Seguimos curioseando por Tokio, buscando esos lugares tan bizarros que parece sólo pueden existir en esta ciudad. Ya habíamos estado en un café con gatos y llevado a nuestro peluche a una agencia de viajes, pero nos enteramos de muchos otros que no queríamos dejar pasar. Uno de esos era un butler’s café, un lugar que las mujeres estaban pidiendo, donde el que te atiende no sea un pelado transpirado con una toalla en la cabeza como en los izakayas, sino un joven elegante que te trate como una princesa.
No es que yo, macho latino de faca en el cinturón y mate amargo, quisiera ser atendido como princesa, pero si lugares únicos era lo que quería conocer, entonces habría que ponerse el tutú…
¿Qué es un Butler’s Café?
Primero lo primero, nadie nace sabiendo lo que es un Butler’s Café, y a nosotros nos llevó más de 25 años descubrirlo. Tardamos, es verdad, pero un día de nuestras vidas empezamos a leer sobre lugares bizarros en Tokio, que sabíamos que existían varios, y nos encontramos con este concepto.
Para empezar a definirlo, vamos con una clase de inglés que difícilmente tengas que aplicar alguna vez en tu vida: Butler = Mayordomo. Ahora que ya sabés lo que es un butler, sigamos hurgando en el tema.
Si alguna vez estuviste en Japón o viste algún documental, tal vez sepas de los maid cafés, donde las camareras son chicas vestidas de colegiala o de manera muy aniñada que juegan al papel de tontita que tanto les gusta a los hombres japoneses. Desde que el cliente recibe el folleto en la entrada, hasta que se va, se transporta a una especie de mundo paralelo donde todo es tierno y colorido. Al hombre occidental promedio nos da ganas de decirle “dale nena, ¿qué te pasa que hablás así?”, pero este rol infantiloide es el sinónimo de sensualidad que los japoneses tienen.
Si los hombres japoneses prefieren a las mujeres zoncitas y dósiles, las japonesas fantasean con el hombre elegante y protector, que juegue el papel de defensor de su ingenuidad.
Entonces llegamos a la aparición de los butler’s café en el 2006, como la versión masculina de los maid cafés, para que no sólo los hombres pudieran ser atendidos por los personajes de sus fantasías. El mayordomo tiene la misión de hacer sentir a la cliente como una princesa, y de hecho es así como la va a llamar.
Pero claro que no alcanza sólo con un grupo de chicos facheros vestidos de mayordomos para tener un buen butler café. La decoración del lugar es igual de importante para que la imaginación pueda seguir volando. Nada de poner a un mayordomo elegante atendiendo un puestito de choripanes en la costanera, claro que no, con lo que las clientes pagan se merecen un lugar ambientado al estilo castillo victoriano. Aunque hay que aclarar que nadie va en busca de una experiencia de lujo real, sino que la idea es jugar a eso.

Swallowtail Butler’s Café
Swallowtail Butler’s Café
“Eeeeeh, ¿a dónde nos metimos?”, fue lo primero que pensamos cuando nos abrieron la puerta el Conde Drácula japonés y su doble de riesgo. Caminamos por un pasillo hasta llegar a una sala muy elegante, con candelabros, cuadros, reloj de pie, un espejo de esos que si te quedás mirando fijo seguro por atrás pasa una nena corriendo y otros detalles paquetes a los que no estamos acostumbrados los que comemos en los puestitos callejeros.
Nuestro menú de invitados consistió en un té de Darjeeling y “Anne Maria”, el clásico del lugar: tres platos que incluye sanguchitos, un scon con mermelada y crema y un postre. Mirándonos desde la penumbra estaban nuestros mayordomos asignados, listos para salir disparados hacia nuestra mesa apenas terminábamos uno de los platos o nuestra taza de té quedaba vacía. Como buen conversador que un mayordomo platónico debería ser, cada vez que se acercaba nos hacía alguna pregunta para empezar una pequeña conversación de no más de un par de líneas, y después volver a esconderse en la penumbra.
Haciéndonos los refinados para no romper con la fantasía del lugar, nos terminamos los tres platitos y nos pusimos a hablar con el Conde Drácula, digo, con Iori, el mayordomo, que nos contó sobre Swallowtail sin dejar su personaje de lado. No me lo puedo imaginar llegando a su casa y tirándose en el sillón a mirar la tele en calzoncillos, para mí que siempre está parado perfectamente derecho y hablando en tono sutil.
Internet todo lo sabe, y a juzgar por las referencias que leímos de este y otros cafés similares, Swallowtail es el mejor de todos. Nosotros no estamos muy metidos en el tema como para confirmarlo, pero sabiendo de la cantidad de gente que viene, parece que el negocio funciona bastante bien. De hecho un amigo español que fue quien nos contó sobre este lugar, se quedó con las ganas de conocerlo ya que llegó sin reserva y no había ninguna mesa libre en todo el día. Según Iori, hay que reservar con bastante anticipación si querés asegurarte un lugar.
Cada cliente tiene que pedir al menos una comida y una bebida, y los turnos son de 40 minutos. Más que un café diría que es un restaurante, ya que hay varios platos para almuerzo y cena, vinos y champagne.
A pesar de que Iori habla inglés, su actuación y todo el juego en el que llevan al cliente lo hubiésemos podido apreciar mucho más si hablásemos japonés.

Bienveniiiiiidos…
La clientela típica
Digamos que una pareja de mochileros extranjeros que estuvieron caminando todo el día por Tokio y llegaron a su cita con los mayordomos muertos de sueño y cansancio, no son justamente los clientes tipo de un butler’s café. Más bien, las clientes son grupitos de chicas jóvenes que no les importa pagar 30 dólares por tres platitos de comida y otros 10 por una tetera, mientras sean atendidas por estos Kevin Costners japoneses.
Grupos de mujeres más grandes, aburridas de sus maridos adictos al trabajo (y a la pornografía) o de su propia vida de oficina, también son habitué.
Por último, tenemos al novio no celoso que le quiere dar una sorpresa a su pareja, o al que no se quiso aguantar más a su novia y la acompañó, aunque durante la comida se la pase jugando a los jueguitos en el celular.
Apariciones cameo hacen algunas familias, parejas gays y mochileros extranjeros que estuvieron caminando todo el día por Tokio y llegaron cansados, muertos de sueño y totalmente desalineados.
En Swallowtail nos cuentan que hay clientes fanáticas (y de billetera que acribilla a cualquier galán) que van ¡todos los días! Para estas otaku hicieron un sistema de puntos que se acumulan con cada compra para tener descuentos o regalos especiales como tés o bebidas edición limitada.
Requisitos para ser un buen Mayordomo
“El proceso de selección y entrenamiento de los mayordomos es tan duro que nueve de cada diez postulantes abandona antes de tiempo”, nos dice Iori. No sabemos si exageró un poco para impresionarnos con el nivel del equipo, pero según dicen los que saben, los butlers de Swallowtail son profesionales de elite.
Lo primero que pensaríamos es que lo más importante es el aspecto físico, o como dicen en los clasificados para no sonar discriminatorios, “la presencia”. Pero no es tan así. Lo principal que tiene que tener un buen candidato es capacidad actoral, de conversación y modales refinados. Después hay otros temas que se aprenden durante el entrenamiento que dura dos meses, como la postura o las técnicas que todo buen camarero maneja (pregúntenle a Dani, lo único que hice yo en un restaurante fue lavar platos y pelar papas, eso sí, como profesional de elite).
¿Por qué no había nadie cuando fuimos?
No, no es que no vaya nadie, sino que los café temáticos son bastante estrictos con las fotos que se pueden sacar. No puede aparecer ningún mayordomo, ni siquiera de fondo, ni tampoco fotos generales del lugar donde aparezcan otros clientes. A lo único que le podés sacar es a la comida y fotos tuyas. Claro que es un poco decepcionante, porque parte de la gracia de ir a un lugar como este es sacar fotos de todo, pero olvidate porque un mayordomo se va a encargar de retarte con estilo.
Como nosotros fuimos invitados de prensa, nos dejaron sacar todas las fotos que quisiéramos, pero para eso nos hicieron ir cuando el local ya había cerrado. Sí, la verdad es que estuvo un poco tétrico eso de entrar a un comedor vacío con candelabros a media luz y que dos mayordomos nos atendieran a nosotros solos, pero si conocer un lugar bizarro era lo que queríamos, eso fue lo que tuvimos.
Estos son los lugares que vinimos a buscar en Japón, particularmente en Tokio. Sí, visitar los templos de Kyoto, pasear por Nara entre ciervos o ver el Monte Fuji desde uno de los lagos son experiencias típicas, pero personalmente, lo que más disfrutamos son estos momentos que nos dejan bien claro que estamos del otro lado del mundo.
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Si querés visitar Swallowtails, podés entrar a su página web y hacer una reserva directamente desde ahí.
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Thank you so much Iori and all the staff at Swallowtail for this opportunity! Arigatou gozaimasu!!
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Lo que daría yo por ir a un café de mayordomos!!! Muero por que me digan»oh hime sama» o «yes,my lady», creo que de ahí me tendrían que sacar arrastrando!!!
Muy buena nota chicos!
Hola Mariana!!!
Qué esperas para abrir un café de mayordomos en tu ciudad???
Eso si, primero un viaje de negocios a Japón 😉
Wuooooo que pasada, me encanta su blog…Me encantaría tener la valentía de ustedes e irme a recorrer el mundo con mi novio… 🙂 Quizás un día me anime y quizás me los encuentre a ustedes por el camino :)..saludos desde Perú y mil bendiciones a ustedes chicos 🙂
Hola Sharon!
Qué estás esperando??? Animate a dar el primer paso, te podemos asegurar que es lo más difícil. Todo lo demás va fluyendo.
Saludos!!!!!! 🙂
Hay gente para todo lo que uno pueda imaginar…por lo visto estan todos en Japon.Los mayordomos parecen muy complacientes y el lugar se ve como un castillo, las fotos que tomaron son impresionantes, reflejan el lugar a la perfeccion me hicieron sentir que estaba alli…se nota que son fotografos expertos.FELICITACIONES!!!
jajaja, si, en Tokio la verdad que no hay nicho que sea demasiado chico, siempre hay público para estos lugares que difícilmente funcionarían en nuestra cultura.
Saludos!!