Hace ya bastante comprendimos que las palabras «plan» y «viaje largo» no pueden ser conjugadas en una misma oración. Una cosa es lo que nosotros pretendemos hacer, y otra lo que la ruta nos tiene preparado.
Todavía recuerdo la madrugada del 22 de Marzo de 2015, cuando dejábamos Japón por segunda vez para empezar la última etapa de Eliminando Fronteras. Hacía mucho frío pero queríamos cargar poco, así que le dejamos casi toda nuestra ropa de abrigo a un hombre sin hogar que hacía la fila para ver por fin conseguía una changa para mantenerse un día más. Estábamos llenos de dudas, casi tantas como cuando empezamos en Filipinas. Sabíamos que íbamos camino a Turquía (al Oeste, siempre hacia el Oeste), pero también éramos conscientes de que se venía la parte más difícil, la de los «stanes». En nuestro cuaderno habíamos trazado el recorrido tentativo, y Azerbaiyán claramente no estaba incluído.
La ruta nos enseñó que en la vida no siempre las cosas van a salir como quisiéramos, pero nos dió también los medios para disfrutar de los desvíos.
El recorrido original no pasaba por Azerbaiyán, sino por Afganistán. Suenan parecidos, pero no lo son. Teníamos la visa ya lista en nuestro pasaporte y hasta las personas que nos iban a alojar en Herat, pero cuando todo parecía resuelto, Turkmenistán nos cerró sus puertas en la cara y tuvimos que cambiar el recorrido. Si hay algo que aprendimos en estos casi 7 años de viaje es a seguir las señales que nos da el camino, y ésta fue claramente una de ellas.
Creo que nunca miramos tanto el mapa como esos días. Que si vamos por Kazajistán y Rusia no podemos entrar a Georgia porque esa frontera está cerrada para nosotros. Que si queremos ir para Azerbaiyán vamos a tener que tomar un ferry que nos cruce el Mar Caspio porque no podemos entrar por tierra desde Rusia. Ese ferry es irregular, pero con suerte no tenemos que esperar tanto, aunque primero necesitamos la visa de Azerbaiyán. No, volar seguro que no, ya vamos a encontrar la forma de ir por tierra. ¿Y si intentamos aplicar para la visa de Turkmenistán una tercera vez? No, ya no podemos seguir esperando visas porque se nos va a vencer la estadía en Uzbekistán.
Esa extaña sensación de sentir que el mundo no es tan inalcanzable como pensamos es indescriptible. Ya íbamos a encontrar la manera de seguir y llegar a Turquía, y allá fuimos…
La parte del viaje que tuvimos que cambiar
Para llegar a Azerbaiyán sin volar teníamos dos opciones: cruzar el Mar Caspio en un ferry desde Aktau (Kazajistán), o llegar por tierra desde Rusia. Si bien la última opción nos tentaba, otra vez las fronteras nos demuestran que dos + dos no es igual a cuatro. El hecho que dos países sean vecinos no significa que podamos pasar de uno al otro libremente, incluso aunque tengamos todos los papeles en regla, y eso nos duele. Con el cruce Rusia-Azerbaiyán sólo abierto para ciertas nacionalidades, sólo nos quedaba una vía de entrada: el puerto. Si son 18, 25 o 36 horas de viaje nadie lo sabe, pero tampoco nos importa mucho. No tenemos apuro.
Después de varias horas en el ferry
Llegar a Baku fue, para nosotros, el logro más importante de Eliminando Fronteras. Sí, la felicidad fue incluso más grande que cuando pisamos territorio turco. Atrás habían quedado todos esos países con nombres tan complicados como sus visas que tantos dolores de cabeza nos trajeron. Ya en Baku tendríamos la vía libre para llegar a la meta, aunque eso significara que todavía nos quedaba por recorrer Azerbaiyán, Irán, Armenia, Georgia y, finalmente, Turquía.
Sola es uno de esos personajes que quedan grabados para siempre. Tiene 65 años, una casa en el centro de Baku, y un corazón tan grande como su sonrisa. Su mayor satisfacción es encontrar algún viajero recién llegado a la ciudad e invitarlo a quedarse en su casa. En un mundo donde nos repiten a diario que no hablemos con extraños, Sola es única en su especie.
No la conocimos deambulando por Baku, sino por internet. Está en Couchsurfing, y desde el primer mensaje fue como nuestra abuela azeri que nunca tuvimos. Habiendo llegado a este mundo cuando Azerbaiyán no era un país, sino una República Socialista Soviética más, Sola es como el libro gordo de Petete azeri.
Ella creció hablando ruso, y confiesa que no puede mantener una conversación fluída en azeri. Cuando pedimos su opinión sobre la perestroika, suspira y afirma: «Lo único que nos trajo fue la guerra con Armenia».
Le preguntamos si todavía guarda el pasaporte soviético, y le brillan los ojos. «¿En serio quieren verlo?»
Desaparece y al ratito trae una caja con reliquias soviéticas que bien podrían estar detrás de la vitrina de un museo, pero las tenemos en nuestras manos, solo para nosotros. El pasado se hace presente y el futuro mañana será historia.
Con Sola y el camionero que nos llevó hasta la casa, al que «la abu» lo invitó a pasar y no lo dejaba irse!
Bakú, Azerbaiyán
Nos despedimos de Sola y vamos a la ruta rumbo al Sur. Irán nos espera, pero queremos frenar a dormir en algún lugar de camino para poder cruzar la frontera a la mañana. Miramos el mapa, y Lankaran parece ser el lugar ideal: está en la costa y cerca de Irán.
Ibrahim, el camionero que nos levantó en las afueras de Baku, nos recomienda acampar en la playa. No habla inglés, pero tampoco hace falta. «More, more«, nos dice imitando el ruido de las olas. «Palatca… militar«.
Sabíamos que «palatca» es carpa en ruso, así que supusimos que nos decía que pidiéramos permiso a los militares antes de acampar. Caminamos hacia el mar, pero el camino ya nos advertía que no era el tipo de playa a los que estamos acostumbrados. Había basura por todos lados, y un largo alambrado de púas bloqueaba casi todos los accesos. ¿Y ahora? ¿Dónde acampamos? ¿Viste alguna guest house? Ya estamos acá, lleguemos hasta el control militar y preguntemos.
Por supuesto que las armas intimidan, pero detrás del uniforme encontramos a uno de los tantos jóvenes que recién terminaron la universidad y están cumpliendo su servicio militar obligatorio. Habla inglés, y con una sonrisa nos dice que podemos acampar ahí esa noche, pero que nos fuéramos a la zona de banderas blancas porque todavía quedan algunas minas sin explotar. «Please, be careful».
Mientras caminamos por la playa, otro militar nos llama para convidarnos té. Sin poder comunicarnos verbalmente, nos hace seña de carpa, señala la bandera blanca, y gesticula un OK.
«Si la abuela Sola se entera que estamos durmiendo acá es capaz de venir a buscarnos».
La abuela Sola tenía razón. Lo único que les trajo la caída de la Unión Soviética fue la guerra con Armenia.
«Antes estábamos mejor, a nadie le faltaba nada. Pagábamos muy poco por electricidad y gas, y todos teníamos trabajo. Ahora Baku está creciendo a un ritmo descontrolado, pero son los ricos los que se llenan cada vez más sus bolsillos. ¿Qué nos queda a nosotros? Mis hijos están todos viviendo en Rusia porque acá no tienen oportunidades, y ya me llegó una carta para desalojarme de mi casa, la que viví desde que nací, para tirar toda esa zona abajo y construir edificios. Con lo poco que me dan, sólo me alcanza para comprar una casita lejos, muy lejos del centro de Baku. ¿Qué le vamos a hacer? La vida sigue, y la trato de disfrutar a mi manera.»
Esta nostalgia la notamos en todos los países ex soviéticos, sobre todo en la gente de la edad de Sola, que le tocó sobrevivir en la década del ´90 casi sin servicios, porque los rusos se llevaron todo y tuvieron que empezar de cero. ¿Todo tiempo pasado fue mejor? No lo sabemos, pero hay veces que sólo apreciamos las cosas cuando las miramos en retrospectiva.♦
Con 19 y 21 años emprendimos un viaje que creímos sería de tres meses, pero se convirtió en nuestro estilo de vida. Diez años más tarde, seguimos descubriendo los rincones más remotos del mundo para eliminar la frontera más peligrosa: la que nosotros mismos creamos.
Más sobre nosotrosUn viaje a dedo de 47.000 kilómetros uniendo Asia de punta a punta durante tres años, desde Filipinas hasta Turquía, para descubrir lo que los medios eligen no mostrar.
Inspirados en los mensajes que nos llegan pidiéndonos un empujón para salir de viaje largo, creamos este libro para que pases de la motivación a la acción.
Hola chicos!! estoy planeando mi ida por esos sectores y creo que justo aca me cruzo con mi vieja! Fan de las playas.. tengo que hacer la pregunta obligada porque la verdad que veo poca info, hay playas disfrutables? o estan contaminadas por la gran cantidad de petroleo?
Graciass
una pregunta mas asociada a eso.. que cuidades hicieron al final de azerbaiyan? la visa de 5 dias se saca al llegar?
Hola! Solo estuvimos en Bakú y en la playa que contamos en el posteo. Con 4 noches, no nos dio para más.
Esta visa de tránsito no se puede sacar on arrival, hay que tramitarla con anticiáción en el consulado de Azerbaiyán.
¡Saludos!
¡Hola hola! ¡Qué bueno que te encuentres con tu mamá!
Mmmm, por lo que tenemos entendido, no hay lindas playas en Azerbaiyán. Pueden encontrarse en Georgia mejor jajajaja
¡Muchos éxitos!
Hola marcopólicos!
¿Cómo hicieron con la visa de Azerbaiyán? Aplicaron a la visa de transito de cinco días o cómo fue?
Gracias y abrazos con medialuna de dulce de leche desde Bishkek!
Eyyy! Sacamos la visa de tránsito de 5 días, porque la otra es demasiado cara. Fue fácil, y la sacamos en Aktau, Kazajistán.
Besos y abrazos!
[…] Post con grandes soluciones ante problemas para cruzar fronteras […]
No nos cansamos de leerlos chicos! Que buenas historias, acampar en una playa minada?? WOW
Nosotros empezamos hace poquito (después de haberlos leido tando desde nuestras oficinas en Buenos Aires mientras soñabamos hacerlo algun día) y acá estamos! También empezamos a entender que no siempre las cosas salen como queremos, pero que siempre pasa por algo y tratamos de sacarle lo mejor a cada experiencia!
Por más historias increibles! Abrazo!
Hola chicos! Cómo andan?
Felicitaciones por haber empezado el viaje tan esperado! Les mandamos un abrazo enorme!!!
Chicos,
Cada vez que los leo siento una profunda admiracion. Yo llevo solo 4 meses en ruta y creo entender (un poco) lo duro, hermoso, poco glamoroso, maravilloso y miles de adjetivos mas que tengo en mente sobre la experiencia de viajar. Pero he aprendido lo que ustedes han repetido mil veces, hay muchisima mas gente buena que mala en el mundo, y mas que los paisajes y los monumentos, es la gente la que hace de esta experiencia sea unica.
Un abrazo gigantesco,
Esteban (chileno de nacimiento pero ciudadano del mundo)
Sin dudas Esteban, hay mucha más gente buena ahí afuera que mala, y cuanto más viajes, más serán las experiencias que te hagan reconfirmarlo.
Te mandamos un abrazo grande. Buenas rutas!
Ojalá siempre tengan ese algo o alguien que los protege… Besossss
Hola chicos, bueno no me canso de decirles GRACIAS!! la última foto de la carpa me trasladó a ese momento, me los imagino ahí diciéndose que hacemos en el medio de una playa minada!! y por otro lado diciendo WOW estamos en una playa minada!! ese sentimiento totalmente contrario y espectacular que te dan las nuevas experiencias. Ni hablar de toda la historia que me enteré leyéndolos.
Muchas Gracias!!
PD: Qué buena pinta que tiene el desayuno turco!!
Hola Claudia! Cómo estás? Muchas gracias por el mensaje!
Sí, es como vos decís, teníamos esos mismos pensamientos.
El desayuno turco es lo mejor, te lo súper recomendamos.
Abrazo desde Turquía!