Pekin Express: todo lo que te puede pasar viajando a dedo por China

Marcandoelpolo | China | 27 Comentarios | 19871 Views

Viajar por mucho tiempo no es lo mismo que estar de vacaciones por mucho tiempo. Los viajes largos, recorriendo muchos países, vienen de la mano con ciertas complicaciones que muchas veces no estaban en los planes. Para algunos pueden traer complicaciones psicológicas, pero creemos que no es nuestro caso. Nos gusta decir que a nosotros fue más bien una liberación psicológica lo que viajar por tanto tiempo nos trajo. Los que si vinieron fueron los inevitables trastornos físicos. Por ejemplo yo (Jota) bajé unos 7 kilos que no pude recuperar y se que sólo volverán con unos meses de sedentarismo que hace cinco años que no tengo. Digamos que nunca estuve para doble de Stallone en Rambo, pero es inevitable que todos mis amigos y familiares me digan “qué flaco que estás Jota, tenés que volver a comerte unos buenos asados”, o unos “guisos piqueteros”, en el caso de mi mamá.

La fisonomía de Dani cambia tan rápido como el estado de su flequillo. Si su fleco es un indicador de la humedad atmosférica, el resto de su esbelta figura marca la calidad gastronómica de un país. Cinco kilos menos en Laos, ocho más en Irán, para abajo en Mongolia y para arriba en Italia.

Pero las mayores complicaciones en los viajes largos son logísticas. Visas, vacunas, pasos fronterizos, presupuesto, transporte, alojamiento… hay muchos puntos que a todos nos asustan en la previa, pero que a medida que el viaje avanza nos damos cuenta que era más sencillo de lo que parecía.

Pero también están los inesperados. Qué linda la visa de Vietnam que te ocupa toda una hoja. Si, y la de Camboya también. Otra hoja para la de Laos, otra para la de China, la de India y el viaje sigue. Sea por elección u obligación, todos los que viajan mucho saben que los pasaportes tienen muy pocas hojas. Es divertido ver como se llena de sellos, y hasta te da cierto orgullo, como cuando de chico llenabas un álbum de figuritas. Pero cuando estás a mitad del viaje y ves que a ese ritmo te van a tener que empezar a poner los sellos en la frente, es cuando el chiste pasa a ser uno de mal gusto. No te rías, lo que te vamos a contar es algo muy serio…

 “A ver Dani, ¿cuántas hojas te quedan?”

“Tres… no me van a alcanzar para llegar a Turquía”

“Pero tenés el italiano también”. Si Kapanga canta “bisabuelo, viniste al pedo”, nosotros podemos decir que Don Caldaroni y Don Beltrame nos dejaron un enorme legado para estas vidas que llevamos. Il Passaporto es un gran as bajo la manga.

“Si, pero necesito el argentino también. Encima vence en Junio del 2015, y si está vencido para volver a Argentina ¿qué hago? ¡¿entro como turista?!”

Buscamos los requerimientos para los próximos países que pensamos recorrer, volvimos a chequear los huequitos libres en las hojas ya ocupadas, y hasta se me ocurrió pegarle unas hojas extra con cinta scotch, total nadie se iba a dar cuenta. Por más vueltas que le buscáramos, la única solución era hacer un pasaporte nuevo. Estando en Argentina esto no sería mucho problema, pero en Asia sí que lo es.

Estábamos en Vietnam, camino a China por la costa Este hasta llegar a Fuzhou, desde donde tomaríamos el ferry a Taiwán. Con un mes de visa en China, teníamos tiempo de sobra para recorrer tranquilos esa parte del país que no conocíamos. El pasaporte podríamos hacerlo en el Consulado de Taipei, y si no en los próximos países que iríamos: Japón y Corea. Después de mandar varios mails nos enteramos que podrá haber Consulado en Taipei, Guangzhou, Shanghai, Embajadas en Japón y Corea, pero que en ninguno de estos lugares se puede sacar el pasaporte de 10 años, sino que lo único que te dan es uno de emergencia por un año que sirve para que en todas las fronteras te miren con sospecha. Ya nos imaginábamos tratando de explicarle a los oficiales de Kyrgyzstan por qué el pasaporte decía “Emergency” y no nos pareció la idea más brillante.

“Bueno, según lo que me dicen, en el único lugar donde lo hacen desde acá hasta Turquía es en Beijing”, me dice Dani como si Beijing estuviera de paso.

“¡¿Hasta Beijing tenemos que ir?!”

“Y si, no queda otra”.

Después de buscar en Google Maps la noticia fue todavía peor. ¡Ir a Beijing significaba desviarnos unos 4000 kilómetros! Claro que podíamos volar, hacer el trámite e irnos y no sería para tanto, pero cuántas historias nos perderíamos en el camino. ¿Tomar un tren desde la frontera con Vietnam? Larguísimo (casi 30 horas), incómodo (el chino sentado al lado haciendo una orquesta sinfónica mientras come y escupiendo cáscara de pipas para todos lados, deja de ser simpático después de un rato) y carísimo. ¿Entonces? Hay una pregunta que nos hacemos en estos casos para tener la mejor respuesta, “¿qué es lo mejor para el libro? ¿dónde hay más posibilidades de tener las experiencias más memorables?” Como en todo Eliminando Fronteras, saldríamos a la ruta con la mejor sonrisa y caras de inocentes, confiando en que la hospitalidad de la gente nos llevaría muy lejos, tan lejos como hasta el Consulado de Argentina.

1- Lang Son 2- Guilin: 607 km 3- Xiangtan: 555 km 4- Wuhan: 400 km 5- Zhengzhou: 530 km 6- Shijiazhuang: 418 km 7- Beijing: 320 km

1- Frontera
2- Guilin: 607 km
3- Xiangtan: 555 km
4- Wuhan: 400 km
5- Zhengzhou: 530 km
6- Shijiazhuang: 418 km
7- Beijing: 320 km

La previa

Son muchos kilómetros, más de 2800 desde la frontera con Vietnam hasta Beijing, y tenemos 10 días para hacerlo incluyendo seis paradas en el camino para visitar cómplices que nos estarán esperando para recargarnos las energías. El turno en el consulado ya está confirmado, así que no nos podemos demorar más. Ir a las apuradas no es nuestro estilo, pero habrá que hacerlo por esta vez.

Para no perder ningún viaje, pedimos en los grupos de Couchsurfing que nos tradujeran al chino dos cartas, una diciendo a dónde vamos y explicando brevemente por qué estamos frenando a cualquiera en vez de tomarnos el transporte público, y la otra para entrar un poco más en confianza una vez arriba del auto, donde nos presentamos y contamos más en detalle nuestro viaje.

Nunca llevamos carteles con el destino a dónde vamos porque eso hace que muchos autos que no van a ese lugar no te frenen, por más que vayan a algún lugar de camino. Pero esta vez quisimos probar, porque sabemos que hay muchos vehículos en las autopistas haciendo distancias muy largas. Sin mucha experiencia en caligrafía china, me esmeré para que los caracteres quedaran lo más parecido posible a los que nos habían mandado los colegas chinos, no vaya a ser cosa que no entiendan.

Armados como nunca, dejamos el último hotel de Vietnam una mañana de mucho frío. A 15 kilómetros está la frontera, y a 230 Nanning, la primer parada planeada.

Viajar a dedo China: cartas

Cartas listas…

Viajar a dedo China: cartel

Preparando el cartel…

Viajar a dedo China: frontera China-Vietnam

¡Llegamos a China!

Etapa 1: Lang Son (Vietnam) – Guilin

“Oh oh oh… Ac-hen-chin… Messi, Messi!!”

El primer día en la ruta de un nuevo país es siempre una incertidumbre. Si bien varios “autoestopistas” nos habían contado sus buenas experiencias a dedo por China, el cosquilleo en la panza siempre está. Dura hasta que te levanta el primer auto en un tiempo razonable y ahí te quedás tranquilo que si ése confió en vos, varios más también lo harán.

En realidad no tenemos mucho apuro, porque Nanning, la primer parada a 230 km, es el único lugar de todos los que planeamos frenar donde no tenemos cita organizada. Habrá que salir a la ruta y empezar a tirar millas, como dicen los españoles.

¡Y pucha que tiramos millas! Apenas pisamos China e intentamos caminar por la ruta para alejarnos de la parada de taxis y buses, vemos que el camino está prohibido para peatones. “Y ahora, sonamos. Con todos estos taxis acá no nos va a levantar nadie”, supusimos según la lógica. Pero el primer auto que pasó nos levantó, nos dijo que le gustaba mucho nuestro fútbol y nos llevó hasta el primer peaje. No muchos kilómetros, pero apuntando directo a Nanning.

Cuando bajamos del auto vemos a tres militares con las típicas caras de malos, metralletas para delante, chalecos antibalas, casco… eran como actores de Rescatando al Soldado Ryan listos para empezar a filmar. Faltaba que alguien diera la señal de “acción” para que empezaran a disparar para todos lados. Ponernos a hacer dedo adelante de ellos haciendo como que ni los habíamos visto quizás era esa señal de “acción” que estaban esperando, así que mejor ir a mostrarles las cartas con nuestra típica cara de bobos que hasta ahora vienen funcionando.

“Ni hao… eh…” el más alto de los tres nos hace un paneo general con la mirada, agarra las cartas y se pone a leerlas.

“We… go… Nanning”, le decimos, mostrándole el cartel. Los otros dos dejan sus posiciones y vienen a ver qué pasa. Hablan entre ellos, no sabemos qué dicen pero se ríen. Gran señal.

“Oh oh oh… Ac-hen-chin…”

“Yes, yes, Arshentina”

“Oh… football… Messi!! Messi!!”, tan serios que estaban y ahora los tres están tirando patadas al aire y mirándose con ojos grandes. Nos hacen seña de que esperemos y a cada auto que pasó lo frenaron para preguntarle si podían llevar a los dos amigos de Messi. En 15 minutos ya teníamos el viaje hasta Nanning en camioneta. Antes de cerrar la puerta, nos despiden con un “Welcome to China”. ¡Gracias Messi!

Y por la autopista se va tan rápido que cuando llegamos a Nanning nos engolosinamos y quisimos seguir acercándonos a Guilin, la próxima parada. Tuvimos que esperar un buen rato. Acá no hubo militares futboleros para ayudarnos, pero cuando ya habíamos identificado un Mc Donald’s 24 horas para pasar la noche, se hizo la luz. Se baja la ventanilla de una camioneta impecable y nos dice que está yendo a ______ (poner el nombre en chino que se te ocurra). “Uh, seguro que es acá nomás”, pensamos. Nos marca en el mapa el lugar y… ¡¡es al norte de Guilin!!

A todo trapo por autopista. Sin darnos cuenta, cuando llegamos a Guilin habíamos hecho el récord de distancia en un día de todos nuestros viajes a dedo: 622 kilómetros. Usando nuestras frases de supervivencia rutera, preguntamos si había algún Mc Donald’s o KFC 24 horas para pasar la noche, y ahí nos quedamos, mirando por la ventana como una multitud abrigada, con los cachetes colorados por el frío, se amontonaban adelante de un escenario donde un imitador de Michael Jackson hacía lo posible para llamar la atención.

Al otro día, Shenlin nos recibió en su habitación que alquila en un complejo para estudiantes de la Universidad de Guilin. “La habitación no es muy grande, pero las vistas son muy buenas”, nos dice abriendo la ventana que da a las típicas montañas kársticas de la zona. Cuando me asomo para corroborar, veo que de una olla con agua hirviendo están sacando del cuello a un perro muerto. Shenlin nota que mi cara cambia y se acerca a ver qué pasa. “Uh… si… es que acá atrás hay un restaurante”. Definitivamente llegamos a China.

Viajar a dedo China: camino a Guilin

Ya llegamos a Nanning, ¡sigamos!

Viajar a dedo China: durmiendo en el KFC

¡Qué cómoda está la cama del KFC!

Viajar a dedo China: Guilin

«Dejá el perro Shenlin, mejor compremos fruta…»

 Etapa 2: Guilin – Xiangtan

“¡Qué mal que pinta esto!”

Shenlin estaba muy seguro que por peaje que está a 200 metros de su casa pasarían muchos autos yendo para el norte. Nos parecía demasiado tranquilo por lo que habíamos visto, pero estaba tan cerca que creerle era una tentación.

Tanto frío hacía que en la desesperación tuve que comprarme un buzo extra. Esa mañana salí con tres remeras, dos buzos, la chalina de Dani en el cuello, dos pantalones y tres pares de medias, y así y todo el frío me entraba por los lugares más recónditos.

Esperamos mucho. Más de dos horas y nada de nada. Tanta espera nos hizo suponer que Shenlin no nos había mandado al lugar más conveniente. Cuando estábamos a punto de irnos a intentar preguntarle a alguien cómo llegar al peaje de la ruta que va para el norte, nos frena un auto. Le damos la carta y cuando lee Xiangtan nos dice muy emocionado que subiéramos. “¿¡Va a Xiangtan!?”, era demasiado bueno para creerlo. “Creo que si, si cuando leyó la carta lo repitió y todo…” Tan bueno que la emoción rápido se desvanecería.

“Ok… Xian’an!”, nos dice a los 30 kilómetros de haber salido. ¡¡Nooooo!!

Y ahí quedamos por varias horas, esperando que la varita tocara nuestro camino otra vez, a la salida de un pueblo por donde pasaba un auto cada 15 minutos. Y esta fue la gran complicación que rápido encontramos para hacer dedo en China. Como en la autopista no podés pararte, tenés que ir a un peaje o a una estación de servicio, con lo que estás limitado a los vehículos que por ahí pasen. Si el peaje en el que estás esperando es el de un pueblo muerto como éste, te queda un larga espera.

Eventualmente nos levantaron, cuando las manos ya se nos estaban helando. Pero no para salvarnos el día, sino para dejarnos en otro pueblo.

Las horas pasaron y nuestras caras ya parecían la de dos sherpas escalando el Everest. Los autos que nos frenaron iban hacia la otra dirección, con lo que supusimos que otra vez estábamos en el peaje menos conveniente, como durante todo el día. Pero si este viaje sabe de situaciones difíciles, más sabe de situaciones insólitas. Cuando estábamos a punto de tirar la toalla, vencidos por la dureza del clima que no previmos, frena frente a nosotros un brillante Porsche Cayenne color bordó. Nos dice que va a Guilin, como todos los anteriores que nos habían frenado. “Bus, bus…”, nos dice el conductor. Le mostramos la carta, tratando de explicarle que estamos viajando a dedo. Nos devuelve las cartas y abre la guantera. Saca un billete de 100 Yuanes y me lo da. “No, no, por favor, no necesitamos plata…”, le digo. Pero cómo hacerle entender a alguien que pasa manejando un Porsche con calefacción que los dos que están parados al costado de la ruta con un cartón y las caras rojas por el frío no necesitan plata, y que todo lo que están haciendo es “por la experiencia”. Le dijimos varias veces que no la necesitábamos, pero Mr. Porsche insistió en hacer la gran acción del día. Seguramente él la necesitaba mucho menos. “Train, take the train…”, nos dijo antes de irse.

Viajar a dedo China: estación de tren

Esperando el tren a Xiangtan

Viajar a dedo China: mucho frío

¡Hay que estar con este frío en la ruta! 

Viajar a dedo China: Couchsurfing en Xiangtan

Zyke nos estaba esperando…

Etapa 3: Xiangtan – Wuhan

“Ustedes son una amenaza para la seguridad nacional”

Después de un durísimo día, esta tercera etapa fue soñada. Llegamos al peaje y en menos de una hora nos frenaron dos amigos que estaban yendo a Wuhan. 400 kilómetros viajando comodísimos y en inmejorable compañía. Su inglés pudo ser casi nulo, pero los celulares son para los jóvenes chinos lo que las muletas son para un rengo. Sin necesidad de emitir demasiados sonidos, entablamos conversaciones, aunque muchas veces con frases difíciles de interpretar como “China is a State of ceremonies, people like us too much. Contact us. Share your happiness”.

Tang y Tan nos llevaron a comer a un tenedor libre en el camino y llamaron por teléfono a Tina, la chica que nos alojaría, para arreglar un punto de encuentro. Después de cruzarnos con gente como ellos, reivindicamos la idea de que viajar a dedo es la mejor manera de ponernos en contacto con la gente que queremos conocer.

Cuando Tina nos recibe, nos da una mala noticia. “No sé si voy a poder alojarlos, porque vivo en un edificio gubernamental. Mi papá me dijo que por temas de seguridad nacional quizás no los dejen entrar.” Suena paranoico, pero no nos sorprende de un país donde los extranjeros sin identificación china tienen negado el acceso a los cyber.

Hicimos el intento, pero apenas pusimos un pie en el complejo cuatro policías vinieron corriendo a los gritos, como si hubiesen visto a dos marinos estadounidenses llegar. Con la voz quebrada y los ojos brillosos nos pidió perdón por no poder alojarnos en su casa y no poder presentarnos a sus padres. “Yo les dije que los iba a alojar, así que no se preocupen que lo voy a solucionar.”

Después de un rato volvió con su padre. “Vengan, vengan…”, nos dice con una bolsa de frutas en la mano. Caminamos 50 metros y entramos a un hotel 3 estrellas. “Ustedes se van a quedar acá”, nos dice mientras nos da la bolsa de frutas que incluía dos cañas de azúcar para mascar. “No, pero por favor, podemos ir a otro lugar, no te preocupes…” “No, no, mi papá ya lo pagó, nos sentimos muy tristes por lo que pasó.”

A la tarde nos llevaría a pasear y a probar todos los snacks típicos que nuestros estómagos soportaron, incluyendo cuello de pato y banana frita con salsa de chocolate y kétchup. “Es una lástima que no puedan venir a casa, mamá les quería cocinar la cena.” Eso le pasa por juntarse con gente sospechosa.

Viajar a dedo China: hospitalidad china

Con Tang y Tan en el tenedor libre…

Viajar a dedo China: traductor del celular

¿Qué habrán querido decir?

Viajar a dedo China: Couchsurfing en Wuhan

¡Qué rico probar platos típicos! Salvo cuando es banana frita con chocolate y kétchup

Etapa 4: Wuhan – Zhengzhou

Parecemos distintos, pero somos hermanos

Con un largo día de 530 kilómetros por delante, decidimos probar con otra técnica. Esta vez no nos pusimos varios metros antes del peaje, sino que directamente fuimos a hablar con el personal a ver si nos podían ayudar. No sabíamos cómo reaccionarían, pero si el militar de Rescatando al Soldado Ryan nos ayudó el primer día, estos podrían hacer lo mismo.

Costó un poco hacerlos entender, pero hubo un punto de inflexión cuando se nos ocurrió mostrarles la nota que nos hicieron en Malasia para el China Press, un diario escrito en chino. Ahí nos convertimos en el gran atractivo del día, rompiendo la monotonía de un trabajo basado en ver autos llegar, frenar y pasar. Los empleados que no estaban en las garitas se entusiasmaron con la idea de ayudarnos en nuestro proyecto, pero en lugar de frenar autos se pusieron a sacarse fotos con nosotros. Seguramente les costó mucho más de lo que ellos hubieran querido, pero después de un rato nos consiguieron un camión que supuestamente haría todo el largo recorrido con nosotros. “Zhengzhou, Zengzhou”, nos llamaron emocionados.

¿Zhengzhou? No sabemos si el camionero se arrepintió o si en realidad iba hasta mitad de camino, pero a falta de 200 km nos dijo que hasta ahí llegaba. La noticia podría haber sido muy mala, pero lo mismo que pasó en el primer peaje se repitió en este, con todos los empleados comprometidos en conseguirnos el viaje.

“¡Vengan, él los va a llevar a Zhengzhou!”, nos dice la única empleada que hablaba algo de inglés.

“¿Él nos va a llevar? Pero no podemos pagar el viaje…”.

“No, no, es gratis, suban…”

Antes de subirnos el conductor del bus nos pide de sacarse una foto con nosotros. Nos imaginábamos que la gente que había pagado por su viaje estaría enojada, y con razón, pero al contrario, todos los pasajeros se rieron y nos saludaron al subir. Todo esto es muy raro.

En dos días con Kelvin y sus padres sentimos una conexión como pocas veces pasa con alguien que conocés por tan poco tiempo. Tal vez por haberle abierto los ojos para que se diera cuenta que la chica que le gustaba estaba muerta con él (que ella se ofreciera a enseñarle a nadar a cambio de que él le enseñara francés nos pareció una insinuación bastante obvia, pero no para Kelvin); o por hacerlo pensar en qué es realmente lo quiere para su vida, más allá del sueldo que le ofrezcan en el nuevo trabajo; o quizás por habernos clavado juntos a mirar la película de monjes shaolin que el papá tanto nos quería mostrar, en chino y sin subtítulos.

“A partir de ahora tú eres mi hermano y tú mi hermana”, nos dijo en español cuando se despidió en el peaje. En la mochila nos llevamos masitas, caramelos, leche, fruta y unas raíces comestibles que los padres nos dieron. En el corazón nos llevamos un hermano chino.

Nota en diario malayo

Nota en diario malayo

Viajar a dedo China: peaje

Muchas fotos, ¿pero si mejor empezamos a frenar autos?

Viajar a dedo China: en bus

El bus los va a llevar… 

Viajar a dedo China: Couchsurfing en Zhengzhou

Con Kelvin, nuestro hermano chino

Etapa 5: Zhengzhou – Shijiazhuang

“¡Llevalos a estos dos que son famosos!”

“Mirá, mirá, salieron en el diario, son famosos, ¡tenés que llevarlos!”

“No, qué los voy a llevar, yo tengo que levantar más pasajeros por el camino…”

“Llevalos, dale, que ya le preguntamos a veinte autos y ninguno va… mirá, estos pibes están cruzando todo Asia a dedo, no les podés decir que no…”

“Uffff, está bien, los voy a llevar… ¡qué ganas de joderme que tienen!”

Algo así nos imaginamos que fue la conversación entre los policías del parador de la ruta en el que estábamos y el conductor del bus que frenaron. El conductor no parecía para nada convencido con la idea, pero seis policías con cámaras de fotos y filmadora y una multitud de curiosos fueron demasiada presión. La nota del diario pasaba de mano en mano, como nuestro sello de garantía. Son originales, podés confiar.

“Él va a Shijiazhuang y los va a llevar!”, nos dice con toda la felicidad la policía que tomó las riendas del operativo autostop.

Otra vez llegamos a destino en un bus de pasajeros, sentados adelante de una señora que puso a su hija a hacer pis en el pasillo. Los únicos sorprendido obviamente fuimos nosotros, por más que el pis fresco nos acompañó a todos por más de 100 kilómetros, yendo para atrás o para adelante según la inclinación del terreno.

En el ascensor del edificio de Iris, la chica que nos recibió, un joven se pone a hablar con ella. Los chinos no son de disimular mucho, si el tema de conversación somos nosotros, no tienen problema en mirarnos, reírse y señalarnos. Al rato escuchamos que alguien golpea la puerta. Iris no quiere abrir. ¿Será la policía? ¿el pibe éste habrá avisado que hay dos extranjeros sospechosos en el edificio? ¿otra vez nos van a pagar un hotel? Pero si no nos da bolsa de frutas no nos vamos nada.

Cuando finalmente abre la puerta aparece el joven del ascensor con una caja de té en la mano. “Les vino a traer este regalo”, nos dice Iris. “Dice que los quiere conocer y que…” “Welcome to China!” “… y que nos invita a los tres a cenar”

Parecía como la excusa perfecta para el vecino que no encontraba el momento de hablarle a la chica nueva, pero cuando volvimos a la casa fue a buscar a su esposa e hija. La nena, de 3 años, tenía una frase para decirnos: “Welcome to China!”

Viajar a dedo China: parador en la ruta

«¿Entonces ustedes son famosos?»

Viajar a dedo China: policías nos ayudan

Operativo cumplido… 

Viajar a dedo China: Couchsurfing en Shijiazhuang

Welcome to China!

Etapa 6: Shijiazhuang – Beijing

¿Todo esto y ni siquiera un alfajor?

Y después de 2830 kilómetros, ¡llegamos a Beijing! Nos reencontramos con el gran Peng Lee, el mismo que nos había alojado en el 2011 cuando estuvimos en la ciudad por primera vez. En realidad es casi el mismo, porque este Peng Lee pudo viajar por más de 30 países en estos dos años y medio, y sin dudas que su visión del mundo y su mentalidad cambiaron para siempre.

Había algo de la entrevista en el consulado que nos ilusionaba, más allá de renovar el bendito pasaporte de Dani. Algo que casi todos los argentinos extrañamos cuando estamos mucho tiempo afuera y no puede faltar en un encuentro de expatriados: el alfajor. Claro que el mate es el número uno, pero las dos tapitas con centro de dulce de leche bañadas en chocolate le siguen de cerca. Tan simples, pero tan ricos. Cuando los tenés cerca no le das importancia, pero cuando te alejás de su radio de alcance va subiendo en tu escala de prioridades.

Haber intercambiado varios mails con los argentinos del consulado nos hizo pensar que tendríamos un encuentro bastante informal. “Seguro que no tienen mucho para hacer. Vas a ver que llegamos y están tomando mate… si, mate con alfajores, y nos van a convidar.”

En el subte iba pensando en qué marca sería el alfajor. Havanna son generalmente los alfajores viajeros, pero yo, particularmente, prefiero los Cachafaz. Mmmmm, Cachafaz. Me bajé del subte pensando en la cara que pondría cuando nos dieran el premio por tanto viaje. Tenía que hacerme el sorprendido, no podía mostrar que me lo esperaba. El pasaporte ya no me importaba, quería sentarme a tomar mate con alfajores.

Llegamos. Enzo, quien se encargó del caso Dani, nos recibe vestido de gendarme, con la mejor onda, pero no en pantuflas como yo fantaseaba. Del otro lado del mostrador hay otro gendarme y una china sonriente. Esperando hay mucha más gente de lo que me imaginaba, todos chinos. Nos presentan a la cónsul, hablamos un poco sobre el viaje, les preguntamos por la vida en China, papeles van, papeles vienen, chinos que miran anonadados como nos saludamos con besos, pispeo un mate atrás del mostrador, no veo alfajores, no hay Havanna, ni siquiera Jorgito, suenan Los Nocheros, le sacan la foto a Dani, huella digital y… “con este papel van al banco a hacer el depósito”.

Lo que esperábamos, el alfajor al llegar al consulado, nunca apareció, como siempre pasa en los viajes con las cosas que más planeas. Todo lo que pasó fue lo inesperado, lo que nunca imaginábamos que nos pasaría cuando dejamos el hotel de Vietnam. Un hermano chino, el conductor de un Porsche pagándonos el tren, que nos traten de sospechosos y a la vez de celebridades, el perro saliendo de la olla, la nena haciendo pis en el pasillo de bus, en fin… todo lo que no hubiese pasado si volábamos a Beijing. Nuestro gran miedo, que nadie hable inglés y no nos puedan entender, se resolvió muy rápido, cuando nos dimos cuenta de que hay una frase en común que todos saben decir: “Welcome to China!”

Viajar a dedo China: camino a Beijing

¡Vamos que no falta nada!

Autostop en China: llegamos a Beijing

¡Llegamos a Beijing!

Viajar a dedo China: Couchsurfing Beijing

El reencuentro con Peng Lee y un extra…

Viajar a dedo China: consulado argentino en Beijing

¿Y si mejor cambian el sol de la bandera por un alfajor? 

¿Planeando un viaje a China? No te pierdas todos los consejos mochileros haciendo click en Viajar a China.
Sobre Jota y Dani
Nosotros

Con 19 y 21 años emprendimos un viaje que creímos sería de tres meses, pero se convirtió en nuestro estilo de vida. Diez años más tarde, seguimos descubriendo los rincones más remotos del mundo para eliminar la frontera más peligrosa: la que nosotros mismos creamos.

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Un viaje a dedo de 47.000 kilómetros uniendo Asia de punta a punta durante tres años, desde Filipinas hasta Turquía, para descubrir lo que los medios eligen no mostrar.

Libro: Un viaje interior

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Inspirados en los mensajes que nos llegan pidiéndonos un empujón para salir de viaje largo, creamos este libro para que pases de la motivación a la acción.

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  1. nicobonder dice:

    Excelente crónica. Acá tienen la road movie del viaje. Cuantas cosas que pasan cdo uno va a dedo, este es el post fundamental para mostrarle a los que creen que uno solo lo hace para ahorrar.

  2. Maite y Rubén dice:

    Gracias chicos!! Que ganas de empezar!!

  3. Maite y Rubén dice:

    Hola chicos,
    Somos una pareja muy fan de vuestras aventuras y sois una gran fuente de inspiración de nuestro próximo proyecto, un año sabático para recorrer Asia y Oceanía, ¿os suena?
    Nuestra primera parada será Beijing y queremos intentar movernos mucho a través de couchsurfing y a dedo porque queremos intentar viajar conociendo a muchas personas y tengo una pequeña duda, en las cartas que tradujisteis a chino, qué razones poníais para hacer dedo?

    Muchísimas gracias!
    Espero que empecéis de nuevo a viajar y a seguir contando historias que nos apasionan e inspiran!!

    • Marcandoelpolo dice:

      Hola chicos, ¿cómo andan? Muchas gracias por su mensaje, qué lindo saber que se están por ir a emprender su propio viaje 🙂
      En cuanto a la consulta, nuestra carta decía que estábamos cruzando Asia de punta a punta a dedo para demostrar que la hospitalidad existe en cada rincón del mundo.

      ¡Abrazo grande y muuuuuuuchos éxitos!

  4. Leo Torres dice:

    Es por historias asi, que eligo viajar a dedo, cada auto, cada persona que se te cruza, no esta ahi por gusto. Que aventura tan chevere…!!!
    Los quiero mucho, gracias por inspirarme a cada rato.

  5. Diego dice:

    Chicos, que linda aventura!!! yo estoy en India ahora.. me vine por trabajo y todavía no encontré a ningún argentino…
    Si andan por estos lados, avisen!

    abrazo.

  6. Fernando dice:

    Hola, quería saber que pasa si quiero quedarme en China por tiempo indefinido (osea, pueden ser días o quedarme a vivir) y si un extranjero tiene posibilidades de trabajar aunque sea temporalmente y que onda con los wwoofer y los voluntariados???????
    Los felicito!
    Saludos

    • Marcandoelpolo dice:

      Hola Fernando. La visa de China es por 30 días. Se puede extender una vez (algunos nos dicen que dos veces, otros una), pero por tiempo indefinido primero tendrías que ver con qué visa te quedarías. Para trabajar necesitás una visa de trabajo pero no sabemos cuáles son los requisitos.
      En cuanto a woofing y los voluntariados no tuvimos la experiencia, así que podés consultarlo en las páginas de ellos directamente https://www.wwoofchina.org/home/, https://helpx.net/ o https://workaway.info/

      Saludos!

  7. toba2 dice:

    No tengo palabras para describir lo que siento cuando me interno en sus aventuras,es como seguir una novela y esperar con intriga el proximo capitulo.Mucho alfajor Cachafaz…pero y las pepas «TEREPIN» no integran el rainting? y los palitos de queso Pehuamar en que puesto estan?.Espero el proximo capitulo de este viaje sin fin,ABRAZOS.

    • Marcandoelpolo dice:

      Hola Toba… a qué te referís con el rainting?? jajajaja chiste, te entendimos la intención. Las pepas Terepín están bien arriba en el «rainting», junto con el dulce de batata y los palitos de queso Pehuamar, pero al Fernet y los alfajores no hay con qué darle! jaja. Si no es Cachafaz puede ser Jorgito, o Milka Mousse, o Terrabusi… el que sea (bueno, salvo Tatín, Guaymallén y esa camada de los que se te pega el chocolate en el paladar).

      Abrazos!!

  8. Nair dice:

    Qué viaje y cuántas aventuras!
    Creo que los debería sponsorear una marca de alfajores, no sé. O deberían vaciar las mochilas y llenarlas de alfajores cuando vuelvan a Argentina. Total, el resto de las cosas que necesiten son más fáciles de conseguir.
    Mucho éxito con el viaje!

  9. Frutillarina dice:

    ¡que bien chicos! ¡linda aventura!

  10. Demian dice:

    Conmovedor, emocionante. Leo y se me caen las lágrimas. Felicitaciones chicos!

  11. Giuliana dice:

    SON LOS FLACOS MÁS INSPIRADORES DEL MUNDO. Listo, lo dije.
    Me dan ganas de mandarles una caja de surtido Havanna-Cachafaz-Jorgito (no me desprecien a Jorgito por favor, en épocas de devaluación nunca pierde el 1er puesto en precio-calidad!). No sé nisiquiera qué escribirles, avanzo y borro, avanzo y borro. Gracias, borro. Los admiro tanto, borro. Me energizaron el fin de semana, borro.
    No sé, millones de éxitos y que tengan mil historias más para contarnos, ¿Qué más les puedo desear? Kilómetros de viaje, nuevos amigos y tiempos de reflexión y letras.
    ¡Abrazo enorme a la distancia de la lectora de Liniers que les tiene prometida una pastafrola hace rato!

    • Marcandoelpolo dice:

      Uffff cuánto morbo, por qué tenías que hacernos acordar de esa pastafrola??? La inspiración para nosotros sos vos con esa promesa. Creo que lo primero que hacemos apenas pisar Bs. As es tomarnos el 55 o el 152, o el que vaya para tu casa e instalarnos hasta que nos tengas que llevar al Santojanni por empacho membrilloso profundo jajaja. Andá preparando el mate!!
      Beso y gracias por la onda de siempre!

  12. Alicia dice:

    Ay, cuántas aventuras e historias!! Miro la foto donde dicen que hace frío y me da frío a mí. Gracias al pasaporte vivieron muchas historias y tienen mucho para contar. Lástima lo del alfajor, pero ya se solucionará!! Besoooossss

    • Marcandoelpolo dice:

      Ese día fue terrible, al borde de la hipotermia!! Odiamos el pasaporte por varios días, bueno, en realidad odiamos las pocas hojas del pasaporte, pero es verdad que de haber tenido más hojas nos hubiésemos perdido todas estas historias.
      Beso grande!!

  13. akira shoji dice:

    Increíble todo lo que vivieron por ir a renovar el.pasaporte!!!!

  14. Andrea dice:

    Wow, menudo viaje, qué maravilla de aventura os habeis marcado, me ha sorprendido lo de la niña en el bus, el señor que os pagó el viaje, el otro que os pagó el hotel, sin duda hay personas que merece la pena encontrar, estas experiencias demuestran todo lo que hay ahí fuera por descubrir y aún así seguimos teniendo miedo.
    Enhorabuena por conseguir llegar a meta, y ahora a seguir el viaje

    • Marcandoelpolo dice:

      Es verdad, muchísima gente uno conoce al hacer este tipo de viajes, aunque la mamá con la nena pillona en el bus la podríamos haber evitado jaja.
      El viaje sigue, ahora estamos camino a Taiwán, a dedo, desde ya!

  15. Barbara Gonzalez Guerrero dice:

    Me encantan todas sus historias! Los sigo desde Chile.
    Me estoy preparando mental y monetariamente para el 2016 iniciar un viaje largo, y su página me sirve de inspiración.
    Un abrazo gigante!

  16. ceci dice:

    Genios! que linda aventura 🙂
    me voy al kiosko a comprar un alfajor muejejeje

  17. Lau - Klando Va de Viaje dice:

    Que viaje chicos y finalmente en la blanca y celeste!! Los felicito!! Sobre de que no sufrieron alteraciones psicológicas emmm mmm bueno deberíamos evaluarlo…. jajajja
    Un beso grande a ambos!!

    • Marcandoelpolo dice:

      Lo de las alteraciones psicológicas empezamos a sufrirlas cuando los conocimos a ustedes. Quién nos mandó a juntarnos en Penang?? eramos tan normales nosotros! jajaja. Pero al final le agarramos el gustito a la locura, así que esperamos el próximo encuentro con ansias. Ya compramos unos calzoncillos de leopardo en el Mercado de la seda para tu media naranja porque sabemos que no los cambia desde que empezaron a viajar jajaja.
      Besooo!