A veces pienso en cómo serán mis últimos días. No me pasa muy seguido, pero cada tanto, cuando me voy a dormir, cierro los ojos y todo es negro, lo pienso. Me imagino muy anciano, acostado en una cama, resignado, imposibilitado de hacer todo lo que me gustaría. A veces me asusta pensar en esto, porque sea de la manera que me lo imagino u otra, tengo la certeza de que no habrá forma de evitarlo. Pero igualmente me duermo tranquilo, sabiendo que a la mañana siguiente me voy a despertar.
En el último año y medio conviví con dos personas que sus últimos días no eran una vaga visión esporádica, sino que estaban bien al tanto que ya los estaban transitando. Dos personas con una misma enfermedad, pero con mensajes diferentes.
La primer persona, una tía lejana que ya no está, los transitaba como podía, y como siempre me imaginé que sería. De días sin ningún incentivo y recordando con tristeza que el final ya estaba muy cerca.
Pero la segunda persona fue una de las que más impacto tuvo en mi vida, y en la de Dani, y seguramente en la de todos los que tienen la hermosa oportunidad de conocerlo. Él también nos habló del final, pero como su principal incentivo para no bajar los brazos y disfrutar estos días al máximo. A esta persona le diagnosticaron cáncer de huesos por primera vez cuando tenía catorce años. Sus padres, su hermana, su hermano y su esposa, todos murieron por distintos tipos de cáncer. En el 2007 le diagnosticaron cáncer de próstata, y en el 2012 los médicos le dijeron que la enfermedad era terminal y que ya no tenía sentido buscarle una solución. Ése día, cuando sus brazos podrían haberse caído, fue cuando más fuerte se sintió. Sin escuchar las recomendaciones de los médicos, dejó todo lo que tenía, se subió a la bicicleta y empezó su desafío más importante, el de demostrar que lo imposible puede ser posible.
Conocé la inspiradora historia de Derek, un luchador que no se va a dejar vencer sin antes disfrutar la pelea…

Con Derek en Hanoi
“Recordar que voy a morir pronto es la herramienta más importante que haya encontrado para ayudarme a tomar las grandes decisiones de mi vida. Porque prácticamente todo, las expectativas de los demás, el orgullo, el miedo al ridículo o al fracaso se desvanece frente a la muerte, dejando sólo lo que es verdaderamente importante.”
Seguramente conocés estas palabras de Steve Jobs. Sus reflexiones acerca de la muerte se extendieron por el mundo más rápido que sus innovaciones tecnológicas e inspiraron a millones de personas. Ver el video de su conferencia en la Universidad de Stanford te deja pensando y replanteándote muchas cosas acerca de tu presente. Pero una cosa es mirar un video, o leer un libro, y otra totalmente distinta es estar mirando a los ojos de una persona que te habla de cómo el ser consciente de su muerte fue lo mejor que le pudo haber pasado en su vida.
Escuché muchas veces las palabras de Steve Jobs y otros similares. Me ayudan, me llenan de energía, pero muchas veces también las olvido. Y las olvido, creo, porque son palabras que vienen de personas súper exitosas, que suenan bien, pero que cuesta relacionarlas con ejemplos más cercanos a uno. El fundador de Apple, artistas consagrados, revolucionarios que pelearon por los derechos de sus pueblos. Casi todos tienen palabras de inspiración para dar, pero por más grandiosos que sean sus ejemplos, no siento que me están hablando a mí.
No fue hasta el momento en que las causalidades de la vida me cruzaron con un inspirador al que yo podía reconocer como de carne y hueso, que esas palabras se quedaron grabadas definitivamente.

Gran inspiración
Hanoi es una ciudad que nos cansa. Estuvimos dos veces y en ambas nos fuimos agotados y felices de dejarla. Nos encantan sus cafés, su cultura callejera y su decadente arquitectura. Pero es como una chica que te atrae físicamente, pero con la que no podés llevarte bien. Nos vemos y nos gustamos, pero al poco tiempo nos peleamos.
Es difícil moverse por la capital vietnamita. El peligro de ser atropellado es constante, y para colmo las veredas tomadas por motos estacionadas, vendedores callejeros o extensiones de negocios, te obligan a caminar por la calle.
Así llegábamos a Hanoi, tras un buen día de autostop, pero aturdidos por los bocinazos. Teníamos que estar por una semana para tramitar la visa de China, pero nos reconfortaba saber que no teníamos que pasar por la agobiante tarea de buscar hotel, ya que nos quedaríamos en la casa de Mike, quién al leer acerca de nuestro viaje en el foro de Couchsurfing, nos invitó a quedarnos en su casa.
Cuando llegamos a la casa, la actitud de Mike nos sorprendió. No tenía ninguna intención de hablar con nosotros ni con ninguno de los otros siete que estaba alojando al mismo tiempo, ni siquiera de ser mínimamente cordial. No había lugar para todos, pero al acercarnos a hablar del tema, nos echó diciendo que era un problema que teníamos que resolver entre nosotros. Una chica, ofendida por las reacciones de quien la había invitado, prefirió irse a un hotel. Rápido todos nos daríamos cuenta que el motivo por el cual alojaba a tanta gente era para acumular referencias en su perfil y sentirse más popular que los otros miembros de Couchsurfing Hanoi, quienes lo consideran “Embajador” y lo tratan con un payasesco respeto.
Nosotros estábamos a punto de irnos también, de no haber sido por un inglés de anteojos y pelo blanco que se acercó a hablarnos. Derek, a sus 57 años, no estaba en un viaje más. Más de 30.000 kilómetros andando en bicicleta, en 29 países, desde Inglaterra hasta Vietnam y con planes de seguir por mucho más, no fue lo que más nos emocionó de su viaje, sino la historia que lleva como llama eterna.
En Octubre del 2012, los médicos le dieron la noticia de que su cáncer de próstata había vuelto, pero que esta vez era terminal, y no tenía sentido seguir adelante con el tratamiento. Derek, hundido en un pozo depresivo por la muerte de su esposa tres años antes, por cáncer de mamas, encontró en esta noticia la mejor cura a la peor enfermedad. Lo que para otros podría haber sido un réquiem, para él fue un canto a la vida.
“La muerte de Caroline no pude aceptarla. Estuve deprimido por mucho tiempo y hasta intenté suicidarme. Nos dijeron que tendría entre doce y dieciocho meses de vida, pero murió a las nueve semanas. Todo fue demasiado rápido, como de un día para el otro.” Para que el trago no se nos haga tan duro de digerir, mientras nos cuenta la historia de su vida nos muestra orgulloso la resistente carpa que lo viene acompañando durante el viaje. “Pasaba días seguidos sin salir de mi casa, sin hacer absolutamente nada. Perdí muchos amigos porque no quería ver ni hablar con nadie. Cuando los médicos me dieron la noticia, no lo dudé ni un minuto, les dije que me iría a andar en bicicleta. Me dijeron que era una muy buena idea, que me ayudaría mucho. ‘¿Y a donde querés ir?’, me preguntaron. Quiero dar la vuelta al mundo, y llegar hasta los Himalayas, cruzando el “techo del mundo”, en la Pamir Highway. Me dijeron que buscara algo menos demandante, que en un año lo más probable sería que no pudiera andar en bicicleta, y mucho menos en esas condiciones extremas. Pero yo estaba decidido. Ya había cancelado un viaje en el que pensaba cruzar Estados Unidos para ver si me sentía con fuerzas para dar la vuelta al mundo, pero no pude hacerlo porque apareció el cáncer de próstata. Esta vez no me iban a parar.”
En sólo tres semanas, vendió todo lo que tenía para pagar algunas cuentas y comprar el equipamiento necesario. Un mes antes de empezar el viaje, le dio la noticia a un amigo. Como los médicos, él también creyó que era imposible, que no duraría mucho tiempo.
“Voy a encontrar una manera de hacerlo, como durante toda mi vida. Vivo con cáncer desde los 14 años…”, le dijo “…¿qué querés qué haga, que me quede sentado muriendo dolorosamente? Ya vi a muchos seres queridos morir así.” Como seguramente haría la mayoría de nosotros al escuchar esta noticia, el amigo le pidió que se buscara algo más fácil, para estar cerca en caso de cualquier complicación. “Toda mi vida fue un desafío, dejame que el último sea uno especial”, le respondió.

Todos los viajeros juntos
“El tipo tiene sus días, no es fácil de tratar, pero a mí me cae bien. Me está ayudando mucho a difundir mi viaje.”, nos dice Derek hablando de Mike. En medio de la charla, Thu, la secretaria de Mike que básicamente se encarga de organizarle la agenda de Couchsurfing al “Embajador”, por más bizarro que esto suene, nos avisa que el almuerzo está listo.
Siendo diez en la mesa, el almuerzo parece más una conferencia de prensa en la que todos bombardeamos a preguntas a la gran estrella. “Derek, cuál fue el país que más te gustó?”, pregunta un estadounidense que juega al papel de misterioso y no quiere revelar cuál es su función en la Embajada de Estados Unidos en Hanoi (para nosotros que es camarero del restaurante pero se quiere hacer el importante). Como todo viajero, Derek pone la hospitalidad por sobre cualquier atractivo turístico. “Es difícil elegir, pero diría que Armenia. Las iglesias me dejaron fascinado, el paisaje es bellísimo, pero principalmente es la amabilidad de la gente lo que hace que lo elija como mi país preferido.” “¿Y el que menos te gustó?”, siguió un extraño finlandés de voz grave y movimientos toscos. “Fácil, China… me estafaron en todo momento, manejan como locos, incluso me chocaron un par de veces, no recibí la hospitalidad a la que me había acostumbrado en Asia Central, ¡y para colmo internet es un desastre!” Todos nos reímos por el tono jocoso en que lo cuenta, pero a Dani y a mí no cuesta creer que la China en la que estuvo él es la misma donde tan bien siempre nos trataron. Bueno, salvo internet que realmente es horrible. Eso muestra las distintas impresiones que puede dejar el mismo país en personas distintas, y como al transmitir esa experiencia estamos influenciando a quien no lo conozca. Quien nos pregunta a nosotros, le decimos que a pesar de ser un país de más de mil millones de personas, las cuales en su mayoría viven en ciudades superpobladas y contaminadas, la gente siempre nos trató con mucha amabilidad y respeto. Mientras que Derek, con su experiencia, diría todo lo contrario.
Las preguntas siguieron, pero a pesar de que ya se las habrán hechos cientos de veces en éste último año, Derek respondía a todos con entusiasmo. Un entusiasmo que nace en su intención de dar a conocer su historia para dejar un mensaje en la mayor cantidad de gente posible. “¿Cuántos kilómetros recorres en promedio por día?”; “Además de Couchsurfing ¿también usas Warm Shower?” (red de hospitalidad para ciclistas); “¿No te da miedo el tránsito de Vietnam?”; “¿En algún momento del viaje pensaste en abandonar?”; “¿Tenés la misma energía que cuando saliste?”; “¿No tenés miedo de…” Caroline, una chica nacida en Estados Unidos pero de familia vietnamita, tarda unos segundos en completar la pregunta, buscando la manera de no sonar tan cruda. Todos sabemos a qué se refiere por más que no lo haya dicho, por eso Derek empieza a contestar para no ponerla incómoda. En definitiva es lo que lo motivó a hacer este viaje.
“No tengo miedo a morir, porque sufrí algo mucho peor que la muerte. Depresión. La depresión es peor que la muerte, porque te saca las ganas de vivir. Yo estaba muerto en vida después del fallecimiento de mi esposa, hasta que me dijeron que mi cáncer era terminal y todo cambió. Ahí encontré un sentido para seguir viviendo, hacer lo que siempre quise hacer.”

Charla de Derek en un café de Hanoi
“Toda mi vida fue un desafío, dejame que el último sea uno especial”, le había dicho Derek a su amigo un mes antes de comenzar el viaje. Y los desafíos se le presentan todos los días, como cuando le robaron en África, no una vez, sino tres, perdiendo su pasaporte, tarjeta de crédito y, lo que sentimentalmente más le dolió, la alianza de casamiento y un collar de su esposa. Esto lo obligó a volver a Inglaterra y gastar gran parte del ajustado presupuesto para su viaje. Pero el polo lo tenía bien marcado, por eso volvió a salir, esta vez cambiando la ruta de África por una que cruzara Europa hacia el Este y con un presupuesto de 5 Euros en promedio por día.
En la ruta que más lo motivaba, la remota Pamir Highway, casi muere cuando un jeep lo chocó de frente, destrozándole la bicicleta y más de un hueso. Ahí se dio cuenta que en este viaje no estaba solo. Desde lejos, simpatizantes de su historia donaron para que Derek pudiera tener una bicicleta nueva, y desde el lugar mismo del accidente una persona ofreció todo lo que tenía a su alcance. El mismo que casi lo mata, le pidió a su hermano que no saliera del hospital hasta que se recuperara y después lo llevó a su casa para cuidar de él junto a su familia.
Pasó por temperaturas de -25°C hasta más 45°C; cruzó desiertos y montañas; bajó de más de 70 kilos cuando salió a 55 kilos; calcula que para cuando llegue a Estados Unidos no tendrá nada de plata, pero dice que lo más difícil de superar no es todo esto, sino que nace desde adentro de uno. “Al final, todo se limita a tu mente. Pasar tanto tiempo solo con tu mente es lo más duro del viaje. Si podés superarlo, vas por el buen camino.” Y estoy seguro de que esto no solo aplica al viaje de Derek en bicicleta, sino que se puede traducir a cualquier cosa que uno se proponga hacer. Porque podés tener las cualidades físicas y técnicas, podés tener la plata y la idea, podés tener todo el tiempo a tu favor, pero si adentro tuyo no hay un voz que bien fuerte grite lo convencido que estás, entonces no hay plata, ni tiempo, ni idea, ni físico que valga. Tenés que borrar y empezar de nuevo, hasta que un día puedas convencer a quien te va a acompañar a todos lados.

Así quedó su bicicleta después del choque (foto: https://www.dereksbiketrip.com/)

A la izquierda, el conductor del jeep. Derecha, su hermano. (foto: https://www.dereksbiketrip.com/)
El último día que lo vimos, después de una charla que dio en un Café céntrico, Derek nos regaló el mapa que usó durante su viaje por Asia Central. “Es un muy buen mapa, resistente al agua”, nos dijo mientras nos mostraba el camino que había tomado. Nos dejó el mapa y nos dimos un fuerte abrazo de despedida. El mapa nos será muy útil, eso seguro, pero Derek nos dejó mucho más que un mapa con una ruta por Asia Central, nos dejó un mapa con la ruta marcada para nuestra vida, la ruta que persigue la felicidad hasta el último día.
“Sean conscientes de su tiempo, porque no nos damos cuenta de él hasta que no nos pasa algo como lo que me pasó a mí. Tómense el tiempo para viajar, porque van a aprender mucho más que en cualquier trabajo o universidad. Crean en ustedes mismos y nunca se rindan. Crean que lo imposible, puede ser posible.” -Derek Boocock-[symple_box color=»blue» text_align=»left» width=»100%» float=»none»]
Cuando compartimos por primera vez una foto de nuestro encuentro con Derek, muchos de ustedes se tomaron unos minutos para escribirle un mensaje de aliento. Cuando lo volvimos a ver, estaba profundamente emocionado por la cantidad de hermosos mensajes que había recibido, y según nos dice, sigue recibiendo, los cuales le dan energías extra para seguir en este viaje. Para todos los que no lo vieron, les compartimos su página de Facebook, en donde pueden seguir su historia y darle su apoyo. Unas palabras pueden hacer una gran diferencia.
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foto: https://www.dereksbiketrip.com/
Hola chicos! Gracias por compartir esta historia tan inspiradora y emotiva. Es un ser humano extraordinario, los sigo leyendo abrazo!
Chicos. .gracias por compartir con nosotros esta lección de vida que han encontrado en Derek ,conocerlo debe haber sido una experiencia con mucha emoción y han sabido transmitirla en toda su dimensión para el beneficio de quienes les leemos. Cariños.
Me emociona como cuentan sus historias y realmente inspiran a animarse a seguir nuestros sueños.
Exitos
Es increíble que a veces uno precise de éstas terribles noticias para reaccionar, para actuar, para salir a vivir la vida. Algo (no tan grave visto desde ahora) me pasó a mi y me impulsó a dar dos grandes pasos y viajes en mi vida, ahora que ando bien otra vez en la rutina. Mañana me entregan unos estudios que me hago todos los años, debo confesar que siempre me pongo un poco nervioso el día anterior, lo peor es que si está todo bien sigo… y hasta me deprimo por boludeces. Mañana debería planear mi próximo viaje en camioneta, no me gustaría contarles que ME COMPRE UNA BICICLETA 🙂 Besos, linda historia, raro pero no la había visto antes. Saludos
Toba, querido! A esta altura ya fuiste a buscar tus estudios, y esperamos que estés planeando tu viaje en camioneta a full!
Abrazo grande desde Japón!!!!
Wow! Chicxs que historia!!!! Me emocionó, se me erizó la piel! Me hizo recordar muchas cosas! Increíble! Y me toca de una manera especial también (como vi en otros comentarios también) En mi caso a los 15 años me diagnosticaron una enfermedad auto-inmune, que me dijeron era crónica, y que progresivamente me llevaría a perder la movilidad de mis articulaciones y por la que tendría que vivir medicada de por vida. Hoy, después de mas de una década de ese diagnóstico desalentador puedo contar feliz que no estoy medicada, que estoy en mejor estado físico que hace más de 10 años y que me encuentro feliz y mejor que nunca. Porque entendí que mi mayor enemigo era yo misma. Como Derek, estoy persiguiendo mi sueño y tal como dice él (genio total, lo amé y adoré) «la depresión es peor que la muerte, porque te saca las ganas de vivir», son palabras que comparto firmemente. Yo como Derek Creo que lo imposible, puede ser Posible!
Gracias chicxs por compartir esta historia! Hermosa y tan llena de esperanza 🙂
Abrazo
Gaby
Hola Gaby!!! Qué grande, felicitaciones por haber ganado una batalla! Ahora queda seguir siendo tan feliz como hasta ahora, o más!
Muchas gracias por compartir tu historia e inspirar a muchos!! Nunca sabés quien te puede estar leyendo. Quizás estas palabras lleguen en el momento justo y le alegren el día a alguien. Gracias!!!!!!!!!!!!!
Es muy linda y alentadora la historia de Derek. . . .me encanta la bici , los viajes y pronto si Dios quiere!! , empezaré uno. saludos desde Neuquén Arg soy Raúl . abrazos
Adelante con la bici!!!!!! Muchos éxitos en tu travesía!
Abrazo grande 🙂
debe haber sido una gran experiencia conocer a alguien como Derek, esperemos que siga bien y siga andando caminos. Besos!
Buena nota chicos, así como todo su blog.
Siempre los leo y uso sus consejos, estoy yo así como ustedes con mi novia viajando por el sudeste, recién llevamos 25 días de los cuales 18 han sido haciendo couchsurfing y es lejos la mejor experiencia de viaje que hemos tenido hasta ahora.
Mucho éxito para ustedes y safe trip!
Muchas gracias por la buena onda Nico! Buen viaje!!!
Ya conocia la historia a travez de ustedes y la verdad es que Derek es quien nos da aliento para darnos cuenta cuan importante es disfrutar de la vida sea como sea los suenos los tenemos que hacer realidad……GRACIAS DEREK!!!!
Dani, Jota! Qué maravilla vuestra experiencia conociendo a Derek y compartiendo su historia. Al leerla se me amontonaron pensamientos y sobretodo sentimientos… Cada uno ve la vida, a través de su propia experiencia y me fue inevitable unir puntos, como decía Jobs en esa mítica charla de Standford: «Los puntos se conectan hacia atrás»
Hace diez años, un diagnóstico de cáncer cambió mi vida. Fue el día más duro de mi vida, en que de alguna forma me enfrenté por primera vez de cerca a la muerte. De un momento para otro, no sabía si a mi padre le quedaban meses de vida… Aquella fue la mayor lección sobre la vida que recibí hasta ahora.
Hoy, diez años después, me siento muy feliz de saber que mi padre está en bici con sus amigos recorriendo Francia desde el Atlántico al Mediterráneo y que sigue sumando momentos de felicidad.
Isa! Te acabamos de mandar un mail 🙂
Impresionante historia!
Yo en mi caso, también viví muy de cerca los últimos tiempo de personas con enfermedades terminales a mis 17 años, quienes en sus últimos momentos recordaron todo lo que no habían hecho, si bien no bajaron los brazos, tampoco tenían tiempo de hacer cambios. Recordaron no haber hecho simples cosas, como decir «te quiero». Esto me marco para siempre, al principio crudamente, ahora con otra visión de la vida que intento poder sostener dia a dia. Esta historia es una buena razón para seguir adelante.
Un abrzo chicuelos!
Qué vida más conmovedora! Me emocionó hasta las lágrimas! Gracias por contarla. Con respecto a Uds: su diario es muy inspirador y su viaje, alucinante. Simplemente, gracias!
Uf, qué historia!!!
Ya había leído algo de él por ahí. IMPRESIONANTE!!!
Gracias chicos por este post, les mando un abrazo enorme!!!
Que linda historia!! Inspiradoras y muy sabias palabras. Es icreible como vivimos acelerados, pensando que el fin nunca va a llegar, Derek es ejemplo de que si se puede, solo hay que salir a buscarlo!!!
Gracias chicos nuevamente por otra historia que me ayuda a replantearme muchas cosas!!! Abrazo grande!
Ay chicos que bonita historia… conmovedora, inspiradora, puras cosas buenas.
Gracias por compartir este encuentro con todos nosotros 🙂
Una historia conmovedora, un ejemplo de coraje y un gran luchador!
Sin duda Derek ha hecho que una vez más nos demos cuenta de lo importante que es luchar por los sueños y nunca perder las ganas de vivir!
Gracias por compartirlo chicos!
Txell & Xavi
Que linda historia chicos, la verdad me emocione mucho… Gracias por compartirla! Y gracias por ayudarnos a nosotros en nuestro viaje, no saben lo que nos ayudo su blog en nuestro viaje!! Esperamos poder cruzarlos algun dia! Beso enorme, clara y ale
Hijos de la re mil puta… se nos saltaron las lágrimas y eso que ya nos habíais contado la historia. Gracias por compartirla!
Gallegos de mierda, no sean sensibles… es la falta de tortilla de patatas que los pone así o la historia de Derek? jajajaja
Chistes de lado… vimos que le mandaron un mensaje al gran campeón. Nos escribió diciendo que estaba muy feliz por la energía que estaba recibiendo. Sin dudas se lo merece.
Abrazo grande!
Genial nota chicos! Me hicieron emocionar hasta las lagrimas. Derek es un gran ejemplo de vida y es un placer cruzarse con gente así!
Un abrazo enorme viajeros!
Gracias Jota y Dani por esta inspiradora historia, sin ustedes como intermediarios y aportando la pasión con la que siempre escriben, no hubiésemos conocido a Derek. Es verdad lo que dicen de las frases inspiradoras, te puede motivar, pero cuando conoces en primera persona a gente como esta es cuando realmente se te quedan grabadas a fuego. Un ejemplo de lucha y determinación, del que todos tenemos que aprender.
Me emocionó de verdad. Un abrazo para ustedes y otro enorme para Derek!