“Asia para principiantes”, llaman muchos a Singapur. Y tienen razón. Con una visita a la ciudad del león, podés tener un pantallazo de lo que te vas a encontrar en tu viaje por el resto del continente, pero sin las aventuras que significan que una vaca te cuernee por atrás en India, que un nene chino ande con pantañales haciendo pis y caca en el medio de la calle en Beijing, o que un árabe te quiera timar cuando te vende un kebab.
Singapur es Asia en versión relajada, donde las leyes se cumplen, donde ningún auto/moto/camión/colectivo/camioneta te va a pisar si intentas cruzar la calle, ni tampoco te van a cobrar de más por ser extranjero. Bienvenidos a Singapur, el país menos asiático de todos –según muchos-, pero único como pocos.
Si visitás un hawker centre vas a ver los deliciosos currys, rotis y biryanis por un lado; sopa de won ton y chicken rice por otro; y kebabs en la otra esquina. Es que eso es Singapur, una mezcla de culturas, reunidas bajo un mismo cielo y una misma bandera, pero manteniendo sus tradiciones que las hacen únicas.
Un domingo en Little India
Little India es el lugar donde la mayoría de los mochileros suelen hacer base. No es casualidad: acá es donde se encuentran las opciones de alojamiento más baratas y los hawker centres (patios de comida con más variedad). Además, está ubicado a distancia caminable del resto de los atractivos de la ciudad.
Caminar por el barrio te va a hacer sentir como en India, sobre todo si venís un domingo. Las calles van a estar superpobladas de trabajadores disfrutando de su día libre, comiendo un plato de arroz biryani –que aseguran que no es tan rico como el de India que tanto extrañan-, haciendo el obligado envío de dinero de todos los meses a su familia a través de Western Union, o simplemente parados sin hacer nada, viendo la vida pasar.
Salimos a caminar por el barrio un domingo a la tarde y son contadas con los dedos las mujeres que vemos entre tanto trabajador de franco. Más que a los currys, los indios extrañan a las mujeres. Doblamos en Dickson Rd y adelante nuestro caminan dos chicos agarrados de la mano. Uno con una camisa colorida muy ajustada y una cresta que brilla de tanto gel que se puso, el otro con anteojos de sol y una camisa casi idéntica a la de su amigo, pero desabotonada en el pecho. Los dos tratan de imitar las modas de Amir Khan o Salman Khan, sus ídolos de Bollywood, aunque no haya chicas a quien piropear. Ah no, no hay que confundirse, que vayan de la mano no quiere decir que sean una pareja gay, es solamente una costumbre, como la nuestra de darnos besos entre amigos. ¿Y esos dos que están sentados en la vereda, en la esquina de Dunlop y Clive? Nos miran y nos saludan, después se le van los ojos con un grupo de turistas rubias que pasan. Por un momento se olvidan de sus esposas que dejaron en Bangladesh, prometiéndole que cuando obtengan la ciudadanía toda la familia podría venir a vivir con ellos… o de sus novias en Pakistán, que los esperan para casarse. Pero las turistas se alejan, y la conversación vuelve al mismo tema de siempre.
Quien no estuvo en India, ya sabe con lo que se va a encontrar el día de mañana cuando decida recorrer el séptimo país más grande del mundo: una mezcla de colores y olores, de ricos y pobres. Unas cuadras antes de llegar, cuando nos acercamos a ese edificio cuadrado de cemento color naranja que es el Tekka Food Centre, ya podemos saber con los ojos cerrados que estamos en el barrio indio. Curry, tandoor, incienso, flores, transpiración, smog, rotis, masala y más incienso… todos colaboran para formar ese aroma que lo hace tan característico. En esta versión filtrada de India no hay olor a basura, a cloaca o a caca de vaca, porque como te dijimos, esto es Asia para principiantes, y ¡qué alivio que lo sea!
Té, shisha y mezquitas en Kampong Glam
Si caminás unos quince minutos hacia el Este de Little India, vas a sentir que te subiste a una máquina tele transportadora y que te bajaste en Medio Oriente. ¿Habré entrado sin querer a una casa de té de Irán o a una mezquita de Turquía…?, te vas a preguntar seguramente. Ya no hay olor a incienso. Los coloridos negocios vendiendo saris fueron reemplazados por locales de venta de alfombras; los templos con imágenes de Vishnu, Brahma o Ganesha por una imponente mezquita y las canciones de las últimas películas de Bollywood por el llamado a la oración. Hay bares con jóvenes –y no tanto- fumando shisha hasta altas horas de la noche.
“Welcome to the muslim quarter”, nos dice un señor de unos 75 años, con barba blanca y bastón. Lo saludamos y seguimos caminando por Muscat St hasta toparnos con la grandeza de la Mezquita del Sultán. El horario de visita está por terminar, pero todavía tenemos tiempo de pasar. Dani se cubre la cabeza con el pareo que lleva a todos lados, porque en Asia siempre hay que estar preparado para estas etiquetas de vestimenta. Lo que es por fuera no se refleja por dentro, o no se refleja de la manera que esperábamos. No es que estemos hablando del culto a la simpleza, seguro que no, pero es que esas doradas cúpulas acebolladas nos hicieron entrar en busca del paraíso que describe el Corán, con sus ríos de miel y leche y su fruta que nunca se pudre (¿qué olor tendrá el durian en el paraíso?). Pero nos encontramos con una versión más mundana y unas vallas que separan a los infieles como nosotros de los súbditos de Alá. Uno que está despatarrado durmiendo en la alfombra de la sala de oración parece estar más cerca del paraíso que nosotros, que llegamos acalorados de la calle.
Varios paneles informativos responden a las típicas dudas de los no musulmanes. Nos sentamos en el piso y nos quedamos leyendo uno por uno, mientras un voluntario nos mira y nos ofrece su ayuda insistentemente. «¿Los puedo ayudar?» «No, gracias, estamos bien»… «¿Necesitan ayuda?» «No no, estamos bien, gracias»… da una vuelta en la que no tarda ni un minuto, se acomoda la kopia (gorro musulmán) y vuelve… «Les puedo dar estos folletos para que lean, pero también está explicado en estos paneles» «Ah, bueno, entonces mejor seguimos leyendo» «Si si, mejor los dejo que terminen ji ji ji». Cuando pudimos seguir sin interrupciones nos detuvimos en el panel que a la mayoría llama la atención…
¿Por qué las mujeres musulmanas se visten así?
«… En el Islam, una mujer tiene el derecho de ser evaluada por el contenido de su carácter, y no por la forma de su cuerpo. El Islam se destaca por sobre otras visiones del resto del mundo, en la cual las mujeres para poder destacarse deben vestirse de manera tal que satisfagan al hombre. En otras costumbres, las mujeres tienen muchos problemas laborales por no vestirse de una manera que atraiga a los hombres.
Lo más interesante es que las mujeres musulmanas que se cubren su cuerpo apropiadamente, están declarando su rendición a los mandamientos del Creador, y su estatus como una mujer libre. Una mujer libre de los dictados de los hombres, modas o revistas. En muchas sociedades donde las mujeres tienen que luchar contra deudas y pobreza, deben vestirse con ropa que es denigrante. En cambio, una mujer musulmana cumplidora se viste de una manera que la dignifica.»
¿Entonces, las mujeres que no se cubren no son libres porque atraen a los hombres? ¿Pero los hombres no hace falta que se cubran porque igualmente son tan feos que no atraen a nadie? La explicación es confusa, pero antes de pasar por adelante de nuestro insistente amigo le digo a Dani que se cubra bien, por las dudas.
Made in Chinatown
Es difícil distinguir una zona de Singapur como Chinatown, ya que casi el 80% de la población es de origen chino. Pero es acá donde su cultura está en su salsa, y sus tradiciones intactas, incluida la tradición de vender berretadas made in China. A pesar del ajetreo de la rutina de Singapur, para los jubilados parece haberse detenido el tiempo. Pasan horas y horas jugando a las damas y al mahjong, un juego tipo dominó ultra-popular en la tierra de Mao y Sinopec, mientras a su alrededor los turistas, chinos en su mayoría, se agolpan para comprar suvenires y visitar el Templo del Diente de Buda, uno de los más nuevos en el país.
Temple St, Pagoda St, Mosque St… pasamos por un templo hindú y una mezquita. «Pero qué flojitos estos chinos, se suponía que acá tenía que haber templos budistas, shoppings, suvenires de plástico y negocios de Prada y Louis Vuitton… ¿dónde quedaron las tradiciones? Es como que en Little India alguien se anime a cambiar la película de Bollywood y poner una de Jackie Chan», pensamos en un momento de cólera. Pero de a poco nos vamos acercando. «Tiene que ser acá…» le digo a Dani, «… mirá ese perrito rosa a pila que se le prenden los ojos y ladra como un loco, seguro que no dura ni un día» «Ah, pensé que lo decías por el templo gigante ese». Dani no había notado al perrito rosa, pero sí al Templo del Diente de Buda. «¿Otro más? ¿cuántos dientes tenía Buda? ¿y cómo puede ser que todos se quedaron con uno? Alguien está mintiendo, o quizás en su testamento dijo que quería que sus dientes recorrieran el mundo.» La duda no la resolvimos en este templo porque nadie nos mostró el diente, tampoco en el de Sri Lanka cuando fuimos, ni en el de Beijing… pero también hay un diente de Buda en Japón y en Taiwán, y otro en California… menos mal, hay dientes para rato.
Apenas salir del templo tenemos para elegir. Un shopping en frente; una calle exclusiva de puestitos de suvenires a un costado; algunas casas de té en otra calle y un patio de comida. ¡Ahora sí que estamos en China! Yo quería ir a ver de cerca al perrito rosa y sacarme la duda de si era un chihuahua o un caniche, pero las entrañas ya nos hacen ruido. Cruzamos por entre medio de grupos de jubilados jugando al mahjong, no porque tengamos que pasar por ahí, sino de chusmas, y entramos. Es el Maxwell Food Centre y hay un puesto de chicken rice con una cola larguísima. «Bueno, habrá que probarlo, parece el bueno». La gente se saca fotos y se van con una sonrisa de oreja a oreja con su plato. No parece nada especial, es una presa de pollo con un poco de salsa arriba de arroz blanco, pero algo debe tener, o eso supusimos. Todas las mesas están ocupadas, Maxwell se llena para el almuerzo. Nos sentamos al lado de un chino y un indio de camisa y corbata, aparentemente son compañeros de trabajo. Los dos están comiendo lo mismo que nosotros. «Oh, very goos, very goos, thiss iss the best chicken rice in Singapore… even Anthony Bourdain reccommended it!» El chicken rice es uno de los platos nacionales, y si dicen que éste es el mejor, entonces debe ser bueno de verdad…
«¡Ey… esto no tiene nada de especial, es arroz con pollo hervido!» De la mesa de al lado nos escucha una familia de musulmanes malayos y se ríen «Tian Tian’s chicken rice is very famous… you know Anthony Bourdain?», nos dicen. El indio acota, para él el chicken biryani es mejor, pero éste también está bueno. Lo defendemos con lo del biryani, pero no con esto. El chino ya se devoró su plato y dice que pediría otro si no hubiese tanta cola. Los malayos se siguen riendo. Todos discutimos sobre un mismo plato, en la misma mesa y bajo un mismo techo. Esta situación es Singapur en resúmen, todos para uno y uno para todos. Indios, chino y malayos; hindúes, budistas y musulmanes. Podés ir de un barrio al otro notando grandes diferencias, pero siempre hay un punto de unión, donde sin importar raza o religión todos conviven en armonía. Donde el todo significa mucho más que la suma de sus partes.
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Como siempre nos hacen viajar a otro mundo con sus fotos. Tengo una preguntica, para tomar las fotos piden permiso? (Como la de os señores jugando chess o el de la tienda de nombres). O las toman sólo así? Un saludo!
Depende… lo mejor es quedarse un rato ahí hasta pasar desapercibido, y después sacar fotos que casi nadie lo va a notar. Si es directamente a una persona, sí solemos pedir permiso, pero lo mejor es hacerlo cuando están concentrados en su trabajo ya que salen mucho más naturales y reales.
Hola,
Gracias por facilitarnos el poder dejaros preguntas.
Tengo planeado ir 8 dias a Singapur en unos dias, y tras estar buscando cierta informacion sobre donde ir y que visitar, tengo la sensacion de que a lo mejor son muchos dias … Estoy en lo correcto, o me equivoco? Por otro lado, he estado tambien buscando informacion sobre las playas y al parecer tampoco san tan maravillosasa como uno cree. Insisto, todo esto esta basado en lo que he leido y por lo tanto me he encontrado un poco sorpendida… Que opinion teneis sobre las playas de ahi?
Muchas gracias por la informacion que facilitais en vuestro blog.
Hola Isabel, ¿cómo estás? De nada!
La cantidad de días depende de cada persona. Nosotros durante el último viaje estuvimos casi un mes en Singapur y nos encanta. Las playas, eso sí, no son buenas. Tené en cuenta que el puerto de Singapur es de los más concurridos del mundo y eso se nota en el agua. Si buscás playas, mejor ir a las de Malasia o Tailandia.
Muchos éxitos!
Muchisimas gracias por la respuesta.
Estaba pensando en pasar un dia en Bintan, Indonesia. Por lo visto está a sólo una hora en ferry de Singapur. No se si lo conocéis, pero si habéis estado, ¿creéis que es una escapada que se puede hacer en el dia?
Muchas gracias de nuevo por la información tan útil que facilitais.
Hola Isabel, ¿cómo estás?
Bintan es una isla industrial y, para nosotros, no se justifica ir a pasar el día allá. Hay otras opciones en Singapur para pasar el día como Pulau Ubin, por ejemplo.
¡Muchos éxitos!
Hola!!
Antes de nada, enhorabuena por vuestro trabajo, está genial!! 🙂
Voy a hacer un viaje por Filipinas, Singapur, Kuala Lumpur…y tenemos un día colgando…Llegamos un lunes a las 07:00 al Aeropuerto de Singapur, Changii, (y nos vamos al martes a las 10:30 desde ahí de vuelta a españa) y queríamos hacer algo de playa.
Las opciones que he visto son ir a isla Sentosa, que no se qué tal estará, o coger un ferry para ir a Batam. Me gusta la idea de pasar el día por Batam y volver a dormir a Singapur, pero no encuentro información sobre Batam…cogeríamos un ferry que llega al puerto de Nongsa y ahí no se si hay playas libres o lo único que hay son complejos hoteleros.
Habéis estado por ahí? Qué nos recomendáis?
Muchas gracias!! y enhorabuena de nuevo
Hola!
Batam en Indonesia? Estuvimos de paso y no recordamos lindas playas, pero igualmente pagar la visa por sólo un día no se justifica.
Sentosa es una opción, tiene playa, pero no esperen algo paradisíaco: es una isla artificial y el puerto de Singapur es uno de los más transitados del mundo. El agua no está sucia a simple vista pero el tránsito de los barcos se nota.
Si nunca estuvieron en Singapur, les recomiendo que aprovechen ese día para recorrerlo, probar su comida y caminar por sus barrios…
Muchos éxitos!!
Cómo disfruto leyéndolos!!! Aunque no comento en todos los posts quiero agradecerles el impresionante trabajo que hacen.
Hola Nemo! Muchas gracias por estar!
Abrazos desde China!
Muy interesante. Yo estoy en Singapur y es la primera vez que me encunetro con toda esta mezcla cultural. Es tal cual como lo cuentan, apasionante! Lo mejor de todo es la variedad en la comida, y poder ir de una mezquita, a un templo hindú y a uno budista todos uno al lado del otro.
En unos días me voy para MAlasia, mi viaje recién empieza!
We’re still on the road, but all your photos and posts still make me dream about traveling and the world! You write about a place we just visited (Malaysia) and I feel like going back to see it again, inspired in your different experiences! In fact I share with you the impression: my strongest memory about Malaysia is a culturally very mixed and rich country!
I know how hard it is to keep it update, but keep on posting and writing, the outcome is great and the way you write is very interesting, inspiring and funny!
We met you in Malaca, when you were selling postcards (Bruno and Teresa, the buskers =) ).
Thumbs up and… and next: enjoy Thailands great food 😉
Hey!!! Of course we remember you!!
How are you both? We have been checking the videos of your music… IT IS AWESOME!!!! Really impressed. We wish we could hear it live.
We wish you the best in the road and happy travels!
🙂
«Singapur, la cosmopolita» podría ser un buen nombre. Asía en general es cosmopolita: una mezquita, un lugar de comida China, una sinagoga y un templo a Shiva conviven en la misma vereda..Saludos viajeros!