En 2009 partimos hacia Nueva Zelanda en un viaje que calculamos sería de tres meses, pero en el camino hubo varios desvíos que cambiaron nuestros planes. Al poco tiempo de llegar, devolvimos el pasaje de regreso y comenzamos esta vida de viaje ininterrumpido.
Estos años en ruta nos llevaron a pasar una tarde con presos de una cárcel filipina, varios días en casa de refugiados iraníes, acampar frente a la mansión del presidente de Tayikistán, rezar con musulmanes en una mezquita de Malasia y viajar a dedo con exiliados del genocidio camboyano.
Viajamos para eliminar la frontera más peligrosa: la que nosotros mismos creamos.
Un viaje a dedo de 47.000 kilómetros uniendo Asia de punta a punta durante tres años, desde Filipinas hasta Turquía, para descubrir lo que los medios eligen no mostrar.
Quiero saber másInspirados en los mensajes que nos llegan pidiéndonos un empujón para salir de viaje largo, creamos este libro para que pases de la motivación a la acción.
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