¿Hay dengue en el Sudeste Asiático?: Ellos tuvieron y te lo cuentan.
No es para que suspendas tu viaje ni que vayas con miedo paralizante, pero tenemos que decírtelo: sí, en el Sudeste Asiático hay dengue. La buena noticia es que las posibilidades de que justo te pique el mosquito son bajas, pero como vas a leer en este post, existen.
Muy contento el Aedes aegypti con su comida (Fuente)
Los Aedes son mosquitos que les gusta el clima tropical, así que básicamente todo el Sudeste Asiático es zona de riesgo de dengue. A diferencia de la malaria, que es principalmente de zonas rurales, el dengue es tanto rural como urbano, por lo que el cuidado tenés que tenerlo durante todo tu viaje.
Hay cuatro tipos de dengue; una vez que tuviste el virus vas a estar inmune a uno de estos cuatro, pero no al resto. El dengue hemorrágico es el más peligroso, habiendo más posibilidades de agarrarlo si ya tuviste dengue anteriormente.
No hay vacuna ni medicamento para prevenir o curarte del dengue. Lo único que podés hacer para reducir el riesgo es usar siempre repelente y, si te diste cuenta de que le estás gustando demasiado a los mosquitos, vestirte con manga larga y pantalones largos, siempre evitando los colores oscuros.
Si vas a dormir en un lugar en el que hay muchos mosquitos, asegurate de que haya red mosquitera en la cama o prendé un incienso (espiral), pero por la noche suelen estar tranquilos. Tené mayor cuidado especialmente por la mañana y antes de oscurecer, que es cuando estos hdp salen de cacería.
El dengue puede tardar hasta una semana en empezar a dar síntomas, que empiezan con pérdida del apetito, fiebre muy alta, gripe y dolor en los huesos. Si sentís algo de esto, ni lo pienses, andá a un hospital para que te hagan un análisis de sangre.
Es importantísimo que no te automediques. Al sentirse mal la primera reacción de muchos es tomar aspirinas o ibuprofeno, y eso es lo peor que podés hacer ya que licuan la sangre y no hacen más que empeorar la situación.
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En un año y medio viajando por el Sudeste Asiático no sufrimos más que el ataque de un mono en Malasia y que Dani casi quede ciega en Filipinas, por eso convocamos a cinco viajeros que la pasaron peor que nosotros y te van a poder contar cómo fue su experiencia dengosa…
Nicolás estuvo viviendo nueve meses en Ko Phangan, mientras hacía un curso de Divemaster y trabajaba en la recepción de un resort donde los mosquitos la pasaban mejor que los huéspedes.
Si en todo ese tiempo viviendo en una isla en donde hay dengue no le picaba nunca el mosquito, es porque vivía abajo del agua o con un traje de apicultor. Pero como no tomó ninguno de estos dos recaudos del viajero extra precavido, tiene esta buena historia para contarnos…
El dengue principalmente es fiebre, elevada y constante. Me di cuenta de que no era una fiebre común y corriente al segundo día de haber estado en cama.
La fiebre no me bajaba, todo lo contrario, me subía, ya no tenía hambre y me sentía muy débil. Recuerdo estar con bolsas de hielo en la frente y bajo las axilas y nada, no había manera de bajar la temperatura.
El momento que dije BASTA fue en este segundo día cuando fui por una ducha; tenía el cuerpo y la piel tan sensible que sentía que el agua fría eran agujas. Estaba mareado y me costaba mantenerme en pie.
Por suerte mi mama me hinchó lo suficiente antes de viajar y una semana previa a subirme al avión gestioné el seguro, ¡que de hecho lo tenía bonificado por la tarjeta y no sabía! Fui con AssistCard, lo cual respondieron excelentemente y no tuve ningún inconveniente. Me dijeron dónde me tenían que llevar y así fue. Una clínica muy linda y con absolutamente todas la comodidades.
Antes de elegir, no dejes de leer Lo que tenés que saber antes de contratar un seguro de viaje.
Al haber estado viviendo en la isla hacía algunos meses y convivido con gente que ya lo había tenido, sabía que lo que tenía era dengue, cuáles eran los síntomas, y cuál iba a ser el tratamiento.
De todos modos, no es nada divertido escuchar que lo tenés, y sobre todo en un lugar tan «raro» como Tailandia, en donde todo lo que te dicen o informan lo hacen en «inglés». Siempre está la duda si lo que te dicen es cierto, o solo un invento para cobrarle al seguro y llevarse su linda moneda. El negocio de la salud con turistas es muy muy grande.
Estuve 7 días en la clínica. Los primeros dos casi que ni me acuerdo, me la pasaba durimiendo o muy cansado. Una vez que me empecé a sentir mejor ya interactuaba con mis compañeros de cuarto, era como un hostel de gente con dengue jajaja, porque en la sala donde estábamos eramos todos afectados por lo mismo.
Había un español que no paraba de rascarse, era impresionante, y de tanto que me reía me termino diciendo: «Ya te va a tocar a vos…». A los pocos días me dí cuenta de lo que me decía; la picazón es la última etapa del dengue. La sangre vuelve a sus niveles normales y te pica absolutamente todo el cuerpo… pero TODO.
Podés continuar con tu vida lo mas normal, igual que si hubieses salido de una fiebre. Por supuesto que TRAUMADO con cada mosquito que se te cruce por el camino.
Recuerdo haber vuelto a trabajar, pero con una mochila repleta de repelente para mosquitos, sahumerios contra mosquitos y los Raids más negros y en letra tailandesa que encontré. Claro que esta paranoia me duró 2/3 días, porque es muy difícil estar protegido todo el día cuando estás viviendo ahí.
Por lo que leí en su momento, hay 4 tipos distintos de dengue. Una vez que te pica uno te hacés «inmune», es decir que ya no te afecta más ese tipo de mosquito que ya te afectó. Podés tener dengue más de una vez, si es que te pica alguno de otro tipo, y según más veces tengas, corrés más riesgo. Conocí gente que tuvo tres veces, y por lo que me contaban ya la historia mucha gracia no les hacía, porque según los locales, la cuarta es la vencida.
Recomiendo SIEMPRE estar con seguro médico. A la clínica que me enviaron salía USD 500 por día, una locura de plata. Uno nunca sabe, pero cuando llega ese momento uno agradece haberlo tenido y contar con esa personita que te dice a dónde ir y a quién pedirle socorro.
Yo creo que es mala suerte, uno puede tener sus recaudos, pero es cuestión de suerte, o destino, o esas cosas que pasan porque tienen que pasar. Si bien en ciertos lugares del Sudeste Asiático uno está más expuesto, también te puede pasar en Argentina.
Como tantos laburantes de Working Holiday en Nueva Zelanda, después de transpirar la camiseta y secarse la frente con las manos encalladas, Santiago armó la mochila para su merecido viaje por el Sudeste Asiático.
Lo que no se veía venir es que después de seis meses recorriendo, en Nha Trang le iban a tirar la bomba. Aparentemente el dengue se lo agarró en Ho Chi Minh, donde había una epidemia, pero pudo haber sido en Camboya.
Si te vas a agarrar dengue, al menos que sea como el de Santiago, cuando le quedaban solo diez días de viaje.
Lo primero que sentí fue dolor en el cuello durante la tarde, como una contractura y como si estuviera tirado, muy cansado, pero como había estado el día previo en un parque acuático pensé que era de la posición que uno adopta al tirarse de por los tubos.
Al día siguiente por la noche tenía que tomar un bus nocturno a Hue, pero eso nunca sucedió. Esa misma noche empecé a tener fiebre y mi novia quería que fuera al médico, le dije que aguantaba y que cuando llegáramos a Hue (1 día y medio después) si seguía con fiebre, iba. A las dos horas de decir eso temblaba de fiebre y a las 6 de la mañana estaba en el hospital.
(NdeR: La clásica, las novias siempre nos quieren llevar al hospital y nosotros nos hacemos los duros).
Sí, tengo dengue, pero créanme que está todo bien
Cuando ingresé al hospital no entendían prácticamente nada de ingles, por lo que fue difícil ponernos de acuerdo. Intentaron sacarme sangre, pero como estaba deshidratado no pudieron, así que me dieron agua y me hicieron esperar un rato para poder extraerme. Un rato más tarde me dijeron que tenía dengue.
La verdad me lo tomé con tranquilidad, no entré en pánico, pero me dijeron que tenía que quedarme al menos cinco días internado. La que estaba más preocupada era mi novia, que encima del miedo por el dengue, casi no habla inglés y tenía que arreglárselas sola para cancelar el bus, hablar con el hotel y demás cuestiones.
(NdeR: La clásica 2, las novias siempre se preocupan más que uno).
Tenía Assist Card, que por suerte me cubrió todo (USD 1000). Antes de ir a la clínica me contacté con el seguro, y si bien al principio me dieron vueltas, terminaron haciéndose cargo de todo.
La cura fue estar haciendo reposo e hidratado por cinco días. Me daban Paracetamol, pero no pueden hacer mas que eso. Por suerte no tuve ni hemorragias, ni vómitos, ni diarrea, sí muchísima fiebre los primeros dos días. El hospital era un lujo, mucho mejor que el hotel y me atendieron de diez.
Después del dengue me pinto el bajón mal. Dicen que la depresión es parte de los efectos posteriores al dengue, así que capaz vino por ese lado.
Ya no tenía muchas ganas de nada para el resto del viaje, seguía en Vietnam y corría riesgo de que me volviera a picar, y ahí es cuando el tema se vuelve mas peligroso, porque las posibilidades de que sea hemorrágico aumentan considerablemente.
No quedó otra que usar muchísimo repelente y viajar hasta el regreso. Desistimos de ir a Sapa por precaución ya que nos dijeron que había muchísimos mosquitos.
Creo que es mala suerte que justo te pique el mosquito cabrón, pero es mas común de lo que uno cree. La realidad es que yo lo subestimé un poco el tema y si bien usaba repelente no era todo el tiempo. En mi caso ya estaba terminando el viaje, pero imaginá que te agarre al principio; quedás sugestionado por el resto del viaje, o una persona que va por un período más corto, te caga el plan literalmente.
Recomiendo no subestimar el tema y por más que sea pesado ponerse repelente todo el tiempo.
«Me voy a tomar unas vacaciones de tres semanas en Camboya… ¡y voy a ir sola para que no me moleste nadie!», dijo Flavia allá por el 2012.
Tan bien la estaba pasando que hubo reunión secreta entre la cumbre de los Aedes aegypti, y se decidieron a que Flavia tuviera su suvenir del viaje. Es verdad que en el momento lo sufrió, pero ¿quién le saca la anécdota rápida que deja contentos a todos?
El primer síntoma que tuve (aunque no lo achaqué al dengue) es que todo lo que comía me sabía a pies, con lo que no me apetecía comer demasiado. Ahí pensé que algo raro me pasaba.
A los pocos días empezó una fiebre muy alta, de más de 39 grados. Me automediqué (¡error!), tomándome Ibuprofeno y antibióticos, además de darme duchas de agua fría para bajar la temperatura. Los huesos me dolían mucho también. Era como una gripe a lo bestia.
Después de un día «de baja» me empecé a encontrar mucho mejor, y decidí seguir con mis planes: hacer un trekking por los montes Cardamomos. Aunque me encontraba algo débil, me vi con fuerzas para pasar dos días en la selva. Pero una piedra resbaladiza al cruzar un río hizo que me cayera y me diera un buen golpe. De camino a Phnom Penh, vi que la pierna empeoraba y, como seguía sin hambre y fiebre, decidí llamar a mi seguro de viaje para que me viera un médico. Una vez en el hospital, me pusieron una habitación VIP durante una semana.
Mi diagnóstico fue en dos pasos: el primero, el de la hinchazón de la pierna, que en cuanto lo vieron decidieron abrir la herida al momento por la infección que tenía (previa anestesia local :-P). El dengue «vino después»; la herida de la pierna no dejaba de sangrar y llegaron los resultados de los análisis con un dengue.
Me asusté mucho más con lo primero que con lo segundo. Me fastidió no poder despedirme de Camboya como lo había pensado, pero estaba en el mejor hospital que me han atendido en mi vida y sabía que estaba en buenas manos. Al fin y al cabo, allí curan casos de dengue todos los días.
Lo que sí que me asustó fue decírselo a mi familia. Decirles que estás en un hospital a miles de kilómetros en Camboya… ¡imagínate! Cuando cuento esta batallita todo el mundo me pregunta cómo era el hospital; alguno se pensará que me trataba un chamán jeje.
Así es una pierna con dengue en un hospital camboyano
De los cuatro tipos de dengue que existen, a mi me tocó el dengue hemorrágico, que es el más mortal de todos. Este dengue hace que las plaquetas en sangre bajan a niveles casi nulos y que por cualquier golpe (interno o externo) puedas desangrarte. Por eso no me dejaba de sangrar la pierna.
Así que, entre el dengue y la herida abierta, me tuve que quedar una semana ingresada en el hospital.
El primer día lo pasé en UCI (Unidad de cuidados intensivos) con varias transfusiones de plaquetas, antibióticos y demás medicamentos. El resto de los días los pasé en planta con una rutina bien marcada: visita del médico para limpiar la herida y ver el resultado de los análisis diarios; dormir, comer y charla con las encantadoras enfermeras.
A la semana el dengue había desaparecido, mis plaquetas estaban a un nivel normal y me dieron el alta. Lo que sí que me costó fue que se cerrara la herida de la pierna. A la vuelta a casa estuve tres semanas más de baja y reposo total.
Se dice que si has tenido una vez el dengue y te vuelve a picar el mosquito, te mueres. Nada más lejos de la realidad. Cada vez que te contagias con uno de los cuatro tipos de dengue, creas anticuerpos contra él. Con lo que en tu vida podrás tener, como mucho, cuatro veces el dengue (uno por cada tipo). Por eso yo ya estoy vacunada, al menos, contra el peor.
Otro falso mito que ronda por ahí es que si tuviste dengue no puedes volver a una zona afectada. Después de Camboya he estado en Myanmar, Laos, Madagascar e Indonesia, países en los que los mosquitos transmiten muchas enfermedades. Tener el dengue no me ha hecho cogerle miedo a viajar a zonas de riesgo de este virus.
Yo siempre digo que el dengue y yo estábamos destinados a encontrarnos. ¿Por qué? Pues porque el dengue es un Flavivirus. Así que si no te llamas Flavia, como yo, Flavio, Fabia, Fabio o derivados, no tienes de qué preocuparte 😛
Como consejo, que un hipotético y remoto dengue no te deje con las ganas de visitar países tan interesantes y fascinantes como Camboya. Yo animo a todo el mundo a viajar al lugar que le pida el cuerpo y no se preocupe del dengue, que disfrute del viaje y del camino. Eso sí, sin olvidarse de contratar un seguro de viaje de amplia cobertura y usar repelente de mosquitos fuerte. ¡Mejor prevenir que curar!
Seguí los viajes de Flavia en «Flavivirus around…» no, perdón, en Flavia Around the World y leé la historia completa de su encuentro con el Aedes aegypti en este link.
Parece que los mosquitos del Sudeste Asiático tienen códigos, porque al menos esperan hasta casi el final de tu viaje para infectarte. Así le pasó a Pablo, cuando después de dos meses y medio viajando, llegó a Bali. Si hay ciudades que te atrapan, Ubud fue la suya, porque los cinco días que pensaban pasar recorriendo templos y plantaciones de arroz, se convirtieron en dos semanas.
No todo es dengue en Indonesia
Tenía mucha fiebre, me dolía todo el cuerpo y ni podía abrir los ojos. Vómitos, dolor de cabeza, sentía que me quería morir al no poder aguantar tantos síntomas desagradables. Estaba en calidad de finado, por decirlo de alguna forma. Totalmente vulnerable. Cortinas cerradas todo el día, porque la luz del día me molestaba.
Esa mañana me llevaron a una clínica privada en Ubud y el doctor me diagnosticó el maldito dengue. Ni siquiera hubiera tenido que participar en un casting de The Walking Dead para ser el protagonista de la serie jajajaja.
Lo primero que pensé es que me iba a morir y que sin seguro médico estaba jodido hasta las patas en términos económicos. Pensé en mi polola (con la que viajaba en ese momento) que iba a dejarle toda la responsabilidad de repatriar el cuerpo ¡jajaja! Pensé en mi familia en Chile, que tanto amo y que no iba a poder despedirme de ellos. Todo esto debido a lo que había leído sobre el dengue antes de viajar.
Fui durante siete días a la clínica y el doctor me sacaba una muestra de sangre para ver si el número de plaquetas aumentaba o disminuía. Si disminuía me tenía que internar en el hospital y por suerte nunca disminuyeron. Siempre fueron subiendo de a poco hasta que al séptimo día me dio el alta.
Tuve que tomar unas pastillas que no me acuerdo del nombre y paños fríos para apaciguar la fiebre. El doctor me recomendó comer harta piña. Benditas piñas que me salvaron la vida. He considerado seriamente hacerme una casa del estilo Bob Esponja.
El viaje no terminó después de sanarme. Nos fuimos a Kuta y tuvimos que alargar la estadía ahí, porque la idea era ir a las Gilis, pero leímos que había un brote de otra enfermedad y que si me agarraba esta vez, quizás no la contaba.
Creo que la única enfermedad que agarré (y de la que no quiero sanarme) es viajar, vivir el mundo, conocerlo con mis propios ojos. Cuando estábamos en Kuta, conocimos un chileno que tenía a un amigo al que sí tuvieron que internarlo en el hospital por el dengue. No sé cómo habrá terminado esa historia.
Que te agarre dengue en el Sudeste Asiático es pura mala suerte nomás. Quizás les podría recomendar que vayan con seguro médico (por suerte ahorré mucho en NZ, así que pude pagar el tratamiento solito), pero lo que recomiendo 100% es que viajen sin miedo, si hasta saliendo de tu casa puede pasarte algo, ¿o no? Lleven harto bloqueador, ropas ligeras y trapos para taparse (mujeres) cuando entren a los templos, porque más que sudeste, debería llamarse SUDASTE. Y regateen todo… es un arte que te va a ayudar por el resto de tu vida (Leer Bueno, bonito, barato: aprendiendo a regatear).
Cuatro meses viajó Damián sin problemas por Corea del Sur, Japón, China y Hong Kong, hasta que llegó a Malasia, entusiasmado después de tantas muestras de afecto que hacemos en el blog por nuestro país preferido del Sudeste Asiático.
Pero como siempre decimos, cada viaje es único, y bien lo sabe el protagonista de esta historia. Le robaron en en el hostel que nosotros nos quedamos en Kuala Terengganu y se agarró dengue en Melaka, nuestra ciudad adoptiva malaya.
Aunque seguramente más de una vez habrá querido matarnos, acá está, participando de este post para ayudar a otros viajeros.
El primer síntoma que tuve fue dolor de garganta y una noche de fiebre. Parecía como una gripe normal, porque el dengue suele generar mucha fiebre, pero a mí sólo me duró un día. También sentí muchísimo cansancio y falta de apetito.
En ese entonces estaba haciendo fotos para un restaurante como intercambio por comida. Podía comer platillos muy buenos, pero no se me antojaba nada y ni podía comer. Ahí empecé a pensar que podía tratarse de algo más grave.
Tenía seguro médico con Assist-Med. Me cubrieron la consulta en el hospital y el análisis de sangre para el diagnóstico, pero al confirmarse que era positivo de dengue, se agarraron de la letra chiquita del contrato diciendo que era una enfermedad viral y eso no lo cubrían. Me dejaron tirado y ya no se preocuparon por nada.
Pero lo peor fue que antes de mandarme al hospital a que me revisaran, tuve que pasar por el dictamen de un médico de ellos por vía telefónica. El gil que me atendió me dijo que era una infección en la garganta y me mandó a tomar Ibuprofeno, que luego supe que es lo peor que podés tomar si tenés dengue, por el efecto que tiene en la sangre. Sin duda, esta irresponsabilidad me podría haber matado.
La verdad es que me asusté bastante, porque no sólo espanta tener ¡DENGUE!, sino que además sabía que ya no podía contar con el seguro ni podía pagarlo de forma privada.
Averigüé para atenderme en uno público, pero todos los locales me decían que no iban a hacerme mucho caso porque había mucha demanda y le daban prioridad a los residentes.
También me preocupó que después de venir viajando por cuatro meses, durmiendo en cualquier lado y comiendo cuando se puede, mi sistema inmunológico estuviera bien débil como para luchar con la enfermedad.
«Aunque en la foto estoy sonriendo, se ve que estoy bastante demacrado y más amarillo que Homero Simpson», dijo Damián
En el hospital quisieron dejarme internado, pero como era privado y tenía que pagarlo yo, fue imposible. Tuve suerte de que en ese entonces estábamos trabajando en un hostal a cambio de alojamiento, así que tuve mi propio cuarto para descansar y reponerme de la mejor manera.
No hay medicamentos ni tratamiento para el dengue. Lo que se recomienda es mucho reposo, buena alimentación y horas de sueño. Esto duró como una semana aproximadamente en que prácticamente no salí del cuarto más que al baño, ya que si un mosquito me picaba durante mi enfermedad, podía ayudar a dispersar el virus.
Todos los que amamos viajar sabemos que estamos expuestos a este tipo de cosas. Yo digo que es mejor morir haciendo lo que uno ama que atropellado por un colectivo cuando vas para la oficina. A mí no me cambió nada mi forma de ver la vida ni los viajes. Todavía no encuentro a ningún doctor, de los que he consultado, que me diga que tengo algunas restricciones después del dengue. Por lo que todos me han dicho, mi vida sigue normal.
Algo que yo hice mal (Muuuuy mal) fue esperar a sentirme mejor para volver a hacerme los análisis de sangre. El médico me dijo que eso había que hacerlo cada día hasta que desapareciera el virus, si no se corre riesgo de que bajen dramáticamente los glóbulos blancos y eso es lo que te mata. Así que mientras uno se va recuperando, hay que hacerse el análisis de sangre diariamente.
En la época en la que yo estuve en Melaka, los casos de dengue se habían disparado y eran muchos. También es cierto que en el hostal hubo muchísimos viajeros durante mucho tiempo y sólo me tocó a mí, así que mi recomendación sería sólo estar atento a las zonas de mayor riesgo de este tipo de enfermedades y evitar que te piquen los mosquitos.
Mucho repelente, pantalón y mangas largas (si aguantás el calor) y extremar precauciones durante el amanecer y el atardecer, ¡que es cuando más pican estos cornudos!
Final feliz: Una vez recuperado del dengue, Damián y su mujer siguieron viajando por Singapur, Indonesia e India, y aparentemente se les pasó la bronca con los chicos de Marcando el Polo.
El fin de compartir estas experiencias no es para asustarte, sino todo lo contrario, buscamos prevenir, resolver dudas y mostrarte que aunque nadie quiere que le toque, tener dengue tampoco es tan grave como quizás creías.
Le agradecemos de corazón a todos los que participaron de este post, tanto a Nicolás, Flavia, Damián, Pablo y Santiago, como a los que nos escribieron para contar su historia o darnos el contacto de algún amigo. No pudimos incluir a todos porque se hubiese hecho demasiado extenso, pero los que hayan tenido una experiencia carnal con el dengue, pueden contarla en los comentarios que están más abajo, que a muchos viajeros les va a ayudar.
Con 19 y 21 años emprendimos un viaje que creímos sería de tres meses, pero se convirtió en nuestro estilo de vida. Diez años más tarde, seguimos descubriendo los rincones más remotos del mundo para eliminar la frontera más peligrosa: la que nosotros mismos creamos.
Más sobre nosotrosUn viaje a dedo de 47.000 kilómetros uniendo Asia de punta a punta durante tres años, desde Filipinas hasta Turquía, para descubrir lo que los medios eligen no mostrar.
Inspirados en los mensajes que nos llegan pidiéndonos un empujón para salir de viaje largo, creamos este libro para que pases de la motivación a la acción.
Hola,
cuánto tiempo tardaron en saber que era dengue? a través de qué prueba se sabe?
Muchas gracias
Hola. La incubación es de 7 a 10 días para empezar a sentir los síntomas. Se confirma con un análisis de sangre y el resultado de este análisis esta en 24/48hs.
gracias 🙂
Mi pareja lleva 4 dias con fiebre, este es el segundo ingresado y aun no nos han dado un diagnóstico claro
Hola! En el año 2015 viaje a: Vietnam, Indonesia, Myanmar y Thailandia.
En ese año hubo una seria epidemia de dengue en el sudeste asiático.
Yo volví con dengue que considerando el tiempo de incubación lo debo haber contraído en Ubud, Bali Indonesia.
Llegue con fiebre altísima, dolor de ojos y de huesos y plaquetas bajísimas.
Estuve en buenos aires internado 4 días principalmente por problemas de plaquetas bajas que me provocaron un fuerte sangrado de encias.
Superado esto hasta el día de hoy no tuve ninguna otra complicación.
Evito los lugares donde hay mucho dengue o tomo todos los recaudos posibles. Off, ropa clara, permetrina en la ropa para evitar la reinfección etc.
¡Muchas gracias, Claudio, por compartir tu experiencia con los viajeros!
No queda otra, el seguro de viaje tiene que ser parte del presupuesto cuando organizás el viaje :B que miedito, yo nunca tengo ni una gripe, si me pasa eso muero ajajaj
Tranquila que no vas a morir, acá todos lo tuvieron y están bien vivos jajaja.
¡Saludos!
¡Muchas gracias chicos por dejarme participar en este post!
Espero que esto ayude a quitar falsos mitos sobre el dengue y ver no es el fin del mundo, se sobrevive y encima te hace más fuerte 😉
Un abrazo,
Flavia
¡Gracias a vos por sumarte!
Nadie mejor que vos, que tuviste dengue hemorrágico, para contarlo.
¡Abrazo!
Chicos!! Yo me agarré dengue en Nicaragua!
Como cuentan todos acá, también pensé que iba a ser mucho peor de lo que fue. Como no tenía seguro reservé una habitación privada y me quedé ahí, pero yendo todos los días al hospital a que me hicieran el control de las plaquetas en sangre. Tardé cinco días en empezar a sentirme mejor, y no quedó ninguna secuela. Un poco de pánico a los mosquitos es lo único, pero no tengo problema de volver a una zona en la que haya.
Muy bueno el post, me hubiese gustado leer otras experiencias cuando lo tuve para quedarme un poco más tranquila de que no iba a morir!!!
Saludos!!
¡Gracias por contar tu experiencia, Pato!