Oooooooh Kashiwaaaa…
Oh oh oh Kashiwaaaa!!!!
Kashiwa la, Kashiwa la…
Kashiwa la la la lalala!!!
Ka-shi-wa Reysoooooool!!!
Con un megáfono, desde arriba de un para-avalanchas, un hincha vestido de amarillo y con una toalla atada a la cabeza, alienta a los demás a que lo sigan con las canciones. Al unisono, unos casi 10.000 hinchas repiten con coordinación. Más arriba hay otro hincha que dirige el aliento. La sincronización pareciera estar entrenada. Cantan todos o no canta ninguno, aplauden todos o no aplaude ninguno. Nadie se sale del libreto, no hay un grito extra de rebeldía, ni un insulto espontáneo acordándose de la madre del clásico rival, ni siquiera se escucha a un coca-colero vendiendo en el interín entre canción y canción, porque la Coca se compra afuera, en un puesto designado para eso.
Las canciones son simples, casi sin letra, pareciera que solamente imitan los sonidos que escucharon de hinchadas de otros países, agregándole Kashiwa. Pero hay mucho más ambiente del que esperábamos para un partido de fútbol en Japón. Hay muchas banderas, con raras leyendas en otros idiomas como “La Gloriosa”, “Go for it”, “No Reysol, No life” y “Mente da vitoria”, esta última en un italiano sin mucho sentido. Todos, absolutamente todos, están vestidos de amarillo y negro, los colores del Kashiwa Reysol. Al que no tiene la camiseta del equipo, en la entrada le dan una pechera de plástico amarilla que en el medio dice HITACHI, uno de los sponsors del club.
Lo que se juega es una copa llamada Suruga Bank, entre el campeón de la Copa Sudamericana y la J-League (liga japonesa). Básicamente una excusa inventada por un banco para traer a un equipo sudamericano y recaudar plata. Entradas, sponsors, televisación, merchandising… si este partido se jugara en Argentina habría muy poca expectativa, por eso se juega en Japón, donde el negocio es redondo.
Según la revistita que me dan en la entrada, el Kashiwa “puede presumir de tener una de las mejores aficiones de la Liga Japonesa.”, mientras que de Lanús dice que “apenas es conocido en Japón…”

Dani muy acorde con vincha y pantalón del color de Lanús
Cuando estaba en Argentina iba muy seguido a la cancha a ver a Vélez. Los partidos de local raramente me los perdía, y de visitante siempre que podía iba también. Con mi tío Víctor, principal causante de mi fanatismo, viajé a varias provincias del país, conociendo canchas más que lugares. Hacer un viaje de diez horas para ver un partido y volver apenas termine, es algo que sólo podría comprender quien tenga algún tipo de pasión, por lo que sea.
Dani, en cambio, desinteresada total en mi pasión, había ido una sola vez a una cancha. Fue la segunda vez que volvimos de visita a Argentina, en el 2011, cuando la llevé a ver un atrapante, emocionante, vibrante, Vélez 1 Estudiantes 0. Creo que a ella no le atrapó tanto, ni tampoco la vi muy emocionada con el gol, pero con la demostración en vivo hice el intento de que entendiera por qué me levanto a la madrugada a ver los partidos por internet cuando estamos lejos. A pesar de mi intento, para ella, alentar por empleados que cobran fortunas y cambian de un equipo al otro por plata, es lo mismo que ponerse una camiseta de Apple e hinchar para que aumenten sus ventas.
Pero el último Mundial la fue aflojando. Si el negocio más grande de todos no podía con ella, entonces ya no había más esperanzas. Igual costó. Incluso cuando el partido entre Argentina y Suiza fue a tiempo suplementario, Dani se fue a dormir diciendo que se estaba haciendo demasiado largo. “Despertame si hay un gol”, me dijo, pero ni mis golpes a la pared con el gol de Di María en el final la movieron de la cama.
Haber llegado a una final del mundo fue más fuerte que mi intento con Vélez, es verdad, pero me permito creer que haberla llevado a la cancha también tuvo su incidencia en lo que vino después.
Lanús, equipo con el que de chico simpatizaba por tres razones, estaba por venir a jugar a Japón. El color granate de su camiseta, único en Argentina, me llamaba mucho la atención. También tenían a un jugador de nombre difícil, que me encantaba pronunciar: Schurrer. Además, mi abuela materna, Rosita, vivía en Lanús, lo que sumaba a mi simpatía.
Que viniera Lanús a Japón no era más que un dato de color, ya que no tenía en los planes ir a verlo. La entrada no sería nada barata (seguramente varios días de viaje) y se jugaba a 150 kilómetros de donde nos estábamos quedando, con lo que tendríamos que ir a dedo, pasar una noche en la ciudad del partido y volver a dedo al día siguiente. Pero un par de coincidencias se dieron para que Dani pudiera seguir aumentando su amor por el fútbol en el lugar menos pensado.
Coincidencia número 1: Mónica, fiel seguidora de Marcando el Polo, amiga de la mamá de Dani y, sobre todo, esposa de Javier Valdecantos (Preparador físico de Lanús), estaba viniendo a Japón a ver el partido y nos invitaba a ir con ella.
Coincidencia número 2: el partido se jugaba a sólo 150 kilómetros de donde nos estábamos quedando, con lo que no tendríamos más que ir a dedo, pasar una noche en algún Mc Donald’s 24 horas y volver a dedo muy felices al día siguiente. El plan cerraba por todos lados.

No pudimos conocer personalmente a Valdecantos, pero al menos tenemos esta foto para agradecerle
Viajar a dedo no siempre es tan fácil como llegar a la ruta, que te levanten dos viejitos simpáticos, que esos viejitos, preocupados por dejarte en una estación de servicio, le pidan a un auto que está por salir que te lleve varios kilómetros más, y que en la siguiente parada, casi sin esperar, te levante uno con pinta de luchador de sumo, panza al aire y perrito que parece de juguete como acompañante al que va acariciando y peinando mientras maneja. No, no siempre es así. Y menos todavía que el luchador de sumo no te diga a dónde va, sino que te pregunte a dónde vas vos y te lleve como chofer privado hasta la puerta del hotel por donde tenías que pasar a buscar las entradas, todo mientras acaricia, peina y franelea la oreja de su perrito diminuto. Ah, y con la panza al aire. Pero hay veces en lo que todo se da como hubieses querido y para las diez de la mañana ya llegaste a destino, teniendo todo el día para morirte de calor en la calle mientras esperás para ir a buscar las entradas.
Así fue como llegamos a Kashiwa, confiados en que la clave estuvo en haber cambiado el cartel para hacer dedo. De poner el destino a dónde íbamos, o uno intermedio, a este que dice “Argentinos cruzando Japón”.

Preparando los carteles la noche anterior

Los viejitos simpáticos

El luchador de sumo con la panza tapada
Se nota que estamos cerca de Tokio. En una hora vemos más jóvenes en la calle que los que vemos en toda una semana en Nikko (donde nos estamos quedando). También vemos una especie de demostración en la entrada a la estación de trenes, por el aniversario de la explosión de la bomba atómica en Hiroshima. Hace mucho más calor que de donde venimos y las calles están congestionadas. ¡Hasta nos cruzamos con cuatro hinchas de Lanús! Claro, si venimos a ver el partido. “¿Ustedes son los de Marcando el Polo?”, nos dice Santiago. Eso porque estamos cerca de Tokio, pffff, en Nikko nunca nos saludó nadie. “Vi que estaban en Japón. Con las sandías cuadradas…” Ah, yo sabía que esa foto nos iba a llevar a la fama y la fortuna (?)
Pasamos tres veces por la recepción del hotel a ver si estaban las entradas. Las tres veces nos atendió una chica distinta, pero la reacción fue siempre la misma: “Hola, venimos a buscar un sobre que dejó un huésped para nosotros…”. Busca, busca, pero no encuentra nada. “No, no hay ningún sobre.”, nos dice con la cara justa para esta situación (cada uno que se imagine cuál es la cara para situación de que no está el sobre por el que preguntamos) “Ah, ¿sabés si el plantel de Lanús todavía está acá o ya se fueron para el estadio?” “Ji ji ji, eeeehhhh, ji ji ji, hmmmmm…” Parece que la pregunta es demasiado comprometida, como si estuviésemos preguntando si es verdad que Bin Laden no está muerto y se esconde en este hotel. “Ehhh… sí, todavía están”, nos termina confesando casi en secreto. Los que también están, sentados en el lobby como si fueran directivos, son un grupo de barrabravas, estos pseudo-hinchas que trabajan como matones del club, entre otros temas turbios. Los miro de reojo, pero parece que no saben que somos los de la sandía cuadrada.

¡Entradas en mano!
Ir a ver un partido en Japón es totalmente distinto a la experiencia en Argentina. Camino a la cancha, los hinchas del Kashiwa nos saludan, y hasta se sacan fotos con nosotros. “Oooooh, from Argentina!! Welcome to Kashiwa!!”, nos dice más de uno. Están contentos de recibir invitados del fútbol que admiran, por más que sean el “Pulpo” González y Somoza los que vienen en vez de Messi y Mascherano. Lo toman como lo que debería ser, un espectáculo para entretenerse. La similitud más grande que encuentro es que ¡¡¡acá también venden choripanes!!! Con el nombre de hot dogs, pero el concepto es el mismo, una especie de chorizo con pan y lechuga. También hay unas brochetes a las que llamaron churrasco, aunque de lo que nosotros conocemos como churrasco estos no tienen nada. Pero las diferencias, lógicamente, me llaman más la atención:
Gran diferencia número 1: que en la entrada te den una bolsita con suvenires del partido, entre ellos una revista con información de los equipos, un diario deportivo que se llama “El Golazo” y ¡papas fritas!
Gran diferencia número 2: que los hinchas se saquen fotos en un escenario disfrazados de la mascota del Suruga Bank, con cornetas y una pelota.
Gran diferencia número 3: que nosotros nos prestemos para sacarnos una foto disfrazados de la mascota del Suruga Bank, con cornetas y una pelota.
Gran diferencia número 4: que el baño esté más limpio que el de mi casa.
Gran diferencia número 5: que con la mascota del Suruga bank, que vendría a ser el Monte Fuji, no sea suficiente y además esté la mascota del Kashiwa, una especie de… ehhhh… personaje heroico con pelo al estilo Dragon Ball Z. Y que estos estén al costado de la cancha alentando a la gente y haciendo pavadas.
Gran diferencia número 6: que la gente no les tire con algo a las mascotas por ser demasiado tiernas para un equipo de fútbol. O que ni siquiera pidan su renuncia pacíficamente.
Gran diferencia número 7: que las papas fritas que nos dieron en la bolsita de la entrada, que abrimos con todas las ganas como si fueran Pringles de pizza, sean de ¡¡wasabi!! y no sirvan ni para tirárselas por la cabeza a las mascotas.

Acá también «hay chori, choriiiii!!!!»

Todo lo que vino en la bolsita (incluyendo las papas horribles)

Y bué, ya que estamos acá…

Hmmm, en la cancha de Vélez los baños son un poquito distintos

La felicidad de Dani antes de probar las papas de wasabi
Estaba esperando que Lanús le diera una demostración de fútbol a los japoneses, para que se fueran a sus casas diciendo “Oooooh oh oh oh, Aruzenchín very good!”, pero eso no pasó, ni tampoco estuvo cerca. Lanús jugó muy mal, los japoneses lo vivieron como su final del mundo, el árbitro les regaló un penal en el minuto 88 más inventado que el que Nishimura le dio a Brasil en el primer partido del mundial, y la tierna mascota con pelo de Dragon Ball Z fue demasiada distracción para Marchesín (arquero de Lanús) acostumbrado a tener a toda un hinchada atrás acordándose de la reputación de su familia.
Lanús perdió 2 a 1, y más que fútbol, a Japón trajo otras tradiciones de nuestro fútbol. Un grito de “Banfield la conch…” en el medio del minuto de silencio por el aniversario de la explosión de la bomba de Hiroshima; apretada de los jugadores a los árbitros en el final; peleas con los jugadores del Kashiwa; un hincha metiéndose a la cancha; los barras peleándose con la policía… tradiciones que parecieron entretener bastante a los japoneses que estaban sentados atrás nuestro, que más que alentar a su equipo, se paraban, aplaudían y decían “oh oh oh… ooooooh!!! jo jo jo!!!” con cada pelea.
Gran diferencia número 8: que después del partido, los jugadores del Kashiwa vayan hasta la tribuna y le den la copa a los hinchas para que la tengan un rato.
Gran diferencia número 9: que los hinchas le devuelvan la copa a los jugadores.
Gran diferencia número 10: que los hinchas del Kashiwa vayan a saludar a los hinchas de Lanús que se iban en un micro.
Gran diferencia número 11: que los hinchas de Lanús saluden a los hinchas del Kashiwa.

Mucho ambiente en la previa

A relucir «los trapos»

Monte Fuji y Pelo de Dragon Ball Z festejan el título con los jugadores
La vuelta a Nikko fue mucho más dura que la ida. Habíamos pasado toda la noche dando vueltas por la calle y durmiendo con los tantos vagabundos japoneses. Un rato en el comedor del supermercado, unas horas en un Mc Donald’s, otro rato en una estación de servicio. Estos vagabundos, ellos y nosotros, no son como los que te imaginás. Muchos son empleados de oficinas o estudiantes que perdieron el último tren a casa y no pueden pagar un hotel, ni mucho menos un taxi, con lo que pasan la noche de un lugar a otro como nosotros. En especial los Mc Donald’s, están llenos de gente “haciendo tiempo”.
Al sueño cortado, se sumó que el día anterior al partido me creí más duro que Rocky después de desayunar cinco huevos crudos y salí a hacer una sesión de entrenamiento como para pelear con Apollo. Creo que la falla estuvo en que no lo seguí a Rocky y desayuné yogur con cereales y banana y una tostada con omelette, sino no me explico como es que el día de volvernos no podía caminar. Sentí que mi fantasía no se había terminado en el entrenamiento, sino que además había peleado con Apollo también. ¡Me dolía todo!
Pero a pesar del sueño, los dolores de atleta de alto rendimiento, el calor sofocante para las 7 AM, y lo que nos costó conseguir a alguien que nos sacara de la ciudad y nos dejara en la autopista (una vez en la autopista todo es más fácil ya que vamos parando en las estaciones de servicio sin pasar por ciudades), nos las arreglamos para llegar al hostel a tiempo para hacer nuestro turno de la tarde, que básicamente consiste en quedarnos sentados en el comedor con la computadora por si viene alguien.
Si lo hubiese seguido a Rocky…
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El comedor del supermercado no está mal par unas horitas de sueño (¡el de atrás está haciendo lo mismo!)

Unas horas más en la estación de servicio y estamos para seguir (¡shhhhh!)

¡Las chicas que finalmente nos sacaron de la ciudad!

¡Llegamos a Nikko!
“¿Cómo estuvo el partido?”, nos preguntó Yuji, el dueño del hostel, cuando volvimos.
“Bien. Ganó Kashiwa 2 a 1”
“Ooooh! Seguro que los argentinos le dejaron ganar para no decepcionar a todos los nenes que había en la cancha.”
“Sí, había muchos nenes, es verdad. Nos sorprendió el aliento al equipo, había mucho ambiente.”
“Ah si si, cada vez se alienta más en Japón, ¡como en Sudamérica!”
Está claro que este fervor no les nació espontáneamente. Mucho tuvo que ver el Mundial Corea-Japón 2002 y los equipos que vienen a jugar la Copa Intercontinental todos los años. Los seguidores del fútbol se fueron entusiasmando, y pasaron de ser espectadores por televisión a hinchas de los equipos de sus ciudades. Viendo más fútbol empezaron a copiar los hábitos de las hinchadas de los países donde el fútbol se vive con más fervor. Las banderas, los cantos, los bombos y redoblantes, los “jefes” de las hinchadas, incluso los silbidos a los jugadores rivales. Todos hábitos muy ajenos a la cultura japonesa. Ellos se entusiasman y copian cada vez más. Estoy seguro que muchos hicieron el típico “viaje de estudios” a Argentina que hacen los hinchas de todo el mundo para llevarse lo mejor (y lo peor también) de nuestras canchas. Hoy en Japón se pueden escuchar hinchadas cantando al ritmo del “Beso a beso” o “Pasos al costado”.
¿Hasta dónde llegará todo esto? Si hasta hace unos años atrás era impensado ver tanto aliento a un equipo, ¿sería muy extremo creer que en unos años más no les alcanzará con eso sólo? Si el ejemplo de “aguante por el equipo” es lo que nosotros mostramos, entonces ¿el paso siguiente serían los hinchas intentado meterse a la cancha, los barras peleándose con la policía y el robo de banderas? ¿Copiará el nene todo lo que vé o sabrá discernir entre lo bueno y lo malo? Por ahora, el nene sigue jugando con Monte Fuji y la mascota con pelo de Dragon Ball Z, ya veremos que pasa con él cuando crezca.
El resúmen de lo que vimos:
[su_vimeo url=»https://vimeo.com/103106692″]
Hinchada del Matsumoto cantando canciones de equipos argentinos:
[su_youtube url=»https://www.youtube.com/watch?v=EyaF54iN1tI» width=»640″ height=»480″]
Hinchada del Yokohama FC al ritmo de «Pasos al costado»:
[su_youtube url=»https://www.youtube.com/watch?v=cLvNNL2hwyM» width=»640″ height=»480″]
¡Gracias totales Monica y familia Valdecantos por esta hermosa invitación!
[su_note note_color=»#54c0d1″ text_color=»#ffffff» radius=»5″]¿Planeando un viaje a Japón? No te pierdas todos las entradas y consejos mochileros haciendo click en Viajar a Japón.[/su_note]
Yo soy de Rosario Central, y tenemos un japones que se hizo hincha de Central y viene hasta Argentina cada un tiempo a la cancha, ademas de hacer locuras en Japon con la camiseta de Central
https://www.facebook.com/keijirocanalla?fref=ts
este es el facebook
https://www.youtube.com/watch?v=TpDjgzJO7dM
y aca el tipo dando hablando en un concurso con la camiseta de Central
No te puedo creer, qué grande Keijiro!!! Es increíble!!!
Sabés cómo empezó su pasión y por qué se hizo hincha de Central?
Muchas gracias por compartirlo!
Muy entretenido el post. Un ambiente increíble! Quería hacer una consulta, viajó al mundial de clubes ahora en diciembre y quería saber hasta que hora pasan los trenes. Los partidos comienzan 19:30 y terminarían 21:30, sabes hasta q hora pasan los trenes? Saludos, gracias
Hola Juan! Qué bueno que vas para Japón! Creo que los últimos trenes pasan cerca de las 23 hs.
Muchos éxitos!!
Que ordenaditos los hinchas!! igual que nosotros jaja.Me gusto mucho el relato y los videos….quiero maaaas!!!! FELICITACIONES CHICOS!
Los japoneses son famosos por tomar lo que más les gusta de otros lugares y agregarles el toque japonés para lograr un nuevo producto. En este caso tomaron nuestros cánticos, pero agregando el orden y la disciplina que los caracteriza. El resultado son las hinchadas japonesas.
me mata como escriben!! que linda experiencia, espero la proxima publicacion. besos enormes!!
Esta también la cantan los japoneses en uno de los videos que subiste: https://www.youtube.com/watch?v=MbMkHG3G-1I&noredirect=1 :p
jajaja sisi… «siiiiiiiiga siga siga el baileeeeeeeeee» muy buena!
Que fantástico los cantos de cancha argentinos en Japón, lo que es la globalización! Muy buena la reflexión, me gustó mucho como vieron más que un partido de fútbol. Muy divertidas las diferencias jaja.
Cuánto tiempo más van a estar en Japón? Quiero más posteos que me entretienen mucho. A Tokyo todavía no fueron, no?
Saludos.
Hola Esteban… estamos yendo para Tokyo en una semana, nosotros también estamos emocionados con lo que viene. Tenemos muchos planes de lugares rarísimos que queremos visitas, y también planes de andar perdidos sin planes! Todavía nos queda 1 mes más en Japón, y sí, van a venir varios posteos más porque a nosotros también nos entretienen mucho jaja.
Abrazo!
Dani, Jota!, muy bueno el relato! si bien estuvimos intercambiando algunos correos en estos días, como fana del Grana, apasionado por los viajes y haber tenido la posibilidad de compartir parte de su trayecto (primero en Te Puke y luego en Rakaia – Nueva Zelanda), me emociona ver que siguen viajando y que tuvieron la posibilidad de vivir esta experiencia del otro lado del planeta (para los que estamos en Argentina). Muy bueno lo de las grandes diferencias, la pasión de Dani por el Fútbol (jeje buenisimo la anecdota del partido contra suiza), la ida y vuelta a dedo, un grande Valdecantos… los mellizos creo que lo conocían de su etapa en Gimnasia e hizo un gran trabajo en Lanús (se atribuye en gran parte la obtención de la copa sudamericana gracias a su trabajo) y una genia la abuela rosita que le dió a Jota parte de la simpatía por el club de mi barrio!
Fer querido! Nos acordamos de vos desde que nos invitaron a ver el partido. Grande total Valdecantos y su esposa, ya que si no hubiese sido por ellos no hubiésemos podido tener esta experiencia.
Lo de Dani por el fútbol no creo que se extienda mucho más allá del mundial jaja.
Un placer haberte conocido y jugado unos picados en Rakaia con el resto de los argentinos y malayos. Hace poco nos encontramos con el gran John, el taiwanés de rulos tan divertido.
Abrazo grande!
Muy bueno el post, lo que me gustaria saber es si Jota no omitio contar alguna anecdota, digo, me resulta raro que siendo de velez como dice ser en la nota y teniendolo al pelado silva a escasos metros, no le haya gritado algo tal como «oh querido pelado silva, como olvidar aquella noche donde erraste el penal que nos dejo trunca la posibilidad de ganar una SEGURA copa libertadores, pucha pelado silva, vine hasta aqui para recordartelo gentilmente..» o cosas por el estilo, en fin.. espero respuesta.. Saludos el wido baldosero
Me acerqué a la entrada al túnel cuando Lanús se iba al vestuario, intercambiamos miradas con Silva, sin decir nada me hizo un gesto de «ya sé que la tiré a la goma Jota, pero no importa, al fin y al cabo estamos los dos donde queríamos, en Japón». Lo miré y con un pestañeo le dije todo «no sabés lo que sufrí tu paso trunco por Boca, Pelado Silva, y que con Martínez no hayan hecho ni un poquito de lo que hicieron en Vélez. Igual, gracias por todo lo anterior al día del penal.» El entró al vestuario y yo me senté en mi posición de plateista. Años más, colores distintos, pero los dos en Japón.