Veo veo… Este posteo formó parte de una dinámica creativa que consistió en dar a conocer -junto a otros viajeros- lugares, sensaciones y experiencias sobre distintos lugares del mundo. Una vez por mes, cada vez con una temática distinta. La de las siguientes líneas, sobre una calle cualquiera en Penang.
Las calles de Penang nos atrapan. Tienen algo que hacen que uno siempre quiera explorar un rincón más: otra esquina, otra ventana, otro callejón, otro negocio que se mantiene tal cual estuvo el primer día que abrió, hace más de cien años. Cada calle tiene su historia.
Si sus paredes hablaran… podríamos pasar meses enteros, teh tarik de por medio, escuchando todos las vivencias que tienen para contarnos. Vieron pasar a taaanta gente…
No olvidemos que Penang fue, junto con Melaka y Singapur, un punto clave durante el auge del comercio marítimo en el Estrecho de Melaka allá por el Siglo XIX.
Durante nuestra primera visita a la ciudad, en 2009, la verdad que no le dimos ni tiempo para ser escuchadas. Pero sabíaamos que algún día íbamos a volver y, ahora sí, sus paredes hablaron de una vez por todas. Fueron contando historias de a poco, con miedo a que alguien que no debía escucharlas lo hiciera. Nos decían sólo una parte, para dejar que nuestra imaginación volara. Algunas frases fueron: “En la calle Muntri vivía un chino mujeriego que se decía que…”, o “Kapitan Keling era un indio ricachón tan arrogante que donó su mansión con tal que su nombre fuese inmortalizado en una calle hasta el día de hoy y , no lo van a creer, pero también quiso que…”.
Pero de repente, su voz se entrecortó y casi que no se podían distinguir sus palabras. Hasta que tomó coraje, y nos contó una historia que nos hizo poner la piel de gallina: la de la calle del amor.
Love Lane: una calle con historia en Penang
Cuenta la leyenda que Peng Lee, así como tantos otros, vino por primera vez a Penang cuando tenía 25 años, allá por 1820. Su esposa Meng y sus hijos Tang y Li quedaron en China. Los viajes de negocios en esa época no eran como los de ahora, que uno se puede tomar un avión y casi volver a casa en el mismo día. En sus largos viajes lejos de su tierra natal sentía el llamado del diablo.
Cuando llegaba a Penang, sabía que el infierno estaba a la vuelta de la esquina, literalmente. O el paraíso, dependiendo de qué lado se lo mire. Bajaba del barco, caminaba unos 200 m, y ahí estaban, a lo largo de Love Lane, las prostitutas a la espera de los marineros de las tierras lejanas, tristes y solitarios, pero con el dinero que tanto les hacía falta. Una historia de amor y desamor a la vez, con los secretos y chismes que eso conlleva.
La historia se repite, siempre pasa así. Dicen que el tiempo cura todas las heridas, pero la calle del amor sigue sufriendo las mismas penas que hace 200 años, con la diferencia de que ahora usa maquillaje para cubrir las cicatrices que deja el desamor.
Los prostíbulos fueron reemplazados por hoteles para mochileros, aunque muchas de las habitaciones se siguen alquilando por hora. Durante el día las motos y bicicletas en alquiler, y los restaurantes vendiendo desayunos de huevos fritos y salchichas especialmente para los turistas, forman una máscara que esconde lo que hay detrás.
Cuando cae la noche, ubicadas estratégicamente en los callejones que salen desde Love Lane, ahí están ellas, luchadoras eternas, alquilando su cuerpo para poder sobrevivir.
Mientras caminamos por Love Lane al atardecer, nos frena Jimmy, un taiwanés que hace años vive en Penang, y dueño de varios de los hoteles de la calle. Al ver que pasamos por al lado de una prostituta, se impacienta por contarnos que la calle no lleva su nombre por los marineros y sus amantes de turno, sino por los ricos comerciantes que habitan en la calle Muntri, a unos pocos pasos de ahí. Como toda leyenda, tiene diferentes versiones.
“Una leyenda es una narración de hechos naturales, sobrenaturales, o una mezcla de los dos, que se transmite de generación en generación.”
“Esta es la historia de Sheng”, nos cuenta Jimmy, “un comerciante chino que vivía en una de las casas más ostentosas de la calle Muntri con su esposa y siete hijos. Estar involucrado en el comercio del oro lo convertía en el personaje más adinerado de la cuadra. Arrogante, sobrador y con una gran barriga, era temido por más de uno. El dinero no puede comprar al amor, dicen por ahí, pero Sheng demostraba lo contrario: mientras su esposa estaba ocupada amamantando al último de sus hijos, Sheng caminaba unos 150m hasta donde sabía que encontraría a Dayang, una joven malaya de tan solo 16 años, que encontró en la prostitución la única esperanza para salir de la pobreza. De ahí a que le quedó el nombre de Love Lane para siempre”.
Jimmy terminó de hablar y volvió a su hotel. Miramos por el pasillo, y pudimos sentir que detrás de todo esto, hay algo que nos está queriendo ocultar.Quizás él mismo sea uno de los marineros de la historia que nos quiso ocultar, escondiéndose detrás de este tal Sheng, quién sabe…
Nos fuimos caminando por Love Lane y, al llegar a la costa, perdimos nuestra mirada en el horizonte, desde donde algún día llegaron los barcos que trajeron a los marineros que le dieron nombre a esta calle.
Doblamos en Lebuh Light, la calle de la costanera, y vimos un papelito pegado en el poste de luz, con una frase escrita a mano, quizás por una de las prostitutas que día a día sufren en silencio, que decía…
“El dolor es inevitable. El sufrimiento, opcional”
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Otros Veo-veo amigos:
– Titín round the world: una calle. Un destino
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– Cruzar la puerta: El viajar en tiempos de Google
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– La zapatilla: Calles y callejones. Sólo uno se llama Hamel
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– Hey hey world: No hay calles
la frontera más peligrosa: la que nosotros mismos creamos.
Muchas se paralizan por no darse la oportunidad y se pierden lo mejor de la vida!
Saludos
Muchos!
Muy bueno aca estamos…antes d seguir.recomemdamos mucho el hostel lavander como lavanda en melaka 45 la hab.doble con aire acond.ventana y desayuno.limpio y amable.y la comida arabe d kuala lumpur al lado dl hotel 5 en china town
¡Gracias por el aporte, lo agregamos al post de itinerario!
Penang, la ciudad mas interesante de todas las que estuve en el sudeste. Me quede ENAMORADO, y este relato me la hizo recordar. Que lindas sus calles «autografiadas», un gran ejemplo de como embellecer una ciudad con gusto.
Abrazo viajero
Las historias detrás de toda ciudad son la mejor parte para descubrir, super bueno!
Muy bueno!
Me encantan las historias de las calles. pensar que deambulamos a diario por ellas y rara vez escuchamos lo que tienen para contarnos!!!
Un abrazo!!!
Bello, bello, ya quiero conocer Penang y su love lane!!!
Gracias por la buena onda 🙂
Creo que los 2 días que estuvimos en Penang fueron poco , y bue si no queda otra habrá que volver a ir .
Hola Nico! Definitivamente, dos días en Penang no alcanzan. Habrá que volver. Saludos!!!!
A mí también me encantó! Las historias evocadoras son las mejores. Recién volví de Macedonia y me traje algunas leyendas de amor también!!
Hola Marina! Queremos leer tus historias de amor en Macedonia!!!! :):)
Saludos!!
Qué bueno! Me encantan las historias de marineros y ciudades portuarias, tienen esa atmósfera tan…no sé, aventurera, no, romántica, sí, romántica. Muy buen post. Saludos
Hola Seba! Muchas gracias por la buena onda! Saludos!
Copio a Nair, los lugares que evocan historias siempre tienen un doble sabor. Por lo que se ve y por lo que conllevan. Yo me quedo con que la Love Lane es una mezcla de amor y lucha constante.
Aguanten los lugares que evocan historias!!! 🙂
Me encantan los lugares que evocan historias. Cada vez que uno piensa en esos lugares, vienen a la mente leyendas como esta, dejando de ser «la calle de las prostituas» para convertise en una historia de amor (o no).
Muy bueno Veo veo de este mes! 🙂
Hola Nair!!!! Muchas gracias! Siii, los lugares que esconden historias son los mejores!
Buenísimo el post! Más que interesante!
Me causa gracia cuando nos «enganchamos» con alguna leyenda y cuando nos cuentan otra, como el caso de la de Sheng, no queremos creerla o decimos «nah, esa debe ser mentira…» ¡Cómo si tuviésemos algún buen justificativo para creer en la primera!
Somos bichos raros eh…
Hola Giuliana! Muchas gracias! Es verdad, no queremos creer otra cosa!!!! jajaja somos así, no hay nada que hacer 🙂
Muy interesante.
Los nombres de lugares y personas, el ambiente que se respira me recuerdan a personajes de novela como Sandokan 🙂
Claro que sí, el espíritu del Tigre de la Malasia sigue merodeando estas calles (buscando prostitutas?).