Es un ritual típico en los países budistas del Sudeste asiático. Todas las mañanas, antes del amanecer, los monjes salen a la calle a recibir las ofrendas de los fieles, quienes los esperan en la puerta de sus casas para entregarle la comida que le prepararon y así sumar méritos para su vida. Cada monje hace un recorrido de aproximadamente una hora, solo o en grupo, pasando generalmente por las mismas casas, donde ya lo conocen.
En los lugares donde hay muchos monasterios, levantarse a la mañana a ver como cientos de monjes caminan en silencio por las calles con su cuenco colgado al hombro, es una sensación movilizadora. Lo vimos en Tailandia, Laos, Camboya y en cada rincón de Myanmar, pero hay un lugar en particular que nos dejó confundidos. En este lugar no vimos a los monjes caminando con la tranquilidad que los caracteriza, sino casi corriendo, como tratando de terminar lo más rápido posible y volver al confort del monasterio. En este lugar no había tiempo para frenar y darle la bendición a cada uno de los fieles, que más que fieles eran sapos de otro pozo queriendo ver qué se siente ser parte. En este lugar había vendedores, espacios en la vereda reservados por hoteles, y turistas, demasiados turistas.
En este mismo lugar estuvimos hace cuatro años, pero creo que no era el mismo. Vimos a los monjes caminando en hilera una mañana, pero no nos pareció que estábamos en una especie de zoológico sin rejas. Tal vez fue el entusiasmo de quien ve algo totalmente nuevo para sus ojos lo que hizo que hace cuatro años nos pareciera un espectáculo mágico y hoy lo veamos como una versión sobreexpuesta y amarilla de lo que debería ser, casi tan comercial como espiritual.
Este lugar es Luang Prabang, donde la famosa procesión de los monjes nos dejó bastante confundidos…
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Si querés que un monje te explique cómo funciona este ritual, no te pierdas Vida de monje: detrás de escena del budismo en Myanmar (parte 2).
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Esto es lo que habíamos visto hace cinco años…
La escena que estoy viendo podría ser el comienzo del video clip de Land of Confusion. Flashes color naranja pasan por adelante mío intermitentemente y flashes de cámaras explotan como bombas en caras asustadas. A medida que la procesión avanza las caras de nenes atemorizados va cambiando por la de adultos enojados, pero esas bombas siguen explotando sin parar. Los tienen acorralados entre la pared y su moral. Justamente este tipo de luz no era la que buscaban cuando decidieron dedicar su vida a la búsqueda de la iluminación.
Estoy confundido. Land of confusion es lo que suena en mi cabeza…
I must’ve dreamed a thousand dreams,
Been haunted by a million screams…
No los puedo escuchar, pero estoy seguro que hay gritos de temor en los sueños de estos monjes, en especial en los más chicos.
But I can hear the marching feet,
They’re moving into the street…
Los pies descalzos van pasando por tandas, para que la diversión esté dosificada. Caminan más rápido de lo normal, como escapando de los paparazzis que los persiguen. Hace mucho frio, el piso debe estar helado para caminar descalzo. Dani se me acerca con la cámara en la mano y me dice que no quiere sacar fotos de esto. De su boca sale vapor. Sí, hace mucho frio, son las 5.30 de la mañana. Pero los monjes tienen que mantener la calma y la concentración. “¡Vamos, caminen descalzos, no se cubran la cabeza, ni los hombros, que la gente viene a Luang Prabang para verlos a ustedes! No van a querer decepcionarlos, ¿no?” Me imagino a un gordo de traje gritando en los sueños de uno de los nenes de mirada atemorizada.
Un turista con cámara réflex corre atrás de los últimos de la tanda. Se le escapan, se escapa la foto que tanto planeó. No lo dice en voz alta, pero sus gestos hablan. “¿¡A dónde creés que vas!? Tenés que frenar a recibir las ofrendas, y ahí si voy a sacar una buena foto para mostrarle a todos. Y además, si no sos vos va a ser el que viene atrás tuyo… y si no es hoy será mañana, porque no te olvides que tenés que hacer esto todos los días eh!” .
En mi cabeza, Land of confusion sigue sonando, y cada vez se parece más a esta realidad…
There’s too many men,
Too many people,
Making too many problems,
And not much love to go around.
Can’t you see?
This is a land of confusion.

La foto detrás de la foto
Ana y Zequi, nuestros amigos asturianos, están sentados en el cordón de la vereda. Es la segunda vez que estamos en Luang Prabang, pero la primera para ellos. Como nosotros, ellos tampoco están con muchas ganas de unirse al escuadrón de disparo. Al vernos tranquilos, las vendedoras se nos acercan con sus infames canastas de comida para los monjes. “Buy food for the monks!”. La letra chica de estas canastas debería decir que no se responsabilizan por los problemas gastrointestinales que su comida pudiera causar. La peregrinación de los monjes es una vaca lechera en Luang Prabang. Atrae al turismo, éste trae plata, y la plata puede romper con cualquier código de conducta, por más antiguo o sagrado que sea. “Si vas a ofrendar comida a los monjes, preparala vos mismo, o pedí en tu hotel que la preparen por vos.”, advierten oficialmente. Parece que más de un monje se enfermó por la comida rancia de estas vendedoras y amenazaron con suspender el ritual. Según dicen muchos (y no lo descreo), desde el Departamento de Turismo los presionaron para seguir saliendo a la calle todas las mañanas, o si no pondrían a gente común vestida de monjes para seguir con el circo. ¿Se habrán enfermado de verdad, o habrá sido una excusa para no tener que salir más? Como sea, el show debe continuar.
Hay ciertas reglas de conducta que se deberían respetar cuando se participa de la entrega de ofrendas. Por ejemplo, no hacer contacto visual con los monjes, agachar la cabeza al momento de entregarle la comida, mantenerse siempre a una altura inferior a la de ellos, hacer silencio y no tocarlos. Lo que nos sorprendió fue ver quiénes eran los más irrespetuosos. Buses y camionetas descargaban grupos de turistas asiáticos, en su mayoría tailandeses y vietnamitas, que entre gritos y risas preparaban la cámara, sacaban el flash y empezaban a disparar a centímetros de las caras de los monjes. Una vez que ya habían pasado un par de tandas, podían volver a la camioneta e irse satisfechos, no con lo que habían visto tal vez, pero sí con las fotos que habían sacado. Denominador común en muchos turistas asiáticos de grupo, la foto vale más que la experiencia. Estos, los que teóricamente deberían ser los alumnos aplicados de la clase, son los que le tiran bollitos de papel a la profesora cuando se da vuelta.

Por favor, sea considerado con el monje

La familia tailandesa feliz reservó su lugar de privilegio y espera por los monjes
Me pregunto si realmente estos monjes comerán la comida que la gente les da. Honestamente yo creo que no, que lo que reciben es algo simbólico. Tal vez una parte sí la coman, pero ¿qué hacen con tanto arroz? Si lo único que veo que les dan son galletitas y arroz pegajoso, encima manoseado como si fuera plastilina. Por lo que vimos en Tailandia y especialmente en Myanmar, los monjes se dan sus buenas panzadas de pollo y pescado, por eso me imagino que cuando llegan al monasterio se comen unas cuantas ollas de arroz nuevo, y no ese frío y toqueteado que le dieron a la mañana.
A medida que los pies descalzos de estos famosos marchan, nenes despeinados se acercan a ellos. No les piden un autógrafo, ni tampoco les sacan fotos. Cuando veo que ahora es el monje el que da comida, entiendo a dónde van a parar tantas ofrendas. Y cuando veo a los perros en los monasterios, me termina de cerrar.
El sol ya ilumina las calles, y el frío empieza a aflojar. La gente se fue, y los monjes ya deben estar en el monasterio desayunando. Lo que acabamos de ver me dejó confundido, no se parece en nada a lo que conocía como “real”. ¿Son reales estos monjes o hay muchos disfrazados entre medio? ¿Lo que vi fue un histórico ritual o estuve en un circo? Juvenal tenía razón cuando dijo que dos cosas sólo se esperan en la sociedad ficticia de hoy: pan y circo. Pero en el circo que yo estuve no hubo pan, a mí me dieron arroz, frío y pegajoso. Creo que fue demasiado, mejor me llevo mi cámara a otro lado.

Lejos de los flashes de Luang Prabang, los monjes de Myanmar reciben sus ofrendas
Desde ya que el tema Land of confusion tiene un tinte totalmente distinto, pero fue la canción que se me vino a la cabeza mientras veía la procesión de los monjes, y por muchos días no pude dejar de cantarla. Porque quizás hay muchos que no conocen el tema y porque el video es magistral, se los compartimos. Primero, la versión original de Genesis. Y después una que me encanta de Disturbed:
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Hola! qué interesante vuestro artículo, justo estoy en LP y planeaba acercarme mañana a verlo, aunque temo que sea un circo… me da curiosidad que comentáis que también lo habéis visto en otros países como en Tailandia, acabo de venir de allí y no lo conocía, podríais decirme en qué ciudades lo visteis? es más auténtico que en LP? me gustaría presenciarlo con autenticidad, desde lejos, sin participar (ni ver) el circo que comentáis… muchas gracias <3
¡Hola, Eva!
La procesión de monjes no es algo único de Luang Prabang, solo que es ahí donde se promociona como un espectáculo turístico. En todas las ciudades y pueblos de Tailandia y Myanmar también se hace. Solo tenés que despertarte bien temprano y los vas a ver. Para asegurarte por dónde pasarán, preguntale a algún local. Eso sí, no esperes que sea como en Luang Prabang donde van filas interminables de monjes, pero en otros lugares vas a ver lo real, que es que vayan de a grupos dispersos o algunos solos por su cuenta.
¡Buenas rutas!
Completamente de acuerdo con vuestra percepción, es un circo que irá seguramente a peor con la llegada masiva del turismo chino. Evitar que vaya el turismo es imposible y además perjudicaría a mucha gente, pero no cuesta nada situarte en la otra acera y dejar que la ceremonia siga su curso.
Me decepcinó también la actitud de los monjes, recibieron comida de forma muy respetuosa, en cambio ellos la tiraban sin ese respeto en los cuencos de niños sentados en la calle, que esperanban esa comida para llevar a su familia.
No sé qué esperaban… Los turistas que están ahí hacen lo mismo que ustedes…algunos más imprudentes que otros…pero al fin al cabo precencían un ritual milenario que acaba en un circo… Honestamente, estoy a punto de verlo,, pero esto ya me lo esperaba, desde antes, no espero algo para mí en exclusiva…..trato de respeto la tradición aunque solo soy un espectador más estorbando el ritual…
Hola Manuel. En cualquier ciudad de Tailandia, Myanmar o Laos se pueden ver las procesiones de monjes recibiendo ofrendas por la mañana, la diferencia es que en Luang Prabang se hizo de ella un producto turístico que se fue de las manos, perdiendo completamente su esencia. Grupos de turistas tirándose encima de los monjes para sacarles una foto adelante de la cara como si fueran paparazzis, eso la verdad que no lo esperábamos, pero sabemos que para muchos una foto es más importante que el respeto.
Acabo de volver del «Tour de la ofrenda» no pude creer lo que ví, tal como dices… es un circo… mantuve la distancia mirando el show desde la vereda del frente.
Pero creo q faltó mencionar algo; ¿les dan comida y luego la desechan? Y en frente de todos… ademas de lo antihigenico q era ver q les dieran arroz con la mano… es un ritual muy desepcionante la verdad. Una chica q miraba tan desepcionada como yo dijo: «asi es com venden su cultuta».
Habia un monje q miraba desde el otro lado de la verda al cual me acerque a preguntar por qué botan las ofrendas… simplemente despues de saludarme amablemente, se molestó con mi pregunta y me echó.
A mi parecer es una gran desepción, tanto de turista como de los budistas, más aún de parte de ellos, ya que siendo unos de los países mas pobres, tengan este ritual vergonzoso.
Hola Cristopher!! Es tremendo, y lamentablemente son lo efectos secundarios del turismo… trae muchos beneficios, pero también corrompe, como en este caso.
Saludos!
Me pasó exactamente lo mismo, por un tour en Mandalay llegué a uno de los monasterios mas grandes, (ya es parada obligada a las 10:10 am para ver el ritual de almuerzo)…al principio partí tomando fotos con un poco de recelo pero luego me quedé mirando…como puede ser que el turismo desvirtúe algo tan màgico?…realmente creo que debería ser como en los museos y que pongan letreros de «favor no sacar fotografías»…no podemos convertir algo porque es novedoso para nosotros los occidentales en un zoológico humano. A quien le gusta que le saquen fotos comiendo? Jaja creo que a nadie.
Saludos muy buen blog y si…esta es una tierra de confusión jajaja
Hola Pat! Sí, lamentablemente el turismo mata.
No siempre, también ayuda, obviamente, pero muchas tradiciones reales se pierden.
Gracias por compartirnos tu experiencia y esperamos que todos los viajeros que visiten estos lugares pongan su granito de arena para que vueva a ser lo que era antes.
Abrazo grande desde Kirguistán!
Y pegue, y pegue, y pegue m.e.p pegue!! jajaja ustedes escriben sin filtro, me encanta, no queremos solamente información práctica o leer que todo lo que tenga un monje o una estatua de buda de por medio es «místico» o «mágico», estos son los artículos que te abren los ojos a la realidad que no conocemos.
Sigan mostrando lo que ven que nos ayudan mucho a todos los que queremos viajar.
Un abrazo a la distancia!
Hola Mr. T!!! jajajaja tampoco pegamos tanto! No somos tan violentos jajaja
Muchísimas gracias por la buena onda!
Abrazo desde Taipei!!
Fuerte y reflexivo este post. Me pasó algo similar en Mandalay, Myanmar cuando fui a ver la formación de los monjes para el almuerzo en uno de los conventos… decenas y decenas de turistas sacándoles fotos a 2 cm de la cara. Fuerte la imagen. Primero estaba en la misma pero al final, guardé la cámara y me quedé mirando desde lejos. Como siempre, es una cuestión de actitud y cada uno encuentra su propio límite… saludos viajeros!!
Buenísimo el punto de vista. No conozco Laos, pero me llevaron a ese lugar con su experiencia. Me encantó el segundo video también, no lo conocía.
Saludos viajeros!!!!!
Yo tmabién lo vi en LP y me quedé bastante decepcionado. Apenas aparecieron no paraba de sacar fotos, pero despues me dio la misma sensación que a uds, la de estar en un circo y me volví al hostel a dormir. Es verdad que los monjes son un atractivo para los que no estamos acostumbrados a verlos, pero el problema es cuando no se los trata como personas.
Me encantó este posteo, como todos los que escriben que te hacen reflexionar. Sigan relatando sus sentimientos como hasta ahora que lo hacen genial!
Un abrazo.