado. Bué, ya que está la frenamos, aunque sea para que nos saque del camino de tierra.

Cuando nos ven dicen que no con la mano, pero les insistimos con una gran sonrisa -la clave del éxito para cualquier cosa que quieras emprender- y frenan. Le mostramos la carta donde tenemos un resumen de lo que estamos haciendo escrito en jemer y se ríen, pero nos señalan la parte de atrás, como que está muy sucia y rota para llevarnos. Le volvemos a dar la carta como para que la vuelva a leer, para que vea que por unos pocos km también nos sirve. El acompañante se la pasa al conductor, parece que es analfabeto. Ahora sí la lee con detenimiento y nos dice que subamos. No están muy convencidos de llevarnos, ni nosotros de subirnos, pero vamos, aunque sea por unos km.

Empiezan a hablarnos en jemer. La camioneta está peor de lo que parecía por afuera. La funda del techo se cae, le faltan algunas ventanas laterales que hacen que comamos todo el polvo, hay olor a quemado y la puerta de atrás parece que se va a salir en cualquier momento. En un momento el conductor está con una manguera que sacó del motor en la mano y se la muestra al otro con cara de “y con esto que hago?”.

Nos sentamos arriba de la rueda de auxilio. No hay asientos, está toda vacía. Claramente es para transportar materiales porque está muy cagada a palos. Tengo la batería al lado, mejor me corro porque hay muchas chances de que explote. No se que tendrá que ver, pero a la batería hay un cable enchufado con una especie de mini batería que dice “USB”, ¡qué tecnológico!

La ruta es de tierra y llena de pozos. En el cachirulo este se siente todo. Vamos a los saltos y llenándonos de polvo. La puerta de atrás se abre y no la pueden enganchar. El acompañante intenta a los golpes pero está totalmente desencajada. El conductor baja y se calienta cuando ve lo que está haciendo el otro. La baja a los golpes para que enganche pero la puerta se corrió y pega en el lateral trasero. El conductor se sube al techo y el otro golpea desde abajo. Le decimos que nos bajamos pero nos dicen que esperemos. Dani se quiere ir.

El acompañante es el que más desconfianza le da a Dani. La campera militar no es lo mejor para ayudar a su imagen. Ver militares en Camboya instantáneamente me hace pensar en los jemeres rojos. ¿Serán de los pocos jemeres rojos que todavía quedan? ¿Y si esta camioneta la usaron durante la dictadura para transportar prisioneros o cuerpos, acá mismo donde estamos sentados nosotros? Si para eso la usaban me imagino que estaría un poco más blindada, porque sin ventanas y con la puerta que se sale de un patada se hubieran escapado varios.

Vuelven a frenar. El motor recalentó. ¿Nos bajamos acá? “No, no”, nos dicen. La ruta todavía es de tierra y no pasa nadie. Mejor si nos sacan. La duda es que nos quieran cobrar.

Cuando agarramos la ruta pavimentada el viaje cambia. Levantamos velocidad y no se queda más. No hay pueblos ni tránsito en la dirección que vamos. Si nos dejan vamos a tener que esperar por un buen rato parece. Pero siguen avanzando.

– Dani siguió preocupada hasta el final. Cada vez que se daba vuelta el acompañante (yo quería creer que era para ver si la puerta estaba bien) me decía “no me gustan nada…”

– Llegamos. Parece que estamos en Tbaeng Meanchey. La carta dice que vamos ahí. Se la volvemos a mostrar y nos dicen que sí. Fueron más de 120km entonces! La destartalada nos avanzó muchísimo, menos mal que la tomamos!! Nos bajamos, los saludamos, nos saludaron y se fueron. No nos quisieron cobrar y todo salió bien.

– Quedamos otra vez en la ruta de tierra. Esperando bajo el sol y quedando cubiertos por polvo de cada moto que pasa.

Viajar a dedo Camboya - ruta secundaria de tierra

– No esperamos mucho hasta que nos frenó un chico de inglés muy bueno. Trabaja para una ONG local. Una lástima que sólo nos llevó hasta el desvío a Srah Emm.

– Corta espera y nos paró un militar que ya habíamos visto en Stung Treng. Nos reconoció. Bueno, claro, no es muy difícil. A los gomazos y bocinazos hasta Kulen. Al final tenía razón el del bar, había que ir a Kulen.

– Ni siquiera los frenamos y un auto nos pregunta si vamos para Srah Emm. Suponemos que es un taxi, pero nos dice que no. Leen la carta y una señora se baja a pura risa. Nos subimos atrás, apretando a otros dos que iban muy cómodos. La señora parece la tía jodona. Tiene dos carteras de las truchas que se ven en los mercados, una es “Prada”. Hay olor a perfume berreta. No nos puede hablar, pero de poder entendernos hubiese sido un viaje muy divertido seguramente.

– No lo podemos creer, son las 12.30 y ya llegamos a Srah Emm!!! El autostop en Camboya arrancó genial!

Viajar a dedo Camboya - último viaje camino a Vietnam

Último viaje por Camboya. ¡Nos vamos a Vietnam!

Más rápido en carreta…

-Hoy pasaron muchas motos y camionetas semi destruidas que en otros países ya serían chatarra hace rato. Encontrar uno que nos frenara estaba complicado. Vimos una pick up atrás de un camión grande y empezamos a hacer seña para que nos viera desde antes, pero el que nos frenó fue el camión. Fui a preguntarle y dijo que iba. Ya estaba ahí, no era lo que queríamos pero nos subimos igual, aunque sea por unos km y después nos bajamos.

Cuando arrancó no pudimos creer la mala suerte que tuvimos. No podía ir más lento. ¿Por qué nos tienen que frenar estas carretas, si hay camiones que van mucho más rápido? Tal vez para entretenerse un poco de la monotonía. A medida que fuimos avanzando, la velocidad bajó todavía más. Éramos los más lentos en la ruta. Para levantar el clima, prendió el reproductor que cumple la doble función de video y espejo retrovisor (no muy confiable) cuando está apagado. La música era peor que el silencio. Canciones tristes y videos acompañando, de los clásicos en que una pareja se pelea. Pero no sólo discuten sino que se pelean a las piñas y rebolean cosas. Él se va con otra y ella se queda recordando los buenos tiempos juntos. O viceversa. Los clips de karaoke en Camboya, Laos y Tailandia son siempre iguales.

Como era de esperar, al rato de salir empezó a quedarse dormido. Tiró el cuerpo para adelante apoyándose en el volante. Bostezaba y los ojos se le cerraban. Cuando empezó a cabecear para despertarse me empecé a preocupar. No entiendo para qué está el copiloto si en estos momentos no hace nada. ¿Por qué no cambian o al menos intenta entretenerlo?

Cuando ya veía que a ese ritmo o llegábamos a las 10 de la noche, o nos matábamos en el camino, decidimos que había que bajar. Habíamos estado más de dos horas, pero avanzamos muy poco. Le dijimos que Dani se sentía mal y teníamos que frenar. “WC?”, nos pregunta. “No, no, está bien, frenamos acá” De llegar al baño se iban a quedar esperándonos. No fue la mejor idea frenar en el medio de la ruta, en una curva y sin ningún pueblo a la vista. Supongo que algo habrán sospechado, porque le dijimos varias veces que siguieran, que teníamos que descansar un rato, pero estábamos en un lugar donde ni siquiera había sombra. Lo importante era cambiar de vehículo.

– No terminamos de acomodarnos que le hago seña a un auto que pasa a toda velocidad y frena. Es un extranjero. Cuando me acerco me mira con cara de “qué querés?” y no dice nada. Le digo que estamos yendo para Sihanoukville, que si él va para ese lado… “No, I’m going to Koh Kong”, me dice con la misma cara de desconfianza. Podría llevarnos por 50km hasta el desvío, pero no tenía ninguna ganas de subirme con ese mala onda y que nos empezara a cuestionar lo que estábamos haciendo. Ya sabemos que a muchos extranjeros les molesta que hagamos dedo, y este parecía uno de estos, como el que en el camino nos gritó “Take the bus!”

Todo el tiempo que estuvimos esperando yo estuve preocupado, pensando en la mala idea que fue haber frenado donde no había nada. Es muy sospechoso para alguien que viene a toda velocidad ver a dos locos en el medio de la nada frenándolo. La mayoría de los que pasaban eran más camiones gigantes, y los candidatos no nos frenaban.

Al fin nos frenaron. Dos camionetas que venían juntas. El 1ro en frenar pintaba bien. Pero el que vino atrás tenía mucha cara de chanta. Nos dijeron que iban, pero cuando le dijimos no money empezaron a dudar. Le dimos la carta, la leyeron y se pusieron a hablar entre ellos. Intentamos explicarle que no podíamos pagar porque era un proyecto. Después de un rato deliberando nos dijeron que podíamos subir.

Evidentemente el que nos llevaba, el cara de chanta, tenía cierta desconfianza, y razones tenía. No podía preguntarnos mucho, y eso lo habrá preocupado más. Hicimos más de 100km casi en silencio total. Cuando estábamos llegando nos pregunta a dónde íbamos. Le dijimos que nos dejara donde a él le convenga, que un amigo nos pasaría a buscar. No lo dijo muy correctamente, pero entendimos que nos preguntaba si podía ser nuestro amigo. Cuando bajamos nos escribió su nombre y tel en un papel y nos dijo que si necesitábamos algo lo llamemos. Apreciamos el gesto, pero si lo llamamos cómo nos vamos a entender? Al final el chanta terminó siendo buena onda.

No sabemos si los tuk-tukeros nos instalaron un chip o cómo hacen para vernos apenas bajamos. Ni bien abrimos la puerta ya tenemos algunos rodeándonos, insistiendo para llevarnos a algún lugar. Nos vamos sin darle mucho pie, sin saber bien dónde está la playa a la que queremos ir, pero con la única intención de sacárnoslos de encima. Llegamos!

Salpicón de consejos marcopólicos para lustrar tu pulgar…

Carta

Desde que empezamos a tener cartas en el idioma local explicando lo que estamos haciendo, hubo un antes y un después en nuestra vida mochilera. ¡Nos hubiese ahorrado tantos malentendidos en Indonesia! Para conseguirla, antes de llegar a Camboya publicamos en un foro de Couchsurfing sobre nuestro proyecto, y les pedimos si nos podían traducir una carta cortita. A las dos horas ya teníamos en nuestro mail la traducción. ¡Cómo te queremos, Couchsurfing!

Cuando un vehículo frena, le sonreimos, lo saludamos, y le damos la carta. Si van para ese destino, el éxito es casi asegurado. 

Cartel

Viajar a dedo Camboya - cartel y carta

Bueno, acá aplica el «haz lo que yo digo pero no lo que yo hago». Nuestro cartel en Camboya fue malísimo. En China, por ejemplo, pudimos copiar los caracteres chinos con mucha paciencia y hacernos el mejor cartel autostopista que hayamos tenido jamás, pero el alfabeto jemer nos jugó mucho en contra, y nos fue imposible copiarlo. Pedimos ayuda, y el resultado fue el que ven en la foto. Las letras son demasiado chiquitas y los conductores no lo pueden ver. A veces lo mostrábamos, a veces no. Generalmente servía mostrarlo porque los curiosos bajaban la velocidad para ver qué decía. La traducción sería algo así como «Viajando en Autostop por Camboya».

Taxi, taxi!

Esto fue lo más molesto quizás de viajar a dedo por Camboya. Cualquier moto o auto puede convertirse en taxi en tan sólo un cerrar de ojos. Sabiendo esto, siempre, SIEMPRE, aclarales que no les vas a pagar para evitar malentendidos. La mayoría estaba yendo igual a nuestro destino, y decidió llevarnos de todas maneras, pero varios se tenían que desvíar y es totalmente entendible que nos quieran cobrar si es su trabajo. Siempre con buena onda les decimos que no es lo que queremos. Insisten un poquito, y después se van.

¿Listo para llenarte de polvo?

Las rutas principales están asfaltadas y en relativamente buen estado. Pero las secundarias… ¡madre mía!, dirían nuestros amigos españoles, preparáte para cubrirte de polvo. Siempre es bueno tener un pañuelo a mano. Yo por lo general usaba uno para cubrirme la cabeza y en momentos difíciles (?) me servía también para taparme la cara.

Viajar a dedo Camboya - caja de camión

Carteles y mapas

Viajar a dedo Camboya - cartel de ruta en jemer

¿Y ahora?

¡A no desesperarse! Fueron pocos los carteles que vimos que estaban sólo escritos en jemer. Si es así, igualmente está aclarado el número de la ruta, así que es bastante difícil perderse.

En cuanto a los mapas, nosotros nos compramos uno en Stung Treng, el más completo que pudimos encontrar por esa zona, y te podemos decir que fueron los USD 4 peor gastados en todo el viaje por Camboya. Marcaba rutas que no existían, y obviaba algunas que nos terminaron resultando súper útiles. Al final nos manejamos chequeando google maps la noche anterior a salir a la ruta, anotando los pueblos en el camino y los números de las rutas. Funcionó perfecto.

Viajar a dedo Camboya - cartel de ruta en jemer e inglés

Cartel de ruta

¿Y el barco?, se estarán preguntando. Es la figurita difícil de quienes hacen el autostop su modo de transporte. Resulta que queríamos ir a Koh Rong, como tantos otros, a disfrutarla antes de que se convierta en lo que son ahora la mayoría de las islas de Tailandia. Tocando puertas se consiguen las cosas… y cuando les contamos sobre nuestro proyecto, los dueños de uno de los lugares de alojamiento de la isla nos invitaron a quedarnos tres noches con ellos y nos llevaron en su bote. El no ya lo teníamos, pero fuimos por el sí, y lo conseguimos…

¿Qué esperás para probar el autostop en Camboya? Diversión asegurada, sino le devolvemos su dinero. ¡Buenas rutas!

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3 Comentarios

  1. ines

    Hola chicos! Muy buen trabajo con la, nos ayuda a muchos, gracias!:) Quería preguntaros, porque estoy en el sur de tailandia y quiero subir y llegar a camboya a dedo sola, creéis que sola puede funcionar o demasiado arriesgado? Lo hicimos en myanmar y funviono pergectamenye, pero eramos fos, y siempre es un apoyo jeje También preguntaros si me podríais pasar lo que dice el letrero que enseñabais por si me pudiera servir! Gracias fe antemano 🙂
    Besos

    Responder
  2. Lean

    Creo que a todos los que los leemos nos transmiten las ganas de viajar a dedo. Con un amigo venimos diciendo que lo vamos a hacer pero nos termina ganando la comodidad jaja aunque por lo que dicen a veces es más fácil ir a la ruta en vez de tratar con los de los buses. Con todo lo que venimos escuchando de la frontera entre Laos y Camboya me parece que es mejor ir a dedo por más que haya que esperar un rato largo.
    Espero lo que escriban de Vietnam!!

    Abrazo weones jaja

    Responder
    • Marcandoelpolo

      jaja weones, viajar en autostop es un viaje de ida! Van a ver que cuando empiecen a probarlo, le van a agarrar el gustito y no van a querer tomar nunca más un bus. Adelante!!!!!!!!!!!!!!

      Responder

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